La verdad, querido Joan Manuel, los recuerdos me revolotean en la cabeza, como los vientos de tu Mediterráneo.
Primero, agradecerte con toda mi generación, haber sido ese compañero formidable durante aquellos años intensos, violentos y maravillosos de los sesentas y setentas: “seamos realistas, pidamos lo imposible”. Es ayer todavía, cuando llevábamos tu disco bajo el brazo y en el corazón cruzando Ciudad Universitaria para escucharte en aquellas primeras canciones tan entrañables donde igual nos hablabas de tu mar que de tu Fiesta, que de las moscas que nos testimonian la existencia y por supuesto del amor de tu música a la poesía de Machado para dejarnos en la piel y la entraña tus “Cantares”.
Pero, ya en solitario, lo que yo más aprecio es lo que me has dado en todos estos años de amistad fraterna. No pretendo una biografía. Pero más o menos en orden cronológico: desde tu refugio en casa de los Taibo y tu ansiedad por saber si el infame de Franco —que emitió orden de captura en tu contra por tu rebeldía— se acababa de morir de una vez por todas; luego mis primeras entrevistas contigo desde los ochentas hasta hace muy poco; la alegría de haber coproducido para ti el “Serrat siempre Serrat” en el viejo Auditorio, cuando se declaró una huelga de tramoyeros, pero jalaron parejo porque se trataba de ti; y aquella escapada a Garibaldi, donde te sorprendiste con “Tu nombre me sabe a hierba” con mariachi.
Pero, sabes qué, se me ocurrió compartir con quienes te amamos algo que no necesariamente viene en tus canciones. Algo de lo que yo he tenido el privilegio de disfrutar en nuestras entrevistas: tu palabra. ¿Te parece? Así que ahí van algunas frases pescadas en ese río incesante de nuestras conversaciones:
-La utopía es la luz de un faro. Es una estrella que se mueve. Aunque suene cursi en estos tiempos tan materialistas, es una luz que nos lleva a un mundo más humano, más solidario y más justo.
-Yo creo que las personas somos un conjunto de idas y vueltas. Uno no es coherente, Uno es un lío. Completamente un lío.
-Las canciones me salen. Que nadie se crea que yo escogí hacer un género determinado de canciones. Yo he escrito sencillamente lo que sé escribir y luego lo canto.
-La gente no ama las canciones de una manera racional u objetiva. Las amamos como nos amamos a nosotros mismos. Con los autores e intérpretes hay un sentimiento de complicidad, de compartir historias.
-El mundo está globalizado para vender, no para repartir. Si el mundo se moviera hacia la justicia ya tendríamos bastante.
-Los políticos debieran moverse hacia donde la gente realmente necesita que se muevan. Eso sería estupendo.
-México siempre me ha recibido con tanto cariño, compartiendo mis canciones durante todos estos años. Por eso es un pueblo al que quiero. Pero también porque cuando no tenía casa, ustedes me abrieron sus puertas y eso no lo olvidaré nunca.
-Creo que el amor crece con el tiempo cuando hay confianza entre los amantes. Si hay complicidad, crece siempre.
Joan Manuel: Machado y tú nos dijeron a una voz que “nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción”. Pero ya ves cómo es la vida: tus canciones se han quedado aquí, en nuestros cerebros y nuestros corazones, para recordarnos que sí, que es posible hacer caminos sobre la mar.
Te llevo siempre y espero verte pronto, muy pronto.