Las raíces estructurales que causan la pobreza en México no se han modificado. Las desigualdades en salud y educación, combinadas con la pobreza creada desde el sistema laboral permanecen.
En las colaboraciones anteriores, compartí el diagnóstico de estas causas y dos propuestas de cambio estructural (EL UNIVERSAL, 12 y 26 de septiembre).
Cierro ahora con 7 acciones que permiten ir a la raíz de la pobreza. El propósito final sería construir un piso parejo de derechos que posibilite la igualdad de oportunidades, empezando por la raíz económica:
1. Aprobar ya un salario mínimo general suficiente para adquirir dos canastas básicas. El salario en la frontera ya cubre ese monto. Es urgente que en el resto del país quien trabaje pueda mantenerse a sí misma y otra persona por encima del umbral de pobreza.
Esto requiere que en el próximo aumento, suba más el salario mínimo general que el de la frontera. Para eso sirve el monto en pesos. Basta de usar un porcentaje parejo que solo distorsiona y abre la distancia entre los salarios mínimos “altos” y los que no llegan a lo básico.
También desde el sector privado se debe avanzar en la iniciativa empresarial por salario digno, porque no basta pasar “de panzazo” el umbral de pobreza. Las empresas pueden establecer planes de mejora de productividad y remuneraciones para que quien trabaje viva con decoro y sin penurias. El salario digno tiene un monto que no se puede fijar por decreto y cubre mucho más que la canasta básica.
2. Aprobación del sistema nacional de cuidados con presupuesto suficiente que permita la inclusión económica de las mujeres. De inicio hay que incrementar la infraestructura de servicios de cuidado infantil, las escuelas de tiempo completo y otras modalidades de cuidado.
3. Una política integral de empleabilidad para jóvenes oportunidad. Una política que articule (i) la mejora de los subsistemas técnicos de educación media superior para que tengan mayor vinculación con las ofertas laborales, (ii) becas bien asignadas a estudiantes de menores recursos para reducir deserción, (iii) opciones de 2ª oportunidad para concluir la educación media superior para jóvenes en rezago educativo y (iv) un programa de aprendices y primer empleo, que combine el desarrollo de habilidades socio emocionales (“blandas”), la capacitación técnica y los servicios de inserción laboral.
4. Fondos y apoyos técnicos y de comercialización para el fomento de la economía social y el emprendimiento productivo, con prioridad en las zonas indígenas y rurales, y que promueva la economía circular, la protección forestal, del agua y de otros recursos naturales y la economía del cuidado.
5. Un acuerdo nacional por la educación de calidad para las zonas de mayor rezago social.
6. Aprobar un plan multianual de integración operativa y funcional de los subsistemas públicos de salud, priorizar la atención primaria con acciones que permitan la prevención, atención al riesgo, detección oportuna y control temprano de las enfermedades, especialmente las de mayor prevalencia y causa de mortalidad así como equidad presupuestal.
7. Y por supuesto, garantizar acceso ágil y transparente de los hogares en pobreza a los programas de transferencias monetarias, sin exclusión y sin sesgos políticos, a través de un padrón único, alejado de manejos electorales.
Con estas medidas es posible ir a la raíz de la pobreza y crear condiciones de movilidad social y un auténtico sistema de bienestar.