Varios analistas coinciden que el aumento de ingresos explica el resultado electoral a favor del partido gobernante. Incluso hay quienes aducen un “gran” efecto redistributivo de las políticas actuales.

Conviene dimensionar cuánto subieron los ingresos y de donde provienen. Los análisis mencionan como acciones clave a los programas del gobierno y el aumento del salario mínimo (SM). Veamos:

Los programas de transferencias monetarias duplicaron su gasto, su presupuesto son 647 mil mdp en 2024, 109% más en términos reales que en 2019. Sin embargo, solo el 33% de los hogares de menor ingreso reciben estos beneficios, mientras que antes llegaban al 59%. Los hogares de menores ingresos reciben 632 pesos al mes por transferencias de programas gubernamentales. Esto representa el 9% de su ingreso (“Hogares de menor ingreso” son los cuatro primeros deciles, 40% de los hogares).

Se gasta el doble en los programas, pero el efecto redistributivo es mínimo. El incremento del presupuesto se acumuló en hogares de mayor ingreso. La reducción de la pobreza no es producto de los programas de transferencias del gobierno, sino de la mejora del ingreso laboral.

El 89% de los hogares percibe ingresos por trabajo y este ingreso aporta 75 centavos de cada peso del ingreso líquido de todos los hogares, mientras que los programas representan 3 centavos de cada peso (Fuente: INEGI – ENIGH de 2018 y de 2022).

De fines de 2018 a inicio de 2024, el ingreso laboral por persona se incrementa 19% en términos reales, 671 pesos mensuales en 5 años. Esto es 134 pesos más al mes, en promedio, cada año (datos Coneval).

Sin duda el incremento al salario mínimo (SM) fue una política acertada del gobierno. Pero hay que tener claro: subir el SM es un decreto, mejorar el ingreso laboral de la fuerza de trabajo es un resultado de la economía real, pues la mayoría no gana el mínimo. Y peor aún si el incremento aún es insuficiente.

El incremento al SM se quedó corto, aunque duplicó su valor real estos 6 años. En 2024 el SM general no supera el umbral de pobreza, pues no alcanza para adquirir dos canastas básicas, le faltan 1,500 al mes.

De hecho, todavía en 2024, 65% de quienes tienen trabajo subordinado y asalariado (empleo) carecen de salario suficiente para superar el umbral de pobreza de dos personas (Datos INEGI-ENOE 2024-I).

El resultado electoral tiene varias explicaciones posibles. La gratitud de quienes reciben transferencias gubernamentales seguro cuenta. La presión ilegal e inmoral de la estructura partidista enquistada en la Secretaría de Bienestar, denominada “servidores de la nación” sobre quienes reciben los programas, también explica una buena parte.

La otra parte, puede ser la mejora del ingreso, en un ambiente macroeconómico de estabilidad. Lo que hay que tener claro es que no existe una política redistributiva real y de gran alcance y que la mejora del ingreso laboral es producto del esfuerzo de las personas que trabajan y en todo caso, de las empresas que dan trabajo y pagan los salarios.

Para reducir pobreza y desigualdad, la solución es económica y sobre todo laboral. Pero la política laboral requiere diálogo social y concertación de acuerdos. Será la única manera para erradicar los salarios de pobreza y sobre todo para que haya salarios dignos. Si no, seguiremos “mejorando” a cuenta gotas.

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