Te escribo porque hace ya dos años te pedí la que hubiera sido nuestra entrevista 50 y no ha habido respuesta. Sin embargo, sigo firme en lo que te dije cuando te encaré en aquella mañanera: siempre he tenido y seguiré teniendo por ti un gran cariño y aprecio sincero por tantos y tantos recuerdos intensos en veintitantos años de conocernos. Con la misma sinceridad te expresé que siempre compartiría tus metas, aunque no siempre tus métodos.
¿Sabes, Presidente? Estás a punto de cometer uno de los actos más irracionales, irresponsables y hasta criminales de tu gobierno: abrir las escuelas para que en la creciente pesadilla de la pandemia los niños regresen a las aulas, es una medida absolutamente irracional porque no está basada en ninguna evidencia científica y es en cambio un acto autoritario de “llueva, truene o relampaguee”; tan insensato que tu gobierno está pidiendo a los padres que sean ellos quienes asuman la culpa si sus hijos se contagian, enferman o mueren; ¿acaso no te han dicho que desde que inició el coronavirus en febrero del año pasado a la fecha, 68 mil menores de 13 años han sido contagiados y más de 600 han muerto a causa del Covid 19? ¿Y que los contagios entre niños y jóvenes se están multiplicando exponencialmente? ¿Ninguno de los inútiles que te rodean te ha informado que, de acuerdo al Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, en la última semana de junio hubo 60 casos de contagio infantil que se multiplicaron a 300 cinco semanas después?
A ver, lo que han dicho públicamente tus vasallos —que no colaboradores— son puros monumentos a la estupidez, casi tan grandes como el mamotreto multicolor del Zócalo. Tu mala copia: “no tenemos todavía un protocolo específico con la SEP, para evitar contagios por Covid 19”. Tu vocero tapete: “menos del 1.6 por ciento de los hospitalizados por Covid en México son menores de 18 años”; hay en estos momentos 50 mil hospitalizados por el virus, así que según tu vocero hay “únicamente” 800 niños y adolescentes hospitalizados y si extrapolamos ese 1.6 a las 250 mil muertes a que estamos llegando, resulta que “tan solo” han muerto 4,000 menores de 18 años en 17 meses de pandemia; pero lo que tú mismo expresaste de que “tenemos que correr riesgos como todo en la vida”, para luego argumentar con un vallenato, es una aberración gigantesca. Aclaremos, no te va el plural en primera persona, porque los que van a correr los riesgos son los niños no tú, que en Palacio Nacional tienes un consultorio con cuatro especialistas las 24 horas del día.
Seamos francos, Andrés: jamás has convocado al Consejo de Salubridad General de este país; nunca has querido escuchar las voces de nuestros más destacados epidemiólogos que advierten de los peligros del regreso a las aulas y claman por un retorno escalonado, ordenado y solo cuando las escuelas se encuentren en condiciones mínimas sanitarias.
Así que tu decisión es solo mediática y política. Parafraseándote: “nada por la razón, todo por la fuerza”. Quieres imponer la percepción de una normalidad inexistente y demostrar quién manda. Pero cuidado, porque ahora te podríamos preguntar por qué odias a los niños: les quitaste miles de estancias infantiles, no les has dado sus medicinas contra el cáncer y, ahora, podrías provocar un genocidio. Por favor, repasa la historia de Herodes y pregúntate ¿cuánto vale la vida de mil niños, de cien niños, de un solo niño?
Con todo mi afecto: todavía estás a tiempo.