El proyecto de presupuesto 2021 para la salud es inaceptable. Pareciera que no vivimos en la peor emergencia sanitaria. El proyecto de presupuesto 2021 para la salud es casi igual al original de 2020. Se aprobaron 634,625 millones de pesos (mdp) en 2020. Se proponen 664,660 mdp para 2021. Un incremento nominal de 4.7%. Descontando la inflación, un incremento menor al 2%.
El problema del presupuesto 2021 para la salud es triple: 1: No contempla recursos extraordinarios para hacer frente a los estragos de la Covid-19. 2. No asigna recursos para dar cobertura a quienes estaban excluidos del “seguro popular”. Y 3. Mantiene la desigualdad del gasto público. Explico cada uno.
1. No se atiende la emergencia. No hubo asignación extra durante 2020. Los recursos que se usan para atender a pacientes con Covid-19 se quitaron de otras partidas. Y en 2021 se propone un presupuesto similar. Incluso se reduce el presupuesto de infraestructura, como si no hicieran falta camas de hospital o respiradores.
El resultado trágico es que ya tenemos muy alta mortalidad por Covid-19. Y también hay una mayor mortalidad por otras enfermedades. Esto es una grave negligencia. Muchas son muertes evitables.
2. No hay presupuesto para avanzar hacia la Cobertura Universal de Salud (CUS). Al crear el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y desaparecer el “seguro popular”, el compromiso es que todas las personas tengan acceso a servicios de salud, sin exclusión.
La reforma a la Ley de Salud establece que las personas sin seguridad social tendrán atención a través del Insabi, pero el presupuesto asignado para ello es similar al que tenía el Seguro Popular en 2020, que dejaba fuera 20 millones de personas y no garantizaba acceso efectivo. La exclusión se mantiene. Se incumple un compromiso que hoy es esencial: el derecho a la salud para todas las personas.
3. Es muy grave que la salud para personas pobres reciba mucho menos. Mientras que el presupuesto por persona para los servicios de salud de Pemex es de $13,293 y el destinado a quienes tienen seguridad social se ubica entre $ 4,665 (ISSSTE) y $ 4,626 (IMSS), lo destinado a la población sin seguridad social, es casi la mitad: $2,602. O sea, 5 veces menos que lo asignado a quienes trabajan en Pemex, para quienes viven en pobreza.
El mayor agravio es que al IMSS Bienestar, que atiende zonas indígenas y rurales marginadas de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Michoacán, Hidalgo y otros 9 estados, se asignan únicamente $1,081 por persona, la doceava parte de lo que reciben los servicios de salud de Pemex. (Agradezco los datos de presupuesto per cápita al CIEP)
Si en la salud, que debiera ser la prioridad nacional número uno, no se genera un piso de igualdad, el discurso a favor de “los pobres” queda hueco.
Garantizar la misma calidad de atención es indispensable para lograr Cobertura Universal de Salud (CUS). Para ello el primer paso indispensable sería asignar recursos iguales a los subsistemas.
Hay consenso en que un primer paso es un presupuesto que permita equilibrar al menos el gasto por persona para quienes están excluidos de la seguridad social.
Desde “Frente a la Pobreza” estamos impulsando una petición ciudadana a la Cámara de Diputados para que se asigne 1 punto del PIB —240 mil mdp— a Insabi e IMSS Bienestar, en el presupuesto 2021. Un punto del PIB para la salud. Un punto por la igualdad.