Estamos viviendo una emergencia mundial, con efectos en todos los sectores productivos, regiones, países y ciudades del mundo. Todos hemos sido golpeados, ya que la pausa en que nos obligaron a entrar paró en seco la vieja normalidad.
Dejamos de ir a las oficinas, los niños y jóvenes dejaron de ir a sus escuelas. Olvidamos cines y restaurantes, y compramos todo tipo de productos vía internet.
En México y el mundo el sector inmobiliario siguió operando. Lo hizo a un ritmo y con una manera diferente, con personas, empresas e instituciones haciendo ajustes que les permitieran seguir adelante, al mismo tiempo que intentamos entender la dinámica de la vida futura.
Apenas superemos la etapa de emergencia regresaremos a escuelas, oficinas, cines y centros comerciales y, si bien habrá ajustes en la forma en que los utilizamos, para el sector inmobiliario este es un tiempo de enormes retos, pero también de grandes oportunidades.
Todos los que integramos este sector tendremos que entender los ajustes en las necesidades de la sociedad, en cómo y dónde quiere sus viviendas, y cómo quiere y puede pagar los costos de comprarlas o rentarlas.
Vienen cambios, quizá veremos horarios escalonados en busca de evitar aglomeraciones y horas pico en calles y sistemas de transporte, pero habremos de volver a usar oficinas que, probablemente, responderán a nuevos criterios de diseño y que posiblemente reduzcan densidades de uso y espacios abiertos.
Todos tendremos que asumir la contundente llegada de la tecnología, cuyo uso intensivo acabó de acelerar la pandemia, y viviremos mezclando las formas de vida de siempre con las enormes ventajas de las actividades en línea.
Seguro habremos de volver a los centros comerciales, los usaremos para comprar y para pasear, pero el diseño de los complejos y tiendas habrá de ajustarse, lo mismo que ocurre ya en cines, restaurantes y otros espacios recreativos.
La pandemia no evitó que la gente siguiera rentando y comprando casas, oficinas o locales comerciales, aprovechando la tecnología y todas las plataformas que le permiten conocer la oferta y avanzar en los procesos de obtención de un crédito hipotecario y formalización de las operaciones de compra o renta.
Si el sector inmobiliario se siguió moviendo durante el aislamiento, fue en gran medida gracias a la tecnología.
Es cierto que la pandemia le pegó muy fuerte a varios de los segmentos que integran la industria inmobiliaria, en especial a algunos como turismo, oficinas y centros comerciales. El daño fue mucho menor pues, a diferencia de lo que hemos visto en otras crisis económicas, esta no vino acompañada de un desastre en los sistemas financieros internos o externos.
Vaya, en medio de la crisis la banca no solo ha seguido otorgando crédito, sino que, incluso, ha bajado las tasas.
El reto para el sector inmobiliario está en profundizar en las lecturas de los cambios del mercado y generar opciones que respondan a las nuevas necesidades de personas, empresas e instituciones de gobierno.
Se espera que la banca mantenga abiertas las llaves del crédito y que con ello siga habiendo el músculo que mueve al sector inmobiliario.
Cabe esperar que las autoridades hagan la lectura precisa y los ajustes regulatorios que den respiro a familias y empresas, y que ofrezcan condiciones para que la industria inmobiliaria siga invirtiendo en la construcción de activos que definirán el futuro postpandemia.
El sector inmobiliario debe ser parte de la solución respondiendo con nuevas soluciones a las nuevas realidades.
Director General de Vivanuncios, el portal inmobiliario de eBay