Gustavo Cerati, el genial músico de Soda Stereo, lo tenía claro: “Siempre es hoy”, por más que se intente nunca es ayer y menos mañana. Lo que ocurre hoy es lo que interpreta el pasado y lo que fragua el futuro.

Ese “hoy” que definirá el pasado y construirá en buena medida el futuro democrático en nuestra República, es la elección en el Edomex.

Morena abrió su campaña mexiquense con el repertorio usual: su única propuesta de fondo es el “ajuste de cuentas”, avivar el enojo social y convocar a barrer con las instituciones sin plantear nada concreto. A esta vaguedad calculada no le interesa que analices propuestas, sino que detestes a alguien. Por ello, la apuesta guinda es que, bajo una lógica de descarte, la gente vote por Delfina por los problemas que “durante casi 100 años han padecido los mexiquenses”—sí, así lo dicen: "casi 100 años"—.

Se trata de repetir el modelo catártico que llevó a AMLO al poder en el cada vez más lejano 2018. Como si los casi cinco años de resultados cuestionables del gobierno federal y de las gubernaturas y alcaldías de Morena no contaran; como si Delfina no tuviera una trayectoria más que cuestionable.

En el otro extremo tenemos la campaña de la coalición "Va por el Estado de México" y su candidata, Alejandra del Moral, que se asume como abanderada de un proyecto de gobierno plural con la ciudadanía, antes que como militante. Del Moral no quiere construir una victoria sembrando odios, porque sabe que las llamas son algo muy difícil de controlar. Dos propuestas de campaña—universales e indiferentes a simpatías políticas—demuestran esa intención: el Salario Familiar y el Seguro de Desempleo.

La democracia en México nunca se ha ciudadanizado de forma integral, porque no se ha hecho el esfuerzo por dar a los ciudadanos un mínimo de bienestar que les permita participar en los ejercicios colectivos con autonomía y certeza. Y es que cuando los ciudadanos tienen cubiertas sus necesidades básicas como alimentación, vivienda, educación y salud, son más propensos a participar plenamente en la vida política y social, ya que tienen más tiempo y recursos para dedicar a estas actividades. En círculos académicos, esta dinámica es conocida como "postmaterialismo", un término popularizado por el politólogo Ronald Inglehart en 1977.

Ser ciudadano de forma efectiva exige serlo en lo jurídico, lo político y, sobre todo, en lo social. Así, la verdadera política social no significa sólo combatir la pobreza, sino garantizar a todos los ciudadanos que no caerán en ella, pues habrá una "red de protección" para que todos los que trabajan duro, emprenden y quieren ser dueños de su propio destino reciban “ese cachito para que les alcance”.

En las sociedades modernas, la verdadera libertad la da la estabilidad económica personal y familiar, misma que, según la teoría postmaterialista, se traduce en democracias más vibrantes, sociedades más participativas y, por ende, en gobiernos más vigilados. Un Salario Familiar garantizado para hombres y mujeres —que es la evolución y expansión del exitoso Salario Rosa que ya beneficia a más de 700 mil mujeres mexiquenses— y un Seguro de Desempleo, apuntan en esa dirección.

Este es el trasfondo en la batalla por el Edomex: una opción que mira al pasado para fabricar agravios, encender conflictos y capturar conciencias y otra que busca la reconciliación, entendiendo que los mexiquenses necesitan un mínimo de garantías económicas para ser realmente ciudadanos libres que puedan dar un mejor futuro a su familia.

Esto es lo que está pasando hoy. No ayer, no mañana. Hoy.

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