En esta misma semana, el líder senatorial de Morena, Ricardo Monreal, deberá asumir determinaciones que repercutirán en su futuro político personal, pero tendrán también un impacto claro sobre la marcha del gobierno López Obrador y de su partido, Morena.
En lo que quizá resulte su última apuesta como la figura de mayor peso en el Senado, con influencia clave en la bancada morenista, que coordina, y en las de otros partidos, Monreal tendrá en su mano definir, entre hoy y mañana, quién ocupará la presidencia de la cámara baja a partir del jueves. De su decisión podría depender que el zacatecano siga una vereda relativamente cercana a Palacio, o se decante por el terreno escabroso, como lo ha hecho en otros momentos de su biografía política.
Más allá de lo que ocurra, parece estar a la vista un cierre de ciclo para Monreal, aislado del más mínimo acceso a López Obrador. Su adiós y la incursión en otro rol deberá ocurrir en los próximos meses. También se revelará el grave desgaste -cada vez desde más frentes- al que tiene sometido al oficialismo el prematuro proceso sucesorio rumbo al 2024.
El senador morenista poblano Alejandro Armenta está claramente posicionado para relevar a Olga Sánchez Cordero al frente del Senado. Es también el más cercano a Monreal, y muestra en paralelo activismo para gobernar Puebla, en 2024. En esta última aspiración enfrenta a otro morenista, Ignacio Mier, coordinador de su bancada en la Cámara de Diputados, donde enfrenta, junto con algunos afines, denuncias penales lanzadas desde el estado que encabeza Miguel Barbosa. Por si algo hiciera falta en esta mezcla explosiva, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se ha inclinado públicamente en favor de Mier, abriendo una zanja frente a Barbosa y Armenta.
Si el presidente López Obrador ha evitado por más un año todo tipo de contacto con los senadores de Morena para no toparse con Monreal, es difícil imaginar la presencia del mandatario en futuros actos protocolarios flanqueado por un presidente de los diputados surgido de la oposición panista -Santiago Creel, con alta probabilidad- y del otro lado, a un aliado de Monreal.
Otro senador claramente perfilado hacia la presidencia senatorial es el mexiquense Higinio Martínez, incondicional político durante casi 30 años de López Obrador, pero desplazado de la candidatura morenista al gobierno del Estado de México por la casi novata Delfina Gómez. Si Monreal se inclina por él, ello supondría un mensaje más conciliador hacia Palacio. Por añadidura, se dotaría al senador Martínez de una importante plataforma en las negociaciones paralelas con el equipo de la maestra Delfina, quien ha buscado posponer ese momento con el recurso de atarse a la silla de titular de Educación. Con todo, la definición de dirigente de Morena en el estado será el próximo fin de semana. Esos dados están ya en el aire.
Apuntes: Cuauhtémoc Blanco, mandatario estatal de Morelos, gusta de alardear ante sus cercanos -al parecer, cree que en eso consiste gobernar- de su acceso directo a la familia del presidente López Obrador pues, les dice, lo admiran por sus viejas glorias futbolísticas. Presume que le han solicitado postularse en 2024 para alcalde de la alcaldía Cuauhtémoc, en la capital del país, que hoy encabeza Sandra Cuevas. Por lo pronto, desde Palacio se permitió que Blanco impusiera a un subordinado como nuevo dirigente de Morena en la entidad *** En la entrega del pasado domingo aludí a un hermano del Presidente como José Ramón López Obrador. Su nombre de pila correcto es José Ramiro. Una disculpa a los implicados.