Entre los dos prepararon bien la dinamita. El periodista Bill O’Reilly y el presidente Donald Trump son amigos desde hace treinta años y ambos pactaron dar a conocer información que iba a hacer temblar la relación entre Estados Unidos y México.
—Si otro país asesinara 100 mil estadounidenses con armas, tendríamos que declararle la guerra a ese país —sentenció O’Reilly para luego añadir—; los carteles mexicanos de la droga han asesinado a más de 100 mil estadounidenses, cada año, a través de la importación de narcóticos peligrosos: ¿va usted a designar a esos cárteles como grupos de terroristas?
Y Trump confirmó: —Esos carteles serán designados grupos de terror.
Hay, en las afirmaciones del periodista, una pila alta de premisas deshonestas que bien valdría desnudar, antes de continuar hurgando en la trampa tendida por estos dos viejos compinches.
En primer lugar, es infame equiparar a un país con las empresas criminales que operan dentro de sus fronteras. No porque en los Estados Unidos haya decenas de miles de personas desquiciadas, dispuestas a disparar contra inocentes, Estados Unidos puede ser calificado como un país desquiciado.
Sería injusto afirmar que, porque Patrick Crusius asesinó a más de veinte individuos de nacionalidad mexicana en una tienda de autoservicio en el Paso Texas, entonces los Estados Unidos, como país, debe ser señalado como responsable de la tragedia.
Una cosa es que las empresas criminales dedicadas al trasiego de drogas peligrosas causen daño en ambos lados de la frontera y otra muy distinta que los países donde éstas operan deban ser emplazados a enfrentar las consecuencias de una guerra.
En segundo lugar, cabría discutir si esas empresas criminales son realmente mexicanas. De acuerdo con el senador republicano David Perdue, el negocio de las drogas traficadas ilícitamente a través de la frontera entre los dos países vale alrededor de 500 mil millones de dólares.
Sin embargo, de ese monto hipotético, mientras el 80% de las ganancias se reparten en los Estados Unidos, en México solo se queda el 20% restante.
Si 8 de cada 10 dólares que deja este negocio ingresan a la economía de los Estados Unidos, esas empresas son principalmente estadounidenses, y no mexicanas.
Otra evidencia de la verdadera nacionalidad de estos cárteles es la geografía desde donde sus líderes operan su negocio. Vale recordar, por ejemplo, que Pablo Vega, líder de los Guerreros Unidos, condujo desde la ciudad de Chicago el operativo que llevó a la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
Este caso no es aislado, los verdaderos mandos de estas empresas criminales radican en EU, desde ahí coordinan sus negocios, mientras disfrutan de una vida libre de persecución y castigo. Prueba de ello es que, independientemente de las atrocidades cometidas, hoy Pablo Vega es hombre libre gracias al arreglo que obtuvo con la justicia del país vecino.
Un argumento más para decir que estas empresas son más estadounidenses que mexicanas lo ofrece el mapa que todos los años actualiza la DEA sobre la presencia de los supuestos cárteles mexicanos en territorio estadounidense. Mientras, por ejemplo, el Cártel de Sinaloa ocupa una pequeña fracción del territorio noroeste mexicano, en los Estados Unidos esa misma empresa cubre una geografía diez veces superior que va desde Kansas hasta Boston y desde Florida hasta Minnesota.
En efecto, si solo se atendiera el argumento de la presencia territorial, esa empresa criminal merecería obtener antes la nacionalidad vecina que la nuestra.
En resumen, atendiendo al reparto de los ingresos, a la residencia de los líderes y a la extensión territorial, tanto O’Reilly como Trump se equivocan: esos cárteles no son principalmente mexicanos.
La designación de grupo terrorista debiera hacerse hacia los grupos estadounidenses que tanta violencia y mortandad han provocado en México.
ZOOM: En vez de asustarnos por la presunta declaración de Trump contra los cárteles mexicanos, habríamos de tomarle la palabra porque a México le urge que ese país coopere en el desmantelamiento de sus empresas criminales que han arrebatado la paz y tranquilidad a muchísimos mexicanos.
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