Para Eugenio, Ofelia, Bárbara, Natalia, Rubén y toda la banda fraterna

Como siempre, el presidente López Obrador es muy injusto. Sobre todo cuando responde a señalamientos y críticas. Como ahora que un grupo de artistas le pidió que se revise la ruta del Tren Maya, de Cancún a Tulum, por sospechas fundadas de devastación de selva y cenotes. La respuesta furibunda inicial no fue racional, sino estomacal; los tachó de pseudoambientalistas de ocasión, de que les pagaba la conservadora mafia del poder y su cantaleta de siempre: ¿dónde estaban cuando tal o cual?; en este caso, cuando la “devastación por Xcaret y otros centros turísticos”. Yo no sé dónde estaban y tal vez ellos no se acuerdan o, como en el caso de la talentosa niña Lafourcade, ni habían nacido. Lo que sí sé es que hoy están en todo su derecho a manifestarse —como en cualquier democracia— contra una decisión de gobierno que consideran perjudicial para esta casa común que es México.

Así que, además de injusta la preguntita es riesgosa porque puede tener un efecto de boomerang para el presidente y su séquito.

A ver: ¿dónde estaba López Obrador cuando la guerra sucia de 1969 a 1989, con su saldo brutal y sangriento de 500 desaparecidos y miles de muertos en el aplastamiento de pueblos enteros en Guerrero y Chiapas? Pues resulta que Andrés Manuel fue miembro distinguidísimo del PRI, que llegó a presidir en su natal Tabasco y al que le fue fiel desde 1976 a 1988. 12 años.

¿Dónde estaba Manuel Bartlett, el paladín lopezobradorista de nuestra defensa energética, cuando en 1988 “se cayó el sistema” y el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas para la Presidencia de la República? Ah, pues casualmente era secretario de Gobernación, y encargado de la elección que favoreció a su candidato Salinas de Gortari.

¿Dónde estaba Marcelo Ebrard cuando la tragedia de la Disco News Divine en la que murieron 13 jóvenes por un criminal operativo policiaco? Bueno, Marcelo fungía como Jefe de Gobierno.

¿Y dónde estaba la heredera designada Claudia Sheinbaum cuando el temblor del 19 de septiembre del 2017 y el derrumbe del Colegio Rebsamen que aplastó a 19 niños y 7 adultos, por una construcción irregular de la que luego se ocultó el expediente pese a una advertencia un año antes? Coincidentemente Claudia era delegada en Tlalpan acusada por los deudos de negligencia, por lo menos. Y luego, ¿dónde estaba cuando el otro colapso reciente, el de la Línea 12 del Metro, con sus 26 muertos y su inaceptable falta de mantenimiento. Ah, olvidaba decir que ya ahora, Sheinbaum funge como mandamás favorita de la Ciudad de México.

CASO GERTZ-CUEVAS: JUSTICIA A MEDIAS

Por cierto, Claudia tiene que responder por qué, con su cancerbera Ernestina Godoy a cargo de la Fiscalía de Justicia local, inventaron un caso con todo y delito maquinado para mantener en prisión injusta a Alejandra Cuevas y con una inaudita orden de aprehensión contra su madre Laura Morán de 92 años. Ambas acusadas por el impresentable fiscal Alejandro Gertz Manero de haber propiciado la muerte de su hermano Federico. Las dos pseudofuncionarias fueron cómplices morenas de Gertz y deberían, por mínima dignidad, renunciar. Claro, Claudia, con su habitual cara inexpresiva, podría decir: “Si yo solo soy la Jefa de Gobierno”.

Periodista.
ddn_rocha@hotmail.com

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