La controversia entre Isabel Miranda de Wallace y el ministro presidente de la SCJN Arturo Zaldívar, será un gran caso jurídico que puede sentar jurisprudencia o por lo menos, un precedente jurídico.
Seguramente exhibirá la podredumbre que aún existe en la impartición de justicia de México, sea cual fuere el resultado final.
El caso se origina con la denuncia de secuestro y desaparición forzada de Hugo Alberto Wallace Miranda, -hijo de Isabel Miranda-, presentada por su propia madre en 2005.
A partir de este hecho ella surge como activista social y crea la fundación denominada “Alto al Secuestro” y adquiere notoriedad, liderazgo social y mucha influencia política.
Este caso hoy se vuelve prioridad por las amenazas que Isabel denuncia en el programa de Ciro Gómez Leyva del jueves 11 de agosto. Acusa que las ha recibido a través de sus redes sociales.
Ella señala que este acoso inició después de acusar al ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, -Arturo Zaldívar-, de corrupción, tráfico de influencias, amenazas y ejercicio indebido de funciones.
Este caso es sumamente complejo, por lo cual es difícil inclinarse a favor de uno u otro protagonista, o sea, a favor de Miranda Wallace o de sus detractores, mientras la SCJN no emita su veredicto después de revisar a conciencia el caso.
Sin embargo, este asunto se vuelve significativo porque detona un caso que aparentemente está cerrado a partir de que los supuestos secuestradores y asesinos de su hijo fueron encarcelados, como parte de una banda dedicada a este delito.
Sin embargo, años después, -en 2014-, la periodista Anabel Hernández publicó en la revista Proceso una investigación que concluye que Hugo Wallace Miranda en realidad no fue asesinado, sino que vive en la clandestinidad, con otra identidad. Para sustentarlo en su texto ella aporta evidencias.
A su vez la periodista Guadalupe Lizárraga publicó en Los ángeles Press, -de Estados Unidos-, los resultados de su investigación, -en ocho entregas-, que va en la línea del libro de Anabel Hernández, trabajo que continuó en 2018.
Es precisamente a partir de estos cuestionamientos, que surgen de las investigaciones de Anabel Hernández y Guadalupe Lizárraga, -quienes aseguran que Hugo Wallace lleva otra vida con otra identidad-, que surgen las voces que plantean la duda referente a la posibilidad de que quienes ya fueron sentenciados por este asesinato, -y están en prisión desde hace varios años-, además de los que están encarcelados sin tener condena aún, sean inocentes y sus confesiones hayan sido obtenidas a través de tortura, declaraciones falsas de testigos y omisiones por parte de juzgadores.
El equipo de Procedimientos Especiales, de Derechos Humanos, de la ONU, especializado en detenciones arbitrarias, en visitas realizadas en el año 2020, manifestó que después de estudiar el caso de Brenda Quevedo Cruz y constatar que fue torturada para que aceptara su culpabilidad en el plagio y asesinato de Hugo Wallace, exigió que fuese liberada inmediatamente e indemnizada según los protocolos internacionales.
Esto ha propiciado que la SCJN, por iniciativa de la ministra Margarita Ríos Farjat-, atraiga el caso para su análisis.
Sin embargo, Isabel Wallace, ante la posibilidad de que se reabra el caso se ha opuesto de forma intransigente, hablando de una conspiración en su contra plagada de corrupción.
Por su parte el ministro presidente Arturo Zaldívar lleva varios días expresando que la señora Miranda de Wallace ha estado fabricando pruebas y culpables.
Ella afirma la existencia de un complot del cual ella asegura que participan Netzai Sandoval Ballesteros, director general del Instituto Federal de Defensoría Pública; Ricardo Raphael, periodista; e Irma Eréndira Sandoval, ex titular de la Secretaría de la Función Pública.
Según dice Isabel Miranda de Wallace, estas tres personas estarían coludidas para comprar la buena voluntad del ministro Zaldívar con fuertes sumas de dinero para liberar a los supuestos asesinos.
Por tanto, preguntémonos… ¿Qué tan importantes son quienes están presos por este homicidio como para movilizar a funcionarios y ciudadanos de tan alto nivel para lograr su liberación? Lo que se sabe es que son personas comunes como cualquiera de nosotros.
Sin embargo, cuando tratamos de entender este caso, -para formarnos una opinión-, al no tener información de primera mano y con el fin de entender el contexto, sólo podríamos realizar conjeturas sobre lo sucedido, utilizando el sentido común.
Llama la atención que, si la apertura del caso representa la oportunidad de verificar que los condenados, -que hoy siguen en prisión-, sean realmente los homicidas de su hijo-, ella se oponga.
Consideremos que si se descubriese que su captura hubiese sido un montaje para aplacar la ira de ella, -lo cual es muy común en México-, esto significaría que los verdaderos culpables aún siguen libres y sin castigo. Entonces… ¿No es deseable que haya justicia y se castigue a los verdaderos culpables?
Es simple sentido común. ¿Por qué pretender impedir que se reabra el caso?
Muchas dudas y cuestionamientos despierta este proceso que desde 2005 se volvió mediático y hoy retoma actualidad. Es un asunto muy complejo, en el que hoy es muy difícil pronunciarse. Sin embargo, por justicia se debe llegar al fondo de este caso para conocer la verdad.
Esta es una gran oportunidad de poner en evaluación la ética que debiese respaldar a nuestro sistema de impartición de justicia. Por ello se vuelve muy importante darle seguimiento desde la óptica de la sociedad civil. Puede poner en evidencia prácticas muy reprobables pero cotidianas y la exhibición mediática generará presión para erradicarlas de forma definitiva.
POBREZA FRANCISCANA
Quien promueve la pobreza franciscana como un estilo de vida ideal y que incluso llegó a decir: ¿para qué se necesitan más de dos pares de zapatos? … Y que además fustiga continuamente a la clase media por aspiracionista y consumista, debiera predicar con el ejemplo familiar, pues los valores sociales y los morales, se inculcan en familia y de la familia es como permean hacia la sociedad.
¿A usted qué le parece?
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Fotografía del perfil de R. Homs: es de David Ross