Tras 10 días de intensa polémica, la salida de Santiago Nieto al frente de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), relevado por Pablo Gómez, abrió incógnitas que van más allá del escándalo del momento, para extenderse sobre las implicaciones de este sacudimiento decretado por el presidente López Obrador en un área muy sensible en materia legal y políticamente explosiva. Le comparto tres de esas interrogantes.
1.- Los motivos. El Presidente había mostrado incomodidad sobre el desempeño de Nieto Castillo, al que recibió en Palacio semanas antes de la boda de éste en Antigua, Guatemala. En ese encuentro, el mandatario le pidió poner fin a las fricciones acumuladas casi desde el inicio de la administración con el fiscal Alejandro Gertz.
No hay noticia de que Gertz haya recibido el mismo extrañamiento. Fue él quien hizo imputaciones reiteradas contra Nieto por presuntamente violentar el debido proceso judicial al difundir congelamientos de cuentas bancarias de particulares, personajes públicos y empresas privadas.
La irritación del fiscal incluyó admitir demandas penales presentadas contra el entonces titular de la UIF por parte del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya. Fuentes aseguraron a este espacio que en la FGR se acumulan al menos siete demandas de este tipo sobre Nieto. Él había elevado acusaciones respecto de Lozoya desde que se desempeñó como fiscal electoral en la administración Peña Nieto , la que lo cesó por ese motivo en octubre de 2017. Esta nueva salida coincide con el derrumbe del pacto que permitió a Lozoya permanecer libre durante más de un año.
2.- “Ten paciencia”. La tarde del lunes 8, Nieto Castillo se reunió en la Secretaría de Gobernación con su titular, Adán Augusto López , quien le reveló su inminente relevo ante el malestar que la mañana de ese día había manifestado López Obrador en torno a la boda. Nieto difundió su renuncia e informó de ello al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, casi al unísono con el anuncio oficial sobre la llegada de Pablo Gómez. López Hernández le había adelantado en esa conversación a Nieto que recibiría una invitación presidencial para otro cargo, pero le advirtió: “Ten paciencia…”. También aclaró que le sería conservado el mismo cuerpo de seguridad que él y sus cercanos tuvieron asignado cuando se desempeñó al frente de la UIF.
¿Cuál será el destino de Santiago Nieto? ¿De qué dimensión es el capital político y social que logró construir, y qué hará con ello?
3.- ¿Continuidad o rebatinga? La sonora caída de Nieto en la UIF estuvo antecedida por la ampliación de sus conflictos en el primer círculo presidencial. Ello había incluido a Julio Scherer Ibarra, el consejero jurídico de Palacio que dejó el puesto en vísperas del informe presidencial del primero de septiembre. Semanas antes de la crisis en la UIF, el activo abogado de una televisora había empezado a ofrecer sus buenos oficios para “destrabar” bloqueos de cuentas bancarias en aquella agencia. Lo mismo ocurría con un operador de Palacio con apellido de prosapia política. Los lobos olían ya la sangre.
Nieto Castillo bloqueaba cuentas y presentaba denuncias ante la FGR, pero muchas veces las cosas se atoraron ahí, por motivos jurídicos o políticos. Las acusaciones implicaron a narcotraficantes, a gobernadores en funciones y a empresarios de diversos ámbitos. ¿Qué ocurrirá ahora con Pablo Gómez ? ¿Logrará que se judicialicen más casos? ¿Conservará el protagonismo de la UIF en el combate a la corrupción, o la regresará al perfil opaco de administraciones anteriores? ¿Habrá continuidad o golpe de timón? ¿Independencia o se cederá a los apetitos de rebatinga?