The World’s Programmable Blockchain.

Estás jugando un videojuego pero, de repente, la empresa que lo desarrolla y vende decide quitarle daño a tus hechizos. Te enojas y te das cuenta del poder centralizado (sin haberlo visto o vivido en la vida real, al parecer). Esto le pasó a Vitalik Buterin quien en 2013 publicó un documento técnico proponiendo Ethereum , mismo que recibió fondos colaborativos ( crowdfunding ) en 2014, y se hizo realidad en 2015.

Él imaginaba una plataforma de programación inspirada en la tecnología de cadena de bloques de la criptomoneda Bitcoin , pero con más funciones. Pensó en una cadena mundial de bloques programables “the world’s programmable blockchain”. ¿Qué quiere decir esto? Intentaré explicarlo de manera muy básica.

Cuatro puntos definen a Ethereum: contratos inteligentes (Smart Contracts), Solidity (su lenguaje nativo de programación), dApps y Ether (ETH). El Smart Contract convierte a Ethereum en una cadena de bloques ( blockchain ) programable y no una divisa digital.

El contrato inteligente es un acuerdo, que no se puede alterar, que queda registrado con código, muy al estilo binario: input-output o I/O. Es como comprar en una maquinita de dulces: entra dinero, presionas y sale producto.

Estos contratos requieren un lenguaje específico y muy sólido. Ahí entra Solidity: un lenguaje de programación (orientado a objetos) propuesto en agosto de 2014 por uno de los cofundadores de Ethereum. Se estima que más de 200,000 programadores lo utilizan. Esto el usuario común lo ve en forma de dApps (aplicaciones descentralizadas).

Las dApps son la combinación de contratos inteligentes (escritos en Solidity) y una interfaz de usuario. Funcionan como una aplicación y pueden tener forma de juegos o aplicaciones al estilo banca digital pero por atrás (backend). Sin embargo, lo que no vemos las hace muy diferentes. Están descentralizadas y su construcción es a través de estos contratos inteligentes dentro de la blockchain de Ethereum.

Esa es la infraestructura para crear una “ciudad digital”: los cimientos con Ethereum, las vigas y columnas con los contratos inteligentes, las dApps son los inmuebles, todo esto gracias al pegamento llamado Solidity. Para que la ciudad sea habitable necesitamos una divisa transaccional que le de vida. Eso es Ether (ETH), la moneda con la que se le paga a quienes validan las transacciones, y quienes mantendrán el orden en la mencionada “ciudad digital”.

Quitando el #ruidoblanco, los negocios que ven valor en este tipo de ciudades son emprendimientos como DeFi , un sistema financiero alternativo, sin intermediarios, que busca incrementar la transparencia y dar a los usuarios sus datos de regreso. El mejor ejemplo es ganar intereses en tu dinero, como no hay banco, DeFi puede darte hasta 3%.

Otro uso muy sonado en el mundo artístico y de coleccionistas: las NFT (vales no fungibles). Estos utilizan los contratos inteligentes para certificar autenticidad y su no intercambiabilidad.

Finalmente, otro ejemplo más complejo sería el de las organizaciones autónomas descentralizadas o DAO (por sus siglas en inglés), un negocio cuyos dueños y administradores son sus propios miembros. Utilizan el contrato inteligente en donde el código define cómo opera el negocio y lo hace totalmente transparente para que cualquiera lo vea; como una organización caritativa, por ejemplo.

Espero que esta breve explicación les sea de utilidad para una aproximación inicial a cómo funcionará el mundo virtual, y en varias instancias, quizá el real.

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Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.

ricardo [at] mrwhite.world

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