Veintiséis personas murieron y doce resultaron heridas después de un atentado criminal en Coatzacoalcos. Al parecer un grupo de sicarios arrojó bombas molotov dentro del bar Caballo Blanco y después cerró las puertas para impedir el escape de quienes estaban adentro.

Este hecho escala la confrontación violentísima que sostienen dos carteles en disputa por esa plaza: Los Zetas y el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El río de sangre fue anunciado la madrugada del 22 de agosto cuando apareció sobre la acera de una callejuela en Río Blanco el cuerpo desnudo y desmembrado de una joven mujer y un mensaje amenazante.

Dos días después la policía municipal de Coatzacoalcos detuvo a Josimar Ríos López, de 31 años, y a Agustín Ranzón González, de 29 años; hubo testigos que los vieron subir a una patrulla cuya matricula reportada es la 3225.

Durante las horas posteriores los familiares de ambos buscaron por todas partes sin que la autoridad pudiera dar razones de su paradero.

No fue hasta el martes 27 que volvió a saberse de ellos, a través de un video aterrador que fue distribuido en redes sociales.

En esas imágenes se observa a ambos varones vendados de los ojos, hincados y maniatados. Una voz les pregunta a qué se dedican y los dos responden que al narcotráfico. Insiste quien los amagó para que se identifiquen y los dos se confiesan “chapulines,” término que en el argot criminal se utiliza para señalar a quienes saltan la línea de filiación entre organizaciones.

El final de ese tren de imagen es horripilante: los dos sujetos son degollados y sus alaridos, de tan fuertes, distorsionan el sonido.

Los testimonios indican que en este secuestro y ejecución habría participado la policía local. Ello confirmaría que la autoridad no es ajena al pleito entre los cárteles, sino parte principal en esta guerra.

Veinticuatro horas después de la distribución del tétrico video, la violencia escaló peor. De acuerdo con información divulgada el día de ayer por el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, uno de los sujetos responsables de la tragedia del Caballo Blanco sería Ricardo Romero Villegas, conocido entre los suyos con el alias de “La Loca.”

Se trata de un cabecilla del CJNG y por tanto cabe suponer que la agresión tenía esta vez como destinatarios a Los Zetas.

En Coatzacoalcos se rumora, aún sin comprobar, que los propietarios del sitio incendiado habrían sido precisamente Josimar Ríos López y Agustín Ranzón González.

El contexto en el que ocurre esta serie de eventos es una disputa feroz por la ciudad de Coatzacoalcos, en una entidad donde el CJNG sostiene presencia en un 70% del territorio, y sus adversarios, Los Zetas, en el 30%.

El asunto se vuelve más complejo porque las autoridades del municipio y, probablemente, también las del estado de Veracruz, serían parte en esta lucha descarnada. De un lado, la policía municipal de Coatzacoalcos habría participado en la desaparición forzada de los sujetos degollados y, del otro, agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) podrían ser cómplices del CJNG.

Esto último se refuerza a partir del mensaje que Cuitláhuac García subió ayer a sus redes sociales señalando el error cometido por la FGE, encabezada por Jorge Winckler, quien el mes pasado tuvo detenido a Ricardo Romero, La Loca, y sin embargo salió libre cuarenta y ocho horas después.

Winckler aclaró mediante comunicado que fue la Fiscalía Federal quien lo soltó, pero el gobernador García no quita el dedo del renglón al señalar a esa dependencia como responsable de la impunidad.

Aquí cabe recordar que el fiscal Winckler no fue nombrado por García, sino por el gobernador anterior, Miguel Ángel Yunes.

ZOOM. Las palabras son del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Es lamentable que la delincuencia organizada actúe de esta manera, es lo más inhumano que puede haber, el actuar de esta forma, pero la otra que también es condenable es que exista contubernio con la autoridad.”

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