“Essentially, all models are wrong, but some are useful.” — George Box (1919-2013)

Para empezar, decir inteligente no necesariamente tiene que significar estar vivo, el problema es que hasta ahora venían asociados. Nos hemos preguntado sobre la vida inteligente en otros planetas, pero es más certero decir que una computadora dará el resultado del modelo matemático asociado a la probabilidad de esto que un humano (una vez que los impresionantes sensores de los telescopios y las sondas enviadas al espacio nos digan de cuántas opciones estamos hablando). Lo importante no es tener inteligencia, es que motivaciones existen detrás de esta.

El sistema requiere repetición: repetir para reducir costos, repetir la cadena de suministro para reducir costos, repetir un estándar de calidad para incrementar ganancias. No importa qué o quién lo repita, mientras se repita. Cuanto más certero y menos errores, mejor; gracias, Ford. Los modelos mental y energético, requiere balance. Así evitamos quemar las neuronas o los chips (ni los semiconductores orgánicos, ni los de silicio).

No preguntemos cómo y cuándo vamos a alcanzar la singularidad, me parece que más bien busquemos entender o exigir ver los modelos del desarrollo detrás del “why” o “por qué?”, de las diferentes inteligencias artificiales con las que tendremos que convivir.

Si Elon logra que X sea el conglomerado (la singularidad), podría ser una juntando varias, tal vez dentro de un chip que otorgue acceso al coche y también a una nave espacial para colonizar Marte. SciFi, sí, pero como hemos visto antes, ya veremos.

Un lingüista desarrolló modelos matemáticos para entender el lenguaje, un estadista desarrolló modelos de aprendizaje para distinguir gatos en videos de YouTube. Todo junto nos permite analizar y crear modelos de comprensión (lectora, visual, auditiva).

Con estos logros podemos entonces generar algo que confundimos con inteligencia, generación de nuevo conocimiento o contenido nuevo. No es de la nada, aclaro, viene del cúmulo de datos en la base de datos de la que se alimenta el modelo de lenguaje.

Es posible entonces, con esto, que el modelo de lenguaje visual o escrito o auditivo se vuelve tan predictivo que pueda generar nuevo contenido. No digo nuevo conocimiento porque todavía no me queda clara la intención detrás de los programadores de cada modelo.

Si su intención es reducir costos y mejorar ganancias alrededor de la distribución de video digital, puede ser que (sin intención) muchas voces de personas abusadas no lleguen como recomendaciones a lugares con idiomas oficiales asociados a gobiernos religiosos conservadores.

La verdadera batalla de la inteligencia artificial se dará en el terreno de la emoción, ¿podemos programarlas para que generen predicción o temor a ser desconectadas o quedarse sin energía? Vivirán en el mundo de Huxley, donde nada falta y solo sobran datos y entretenimiento, bajo la programación Orwelliana del gran hermano que lo diseñó. ¿Llegará un momento en el que un algoritmo cuántico en un chip cuántico logre la iluminación absoluta del zen?

La pregunta, sin seguir creando mucho #ruidoblanco, es: ¿aunque la singularidad nos trague, podremos identificar en la línea de tiempo de la existencia humana, el momento en el que un algoritmo tuvo su primera pulsión autogenerada y podrá identificar los elementos que hicieron que naciera dicho “drive”?

Recuerdo cuando este espacio compartió nombres con Kurzweil y Kaku en profecías tecnológicas (mayo 2017). Algunas cosas que ya están pasando las veían hacia el 2029… si algo tenemos que pensar, más allá de la pulsión, es nuestra falta de capacidad para entender los niveles exponenciales de mejora al procesar “nuestro” crecimiento, entendimiento y análisis que tienen las computadoras.

Tal vez no inicie por la pulsión, pero si por la ansiedad detrás del conflicto de empezar a convivir con otra inteligencia, aunque no sea de otro ser viviente, que se alimenta de lo que otros 8 mil millones dejamos en la base de datos.

Peter Norvig (lo sabemos por la camisa) y yo (lo sabemos por la playera) en el Santa Clara Convention Center por ahí del 2012. El siguiente año vería a Kurzweil en el Computer History Museum, Peter me dejó las cosas más claras, creo.

Palabras autocensuradas al escribir este texto:

Ultrapoderosos (al hablar de sensores y computadoras)

Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.

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