Para todos los interesados en tecnología , gadgets y teléfonos móviles ( smartphones ) esta no fue la semana de noticias agradables. El Mobile World Congress (MWC) 2020 anunció que no se va a realizar la edición de este año, programada para finales de febrero. Esta edición llevaba como frase limitless intelligent connectivity (conectividad inteligente sin límites) pero un virus de alta propagación ( coronavirus ) detuvo una de las reuniones más importantes para Occidente alrededor de la tecnología que nos permite comunicarnos de manera móvil, por preocupaciones alrededor de una situación sanitaria originada en el Oriente.
La decisión es importante, y a mi parecer inteligente, pero es obvio que la presencia de las empresas de oriente tienen un peso muy importante. No se trata solo de una decisión que impacte a los equipos móviles que nos llaman la atención como consumidores. Se trata de cerrar la puerta a un evento que reúne a autoridades de telecomunicación, proveedores de servicios de internet, proveedores de equipos físicos de infraestructura de conectividad (antentas -exacto, 5G-, switches, routers, servidores, etc.) y de negocios satélite a estos temas que se verán afectados en sus planes de contratos, pláticas y momentos de encuentro.
Los más afectados, sin duda, serán las empresas pequeñas y medianas que iban a buscar esa beta de oro que les permitiera 5 o 10 años más de operación. La empresa de dos o tres fundadores buscando la oportunidad de hablar con personas de la industria y mostrar su tecnología con capacidad de reducir costos o mejorar cobertura. Estos que no tienen seguros alrededor de la compra de sus vuelos, o los euros que pagaron para tener un pequeño bloque para poner una mesa con sus tarjetas encima en Barcelona este año.
Pienso en ellos porque hoy compiten en un entorno complejo y voraz. Esta tecnología que permite que todos nos conectemos con aplicaciones o servicios de software que corren en los dispositivos, por más #ruidoblanco que haya entre nuestras conversaciones o revisión de vasto contenido, no tendrá su reunión anual ininterrumpida desde 2006. Pienso en ellos porque si bien esta semana escuchamos del padre de Android que cerraría su empresa Essential por no lograr sus objetivos de venta con un nuevo dispositivo (que obvio corría Android), apoyado por muchísimo capital, ¿qué pueden hacer un par de soñadores con poco presupuesto sin la puerta de una concentración de gente buscando esa tecnología por descubrir que podrían adquirir para diferenciarse de sus competidores.
Al mismo tiempo me genera un poco de pensamiento con humor negro que, siendo la conectividad inteligente sin límites, todavía no estemos en el momento de poder ofrecer con tecnología VR. Imaginemos un congreso remoto (y sanitario) en el que todos pueden atender una conferencia, al mismo tiempo chismear entre uno y otro sentados en la sala de juntas de su empresa, sin que el ponente los escuche. Un entorno virtual y móvil en el que uno puede navegar por un congreso digital y ver las características técnicas de lo que ofrecen ingenieros, diseñadores y mentes brillantes de la tecnología móvil.
Algunas empresas grandes podrán rehacer sus agendas y convocar a medios e interesados en su tecnología a eventos en otros países de forma controlada. Algunas empresas medianas y pequeñas aprovecharán la tecnología económica a la mano: videoconferencias, sus perfiles de redes sociales, su sistema de mensajería instantánea favorito. Otros, ojalá, y sean atendidos por un seguro y les permita aminorar la pérdida del dinero, aunque no del tiempo de planeación y de desarrollo para llegar a esta fecha, permitiéndoles mantenerse haciendo negocio, al menos un año más.
Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.