Nunca antes en la historia reciente de México un presidente había llegado al final de su mandato con un nivel de aprobación superior al 70 por ciento. Este notable índice de respaldo ciudadano no solo resalta la aceptación de su gestión, sino que también marca un precedente en cómo un titular del Poder Ejecutivo federal rinde cuentas ante el pueblo.

Este domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció un mensaje en el Zócalo capitalino, con motivo de su Sexto Informe de Gobierno. En otro hecho inédito, estuvo acompañado por la presidenta electa, la doctora Claudia Sheinbaum, cuyo liderazgo reconoció públicamente varias veces, subrayando con ello el compromiso con una transición democrática y pacífica, así como la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación.

En su discurso, aludió a La democracia en América, de Alexis de Tocqueville. No fue casual. Este autor francés observó que, en las democracias modernas, la igualdad de condiciones y la participación ciudadana son las piedras angulares del buen gobierno.

Este pensamiento se refleja claramente en el Humanismo Mexicano, creado e impulsado por el presidente de nuestro país, de cuya administración han sido ejes centrales la justicia social y la lucha contra la corrupción, buscando que las voces de las personas más desfavorecidas sean escuchadas y valoradas.

El mensaje del presidente incluyó tanto un recuento de logros como la ratificación del compromiso con un México más justo y equitativo. Mencionó, por ejemplo, programas sociales como la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores y Jóvenes Construyendo el Futuro, que han sido pilares en la lucha contra la desigualdad y para disminuir los niveles de pobreza.

En cuanto a las obras de infraestructura, se refirió al Tren Maya, próximo a inaugurarse en su totalidad; al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), a la refinería en Dos Bocas y al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, obras que buscan ser motor del desarrollo económico y asegurar el futuro de la nación.

También fue enfático al asegurar que se erradicó la corrupción, y destacó la importancia de la soberanía energética, con la nacionalización del litio y la renovación de Pemex y la CFE, como pasos importantes hacia la autosuficiencia energética.

De igual manera, hizo un llamado a la unidad y a la solidaridad, rememorando que solo a través del trabajo conjunto se pueden superar los desafíos. De ahí que su mensaje fuese también un recordatorio de que la Cuarta Transformación es un movimiento social en constante evolución, no solo un proyecto de gobierno.

Conforme se acerca el inicio del segundo piso de la Cuarta Transformación, también queda de manifiesto que habrá que enfrentar varios retos cruciales. La construcción de la paz sigue siendo una prioridad. Si bien se han logrado avances para reducir el delito, la violencia y el crimen organizado, la preocupación de las y los mexicanos persiste.

La economía también requiere atención continua, por lo que será esencial fomentar políticas que impulsen la inversión, el empleo y el desarrollo, asegurando que el crecimiento económico sea inclusivo y beneficie a todos los sectores de la sociedad.

De igual manera, la reforma al Poder Judicial, que se encuentra actualmente en discusión en el Congreso de la Unión, es otro gran reto. La inminente aprobación de esta modificación será crucial para garantizar una justicia más rápida y eficiente.

Pese a ello, en días recientes observamos intentos de frenarla, mediante la vía del amparo, por parte de jueces de distrito con sede en Chiapas y Morelos, lo cual es violatorio del principio de legalidad del Poder Legislativo, pero también representa una intromisión en las facultades de otro poder, así como una flagrante violación a la Constitución mexicana.

La desesperación de algunos sectores por conservar sus privilegios los ha llevado a intentos sistemáticos de obstaculizar esta reforma, algo que resulta desconcertante y contradictorio en el marco de la justicia y transparencia que buscamos.

Es primordial que el Poder Judicial se transforme, para ser verdaderamente independiente y accesible para todas y todos los ciudadanos. Por eso, la reforma judicial se enfoca en erradicar la corrupción dentro del sistema judicial y garantizar una justicia imparcial.

El legado del presidente López Obrador es innegable. Su gestión sentó las bases para transformar la realidad de México por la vía pacífica y con el respaldo popular. La Cuarta Transformación es y seguirá siendo un proyecto en evolución, y su éxito dependerá de la capacidad para enfrentar nuevos desafíos y mantener el enfoque dentro de los principios de justicia y equidad.

Por ello, es (y seguirá siendo siempre) un honor estar con Obrador.

Diputado federal

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