Rosa Luxemburgo, una de las grandes pensadoras de la izquierda revolucionaria, escribió alguna vez que “quien no se mueve no siente las cadenas”. Esta frase ilustra que, a lo largo de la historia, las mujeres han tenido que mover montañas para liberarse de esas ataduras que la sociedad patriarcal les impuso.
Desde las sufragistas, que sacrificaron su vida por el derecho al voto, hasta las feministas que confrontan a las estructuras de poder en las calles y los espacios de decisión, la lucha ha sido constante, y nuestro país no permanece ajeno a ello. Esto es algo que también detallé y analicé en mi libro México y su lucha por la paridad de género.
De ahí que la elección de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de la República represente la culminación de siglos de lucha de las mujeres por llegar al poder, pero también simboliza el inicio de una nueva etapa de continuidad para la Cuarta Transformación.
Tras recibir la constancia que la acredita como la primera presidenta electa de México, el pasado 15 de agosto (en un discurso que, sin duda, marca un antes y un después en la política nacional), la Dra. Sheinbaum le habló al pueblo. No solo celebró su victoria, sino que destacó la importancia de este logro para todas las mexicanas, mujeres que, de manera visible y no visible, han luchado por la igualdad a través de los años.
“Es la primera vez en 200 años de la República —señaló— que una mujer recibe el reconocimiento de presidenta electa. Presidenta, con A. No lo asumo solo como un triunfo individual; llego con todas las que han luchado a lo largo de nuestra historia por la igualdad y la justicia”.
La llegada de una mujer a la Presidencia de México sienta un precedente que no puede ser subestimado. Este cambio representa un triunfo colectivo para todas las mujeres que fueron marginadas y subrepresentadas tanto en la política como en otros ámbitos de la vida pública.
Esta victoria es, además de simbólica por su género, significativa, porque representa la continuidad de la 4T, iniciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. En su discurso, la presidenta electa reafirmó su compromiso con los principios de justicia social, igualdad y erradicación de la corrupción, asegurando que seguirá con este legado y lo llevará al siguiente nivel.
La Cuarta Transformación ha enfrentado resistencias internas y externas, tanto de quienes buscan mantener los privilegios del pasado como de sectores que ven en el proyecto una amenaza a sus intereses económicos.
No obstante, la doctora Sheinbaum posee una capacidad indiscutible para enfrentar desafíos complejos, y su llegada a la Presidencia trae consigo la esperanza de consolidar los avances en la reducción de la pobreza, la creación de empleos y la construcción de una sociedad más equitativa.
El hecho de que sea una mujer de izquierda añade una capa adicional de significado a su elección. En un contexto global en el que el neoliberalismo sigue erosionando los derechos sociales y económicos de las mayorías, este triunfo representa una bocanada de aire fresco. Además, su compromiso con un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y orientado al bienestar social ofrece una visión alternativa al modelo de mercado que dominó por décadas.
En tal sentido, la trascendencia de su llegada a la Presidencia también debe entenderse en un contexto más amplio, pues es señal de que México está listo para formar parte de la tendencia global. Al igual que otras líderes mundiales, ella demostrará que una presidencia no se define por el género, sino por la capacidad para sacar adelante un proyecto de nación.
Por otra parte, con la elección de Claudia Sheinbaum, México contribuye a disminuir el déficit de mujeres en el poder a nivel mundial. De acuerdo con ONU Mujeres, al 1 de junio de 2024, de los aproximadamente 195 países reconocidos internacionalmente, solo en 27 hay mujeres que se desempeñan como jefas de Estado o de Gobierno.
Este hecho histórico en México es un triunfo para todas las mujeres y para quienes creemos en la justicia social y la igualdad; una oportunidad para continuar avanzando hacia un futuro más inclusivo. Es el momento de romper las cadenas y construir un nuevo horizonte para todas y todos.
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