Los empresarios no podemos distanciarnos de nuestra responsabilidad de participar en la construcción de un país donde nos vaya bien a todos. Lo he dicho en diversas ocasiones, y es que el compromiso de las organizaciones y de los empresarios debe ir mucho más allá: tiene que ver con lo que denomino Prosperidad Incluyente y la generación de valor social.
Las empresas son un importante medio para transformar a las comunidades. ¿Cómo lo hacen? Creando y potenciando las capacidades de las personas para mejorar sus condiciones, además de contribuir a establecer entornos propicios para generar prosperidad y riqueza. Eso significa la generación de valor social.
Nosotros así lo entendemos y lo llevamos a la práctica a través de diversas iniciativas, como Plantel Azteca, un modelo educativo de excelencia del que ya he hablado en este espacio y que nos llena de satisfacción, por los extraordinarios resultados que hemos obtenido con los más de 13 mil jóvenes que han egresado de sus aulas.
También he compartido en mi blog algunas de esas historias de éxito que nos motivan a seguir apoyando este proyecto. Hoy quiero compartir la historia de Alina Rodríguez, una chica que superó toda clase de adversidades para lograr su sueño.
Desde muy chica, Alina Rodríguez vivió en marginación por las difíciles condiciones económicas que padecía. Su mayor preocupación no fueron sus carencias materiales, sino mantener sus altas calificaciones. Fue una estudiante brillante que logró ganarse una beca en Plantel Azteca.
Vivía en Ojo de Agua, Estado de México. Para llegar a la escuela, debía tomar un camión que tardaba dos horas en llegar a su destino.
Durante sus años en Plantel Azteca, Alina destacó por sus habilidades para las matemáticas y física, pero sobre todo para la computación. Desde temprana edad empezó a desarrollar complejos sistemas a través de programación avanzada. Además de su pasión por los sistemas, aplicó día a día importantes valores como la honestidad, el trabajo en equipo, pero sobre, todo el agradecimiento, que más tarde la llevarían a ayudar a muchas personas a encontrar su desarrollo profesional.
Decidió convertirse en Ingeniera en Sistemas Computacionales y lo logró en el Instituto Politécnico Nacional. No fue nada fácil, porque su educación universitaria siempre la combinó con trabajos de medio tiempo para solventar sus gastos y apoyar en el hogar, ya que, tras el repentino fallecimiento de su padre, la situación se complicó más que nunca para su madre y su pequeño hermano.
Alina maduró rápidamente y entendió el valor del trabajo y del esfuerzo. Con jornadas que empezaban a las cuatro de la mañana y terminaban después de media noche, logró sacar adelante sus estudios profesionales con buenos resultados.
Años más tarde, se sumó al equipo de Banco Azteca. Empezó como desarrolladora, pero en tan solo tres años logró convertirse en Gerente de Sistemas, con base en esfuerzo, talento y constancia.
Alina encabezó a un equipo de 12 colaboradores, con el cual dio seguimiento a proyectos del portal del banco y a la atención de recuperación de contraseñas en sucursales. Apoyó también en el mantenimiento de la operación del portal y, con su trabajo, desarrolló sistemas de alta calidad para llevar a cabo millones de operaciones bancarias.
Como fruto de su esfuerzo, ayuda económicamente a su madre y ha apoyado con los gastos escolares de su hermano menor quien, siguiendo su ejemplo, también estudia Ingeniería en Sistemas en el Instituto Politécnico Nacional.
Alina cursó también una Maestría en Dirección Estratégica de las Tecnologías de Información y Computación en Infotec de Conacyt.
Su trayectoria profesional le ha permitido conocer varios países, entre ellos Francia, Reino Unido, Alemania y República Checa, lo cual le ha permitido ampliar sus horizontes culturales.
Alina es una mujer ejemplar, solidaria con su equipo de trabajo y siempre dispuesta a apoyar a los demás. Por lo que no sólo siempre busca nuevos retos, sino que también dedica parte de su tiempo como voluntaria para mentorear a jovencitas a estudiar carreras de TI y también para ayudar a personas mayores a retomar sus estudios.
Tras nueve años de experiencia y gran desempeño en Grupo Salinas, Alina actualmente tiene la oportunidad de trabajar para una consultoría internacional y seguir conectando con otras culturas. Nos comparte que constantemente recuerda algo que aprendió en Plantel Azteca: buscar siempre nuevos retos para nunca dejar de aprender.
Un modelo educativo consistente, vanguardista y exitoso, como lo es Plantel Azteca, tiene el poder de transformar vidas. México está lleno de jóvenes como Alina, que necesitan una oportunidad para impulsar su crecimiento.
Si bien es cierto que hay varias opciones educativas, no todas logran resultados a largo plazo y de manera sostenida. Plantel Azteca lo ha conseguido y ya es referencia a nivel nacional. De sus aulas han salido jóvenes que hoy, son hombres y mujeres que están trabajando por mejorar su entorno y su país.
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