Las candidaturas unificadas de la alianza Va por México en la contienda por las gubernaturas de Coahuila y el Estado de México así como en la ruta hacia el 2024, confirman que, dentro del PAN, el PRI y el PRD existe el realismo necesario para enfrentar las actuales circunstancias políticas. La alianza goza de cabal salud a pesar de los rudos ajustes y presiones que ha tenido que soportar, derivadas —en gran medida— de estratagemas de sus detractores.

Con los pies bien puestos sobre la tierra y con el oído pegado al territorio, los liderazgos de los tres partidos fundadores de la democracia mexicana contemporánea han demostrado que sí es viable un frente político amplio que esté de acuerdo en lo esencial: que nuestro país merece un futuro libre, democrático, plural y mejor.

Morena juega más allá de las reglas. Ganarle al nuevo populismo mexicano exigirá estar dispuestos a jugar al filo de la navaja, dentro de las normas democráticas. Salvar a la democracia y darle al país un nuevo capítulo de prosperidad y justicia, más allá de las revanchas guindas, va a requerir inteligencia, audacia y valentía.

La alianza Va por México ha alcanzado ya ese grosor de piel que será necesario para 2023 y 2024. Esta madurez no es cosa menor, de hecho, es el cimiento sobre el que es posible construir una nueva mayoría plural que reconcilie al país.

Con visión de la realpolitik entre las fuerzas aliadas, lo que sigue es poner manos a la obra para disponer de una oferta política concreta, directa, atractiva y que capture el interés real y el entusiasmo de la ciudadanía.

Si nuestra plataforma se basa únicamente en “detener” a Morena; si queremos ganar solo denunciando tropelías y abusos de las administraciones guindas y sus abanderados; o si nuestra principal divisa es meramente salvar la convivencia democrática —meta noble y trascendental, pero abstracta—, no lograremos entusiasmar al electorado porque esos argumentos, en sí mismos, no se tatúan en corazones y mentes. Manuel Gómez Morín, el fundador de nuestro aliado, el PAN, lo decía con mayor elocuencia: “Hay que mover las almas”.

Si queremos ganar para que el país se encarrile en un mañana de desarrollo y justicia, con libertades públicas y cívicas garantizadas, tenemos que salir a ofrecer beneficios concretos en las áreas críticas para las familias y sus presupuestos: salud, empleo, apoyo a la tercera edad, respaldos para los jóvenes y la mujer, vivienda, la seguridad pública posible, transporte, el campo, y otros.

Que nuestra oferta social y económica sea más robusta, generosa y efectiva que la de Morena es esencial, con la enorme ventaja de que el bienestar que la alianza Va por México ofrece es, por naturaleza, incluyente y no exige sumisión política a cambio.

Si existen lugares idóneos en los que Va por México puede desarrollar una plataforma con talante realista, es en Coahuila y el Estado de México, dos entidades que, juntas, concentran a casi el 16% de la población mexicana. Allí, desde el plano local, la oferta socioeconómica innovadora y generosa si se ha hecho realidad y tiene credibilidad acumulada. Allí podemos salir a plantear a la ciudadanía esta disyuntiva de elegir entre bienestar social duradero con libertad, o bienestar efímero con sumisión.

Esa es la ecuación necesaria para el 2023 y el 2024. Tengamos la agudeza, el pragmatismo y hasta la rudeza necesaria para salir a defender con efectividad los ideales democráticos y el civismo tolerante que nos tomaron décadas construir.

La mejor noticia para nuestro país en este inicio de año es que la alianza Va por México, va.

Secretario de Acción Electoral del CEN del PRI
 

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