El incremento al salario mínimo 2024 (SM) es un buen paso, pero es importante tener claro que quienes ganan el salario mínimo general (SMG) aún no salen de la pobreza.
Es cierto que el salario mínimo se ha recuperado sustancialmente de 2017 a la fecha. El salario mínimo general (SMG) de 2024 serán casi 7,500 pesos al mes. Pero ese monto aún no cubre el umbral de la “pobreza salarial”. En números redondos, le faltan 1,500 pesos por mes, 50 al día.
El umbral de “pobreza salarial” se fija por el costo de la canasta básica (CB) de Coneval para dos personas, pues el salario debe ser suficiente para quien trabaja y su familia. No basta entonces que alcance para una persona, para mantener una familia lo mínimo es mantener, al menos, a otra persona. Y es que en promedio, en familias de 4 personas hay 2 perceptores de ingreso. Por eso, el umbral de “pobreza salarial” es el costo de dos CB.
Al mes de octubre el costo de la CB usada por Coneval como “línea de la pobreza” son casi 4,400 pesos. Para los primeros meses del año, rondará los 4,500 pesos. Para “brincar” el umbral de “pobreza salarial” en 2024 se requieren 9 mil pesos al mes.
Conviene aclarar que la CB “de Coneval” no es la misma “canasta básica” que difunde Profeco, y que incluye solo alimentos (y algunos productos básicos del hogar como jabón y papel higiénico). La canasta de Profeco tiene su origen en los “pactos” de control de precios de los 80 y no ha sido actualizada en su contenido.
La canasta básica de Coneval fue diseñada hace más de 25 años por Inegi con asistencia de la Cepal, con base en requerimientos nutricionales, para fijar la “línea” o umbral de la pobreza. Esta CB ha sido actualizada recientemente conforme a hábitos de consumo y necesidades de las familias en México. La CB de Coneval cubre una canasta alimentaria y una “no alimentaria”, además de alimentos y productos básicos, incluye otros gastos de la vivienda (gas, luz), ropa, calzado, transporte.
Otro dato para continuar la recuperación gradual del SM, es que el salario mínimo en la frontera (SMF), ya rebasa el umbral de “pobreza salarial”. El SMF para 2024 serán casi 11,250 pesos al mes. Son 3,750 pesos de diferencia por mes con el SMG. Tanta diferencia carece de sustento y no es una buena política.
El ajuste de 20% al SMF puede generar efectos negativos. Y con ello, el mayor riesgo es que frene la recuperación del SMG. El monto del SMF pone más barreras a la relocalización cercana de las cadenas de suministro en América del Norte (“nearshoring”). Puede disuadir inversiones y creación de empleos. Seguir subiendo el mismo porcentaje “parejo”, lo único que hace es abrir la distancia entre el SMF y el SMG, que aplica en casi todo el país.
También conviene subrayar que si bien la aprobación del SM es una política pública, no es un “programa gubernamental”. La mejora de los salarios es posible por la disposición de las empresas que participan en la decisión y sobre todo porque cubren el costo de los salarios (cuyo porcentaje de referencia para el ajuste en 2024 es 6% —no 20%).
Por eso, hay que reconocer las iniciativas empresariales que voluntariamente quieren ir más allá, hasta lograr “salario digno”, que es un monto mayor, pues debe cubrir más necesidades, una “canasta” con más bienes y servicios. El “salario digno” no puede ser impuesto por decreto, requiere mejorar la productividad y es decisión voluntaria de cada empresa.
El libro “¡Súbanle! Salario Digno. Propuestas para una prosperidad equitativa”, presentado en la FIL Guadalajara la semana pasada es una obra colectiva impulsada por Coincydes, Transversal y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, que quiere impulsar esas iniciativas.
Consultor internacional en programas sociales. @rghermosillo