La ENIGH 2022 confirma el bajo nivel del ingreso laboral de millones de personas. Conviene tener algunos datos claros y completos: porcentaje y cantidad para ponderar los avances.

Si los datos son comparables se reducirá la pobreza más de 6 puntos porcentuales respecto a 2018 y se evidenciará la debacle en servicios de salud. Pero antes de adelantar análisis, es preferible esperar a Coneval.

De entrada, para que confirme si los datos son comparables. Esto no es una sutileza académica. Sin datos comparables, es imposible medir la reducción real de pobreza. (Ver por ejemplo las dudas del ex director de Inegi, que fuera responsable de ENIGH previas: https://twitter.com/EdgarVielmaEVO/status/1684408530529398784?s=20)

La ruptura de la comparabilidad no sería nueva: En tiempos de Peña Nieto hubo un intento de impactar la medición de pobreza, “mejorando” la forma de captar el ingreso. Coneval no lo permitió. Hay que exigir que la comparabilidad y certeza de los datos estén garantizadas. Esperemos que la fecha pospuesta permita la revisión exhaustiva y rigurosa por parte de los consejeros.

Con esa salvedad, veamos datos clave de la ENIGH

1. El promedio del ingreso de los hogares es de 21,232 pesos al mes, pero la mitad de los hogares tienen un ingreso menor o igual a 15,776 pesos. La diferencia son 5,456 pesos. Casi 2/3 de los hogares ganan menos que el promedio. Nota: considero mejor usar montos mensuales, en lugar de trimestrales, para mayor comprensión.

2. Hay una mejora respecto a 2018, en ingreso total y en ingreso por trabajo. Paradójicamente la mejora muestra al mismo tiempo que aún es insuficiente y que se debe avanzar más y más rápido.

3. La principal fuente de ingreso es el trabajo. El punto medio (mediana) del ingreso por trabajo es de 10,272 pesos. La mitad de los hogares ganan esa cantidad o menos por trabajar.

Dos datos más para dimensionar la mejora: entre 2018 y 2022, los hogares del decil I (de menor ingreso) pasaron de 1,469 a 1,960 pesos en ingreso por trabajo (valor real). Un incremento de 30%, o sea 436 pesos más al mes.

El decil II, subió de 3,575 a 4,061 pesos en ese periodo. Son 485 pesos más, o sea 14%. Para dimensionar recordemos que 4,061 pesos, el promedio del ingreso laboral del 20% de los hogares, no cubre el costo de la canasta básica para UNA persona.

4. La discusión politizada sobre el mérito de la ligera mejora del ingreso, aporta poco. La mejora del ingreso es resultado del esfuerzo de las y los trabajadores y de las empresas que pagan los salarios, no proviene de las transferencias gubernamentales:

De 2018 a 2022 se duplicó el monto transferido por programas gubernamentales, pero en total representan sólo 2 pesos 80 centavos de cada 100 pesos de ingreso de los hogares. Además, 2/3 partes de la población y 61% de los hogares de los deciles más bajos (I a IV) están excluidos, sin recibir programas. El aumento de recursos se canalizó en mayor cantidad y proporción para los deciles más altos, y todos los deciles reciben casi lo mismo.

Para enfrentar la desigualdad y la pobreza, la vía indispensable es el trabajo digno con remuneración suficiente. Pero una política laboral requiere diálogo social y concertación, sobre todo si busca alinear mejora salarial con mayor productividad. Ese es el reto político para un gobierno que quiera avanzar más y más rápido en la mejora del ingreso en el futuro.

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