Así los llaman. No alcanza ya la curiosidad para saber a qué rama del crimen pertenecen. Se les denomina “Los Malos.” Están por todo el territorio. Gobiernan tantos asuntos que resulta difícil hacer el inventario.
Los Malos son los que cobran derecho de piso a los negocios legales. Son los que controlan la venta de materiales de construcción. Son los que entregan salvoconducto para que las personas y la mercancía circulen.
Los Malos tienen, en Veracruz, el monopolio de la piña; en el Estado de México el control de la piedra, la arena y la grava, en Michoacán gestionan el negocio del aguacate, en Ciudad Guzmán participan del comercio de las berrys, en Guerrero cobran por transitar los caminos rurales, en Manzanillo exigen impuestos ilegales a los pescadores, en Morelos son los que consiguen los permisos y las licencias de construcción, en el Bajío extorsionan a los transportistas, en la Ciudad de México tienen el poder para cerrar o bien para forzar la venta de los negocios.
Los Malos están en todas partes, en el penthouse del poder, pero sobre todo a ras de suelo. Son la verdadera autoridad, ahí dónde no hay autoridad. Son el Municipio y la Policía, el inspector forestal y el funcionario que autoriza demoler un inmueble y también el que permite que se edifique.
Los Malos son una autoridad paralela en el país. Todos los vemos, todos miramos hacia otro lado cuando pasan, todos hacemos como si no hubiese remedio frente a sus amenazas y sus extorsiones.
Se sabe que Los Malos vigilan, amenazan, extorsionan y, al final, asesinan. Resulta entonces más prudente llevarla con ellos.
Frente a Los Malos no solo los pobladores vulnerables agachan la cabeza; durante años lo han hecho también las grandes compañías distribuidoras de alimentos y bebidas, las grandes empresas dedicadas al transporte de pasajeros, los traileros que conducen mastodontes de varios ejes, las constructoras de talla media y grande, las asociaciones de taxistas, los vendedores de materiales.
Prácticamente todo mundo tenemos algo que contar de Los Malos y, sin embargo, hemos aprendido a hacer como si no existieran. Los bienes materiales han pasado a un segundo término, porque ellos han sabido imponer miedo sobre la vida propia.
Si no contemporizas
con Los Malos todo se pone en riesgo: la existencia personal, la de la familia, la comunidad.
Quien se niegue a conceder puede padecer consecuencias insoportables.
Todavía hay quien cree, con gran ingenuidad, que solo Los Malos mueren. ¡Que cada quien se haga cargo de su propia estupidez!
En el país, este año habrán perdido la vida por asesinato más de 36 mil personas. Probablemente la inmensa mayoría sean víctimas de Los Malos que recurrieron a la violencia máxima cuando no obtuvieron lo que esperaban.
Los Malos matan, Los Buenos no; esa es la principal diferencia entre mexicanos. Pero hoy esta diferencia no tiene importancia. Dicen en el nuevo gobierno que la estrategia de apoyo social y la creación de la Guardia Nacional terminará venciendo a Los Malos.
Anuncia también el presidente que terminó ya la corrupción tolerada desde arriba y que, con eso, Los Malos serán derrotados.
El problema es que, mientras tanto, los miramos fortalecerse sin cesar. Cada día son más las víctimas porque cada día son más fuertes Los Malos. Conforme avanza el tiempo y la impunidad se consolida, son más los negocios que controlan, mayor la actividad económica que monopolizan, peor el impuesto que cobran a los pobladores más frágiles, mayores los frenos a la economía, peor la incertidumbre para la inversión y la economía.
ZOOM
Según todos los análisis serios, la principal razón por la que la economía mexicana se halla estancada es la inseguridad. ¿Quién querría invertir en un país donde Los Malos controlan todo a nivel de cancha … y más arriba? www.ricardoraphael.com@ricardomraphael