“Be curious; not judgmental” —Ted Lasso, S1. E8.

Conecté la laptop nueva de mi papá a la toma de corriente del coche cama. El tren empezaría su lenta y majestuosa salida de la Ciudad de México desde la Estación Buenavista con destino Uruapan, Michoacán. Me llenaba de alegría la posibilidad de jugar y estar curioso viendo qué podía hacer con el portátil.

La estación de trenes de Buenavista, en la Ciudad de México, quedó abandonada después de que finalizaron las operaciones de Ferrocarriles Nacionales de México (FNM) en septiembre de 1999. La Biblioteca Vasconcelos y un centro comercial se encuentran ahora en ese espacio. Pero las historias con estaciones de trenes siempre tienen su dejo de melancolía. Nada mejor para recordar un pasado que nos dejaría varias herramientas para el presente.

Este recuerdo ha de ser por ahí de 1994 y el juego sería NBA Jam o uno similar. La computadora Sanyo MBC-17NB tenía una agarradera de goma para darle a la portátil forma de portafolio. Pero obvio necesitabas un portafolio para llevar su enorme transformador, bolsillos para todos los diskettes que en teoría necesitarías y tal vez una revista o libro.

Curiosidad del pasado, demanda del presente
Curiosidad del pasado, demanda del presente

Era un sueño, diseño delgado, una p antalla LCD monocromática a escala de grises, 20MB de memoria de almacenamiento con Windows y Works instalado. Un procesador Intel 802ge (80286) 12.4 MHz de velocidad de procesamiento y una memoria de sistema de 1MB. Un puerto serial, uno de video y un paralelo. La batería nueva llegaba a durar, ¡dos horas! Pero como la alerta de poca batería era muy extrema, más valía guardar tu trabajo de forma regular.

Jugué un poco, comimos algún bocadillo antes de ir a dormir. El tren solía salir por la noche viajando por la vía N a lo largo del eje Neovolcánico Transversal y amanecíamos en el hermoso bosque de la Sierra Madre del Sur. El que iba hacia Uruapan era el tren 27 y de regreso el 28; si no mal recuerdo era denominado “El Purépecha”.

Traigo esta historia ferroviaria porque era una ventana a la curiosidad, además de una historia de entrada y salida. Entraban las laptops, salía el tren, pero me permitía abrir la mente, curiosear. En la madrugada iba al final del tren en donde el ayudante de maquinista (fogoneros en la época de los vapores) me explicaba para qué eran las bengalas que tiraba a la vía N (no le digan a nadie, pero hasta me regaló una -eran otras épocas, sin duda-).

Por un momento vimos que las computadoras portátiles tuvieron una reducción en ventas, es obvio que hoy con la pandemia esto ha tenido un ajuste. La demanda por equipos que habiliten la educación remota son bienvenidos. Hay cientos de ofertas de equipos, un increíble #ruidoblanco de tantas opciones. Desde las computadoras que trabajan principalmente en la nube, como las Chromebooks , hasta maravillas modernas como la Matebook X Pro de Huawei que simplemente compararla por prestaciones y peso, no solo precio, te hace pensar dos veces dejar MacOS.

Me costó regresar a Windows, obvio, pero el hardware era una nueva propuesta que había que probar. Con un peso inferior a los 1.5 kg (1.3 lo que la hace medio kilo más ligera que la MacBook Pro) , la cámara que se abre o cierra de forma mecánica en el teclado (nada de andar pegando post its sobre tu hermosa pantalla) y justo eso, su pantalla Ultra FullView, con biseles ultradelgados, tenía que ponerse a prueba. El color verde esmeralda con pulido verde arena tiene muchísima presencia, aunque hay otros dos colores disponibles.

El equipo tiene un gran rendimiento utilizando la décima generación del procesador Intel Core i7-10510U e i5-10210U, una tarjeta gráfica NVIDIA GeForce MX250, que funciona con 2GB GDDR5, lo que te permite pasar de edición de gráficos y video a consumo de videojuegos de manera muy eficiente. La batería de 56 Wh permite, si te ves ligero de trabajo, estar desconectado casi todo el día de un cargador USB-C que si cabe en tu bolsillo (por fin).

Curiosidad del pasado, demanda del presente
Curiosidad del pasado, demanda del presente

Finalmente, de que me han puesto a pensar sobre el 1+8+N, en este equipo el uso de Huawei Share me pareció una experiencia muy atinada, bien pensada. Cualquiera con un teléfono Android va a disfrutar poder controlar su celular puesto en la mesa mientras trabaja, desde la pantalla de la computadora. Acercas el celular e inmediatamente con tu trackpad y teclado empiezas a responder mensajes de todos tus chats en el celular sin bajar programas o abrir nuevas pestañas en tu navegador de preferencia.

Me costó regresar a Windows, pero la experiencia de Huawei Share era tan buena que preferí disfrutarla. Me vino a la mente la frase de la serie Ted Lasso (Apple+) “Se curioso, pero no prejuicioso.” y tras unas semanas de darle con singular alegría, me parece un gran equipo; o mejor diría Charly García en 1987, “No voy en tren, voy en avión.” La MateBook X Pro está disponible en la Tienda Oficial de Huawei en línea, a un precio de $49,999, pero ahora la veo con un descuento de 10 mil pesos por aniversario (durante la siguiente semana).

white-noise

Nota: La opinión de Ricardo Blanco es personal y no refleja la del medio ni la de la empresa para la que trabaja.

ricardo [at] mrwhite.world

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