Las estadísticas nos indican que para 50% de este tipo de organizaciones, será muy complicado, sino es que imposible, hacer una transición generacional adecuada. Para 45% será complicado, con distintos grados de éxito, y sólo en 5% de las empresas familiares hay una alta probabilidad de lograrlo. Por tanto, y por desgracia, la respuesta a la pregunta inicial es prácticamente un NO. Estas son las conclusiones de un estudio de más de tres años realizado desde el Centro de Investigación para Familias de Empresarios-BBVA de IPADE Business School.
Esto tiene un impacto brutal, ya que en México se estima que las empresas familiares representan entre 85% y 95% de las empresas, aportan entre 50% y 80% del Producto Interno Bruto (PIB) y generan entre 70% y 90% del empleo en el país.
Esta es una realidad que necesita la atención de todo integrante de una empresa familiar. Sobre todo, por la enorme pérdida de valor como consecuencia de problemas en la empresa y en la familia. La conclusión es clara: las familias empresarias que se preparan y ejecutan esa transición con orden, son las que atraviesan de manera adecuada la inevitable transición generacional.
Para ello, son cuatro grandes dimensiones las que deben considerarse:
1. Resolver los dilemas y tensiones que se generan al vincular una empresa con una familia. Esto se produce cuando se mezclan criterios, como pagar remuneraciones no por lo que se hace, sino por quien se es (y, como es de la familia, se le paga generosamente), se confunden roles, cuando en un diálogo un hermano habla como jefe y el otro como dueño (y no se disciplina a la autoridad formal en la empresa), se usan activos empresariales y familiares sin distinción (los vehículos utilitarios se usan para fines personales), por citar algunos ejemplos.
2. Abordar y resolver los conflictos. El fondo del asunto no es tratar de evitar los conflictos, son inevitables. La clave es saberlos abordar y resolver. Aprender a ponerse de acuerdo, para poder estar de acuerdo. Esto que se dice muy fácil es lo más complejo. Si se deja que los conflictos se acumulen, tarde o temprano derivará en una separación irremediable.
3. Atender la sucesión. Sobre este tema se ha escrito mucho. La conclusión es que se trata de un proceso que debe ser planeado y ejecutado en un momento donde se tenga oportunidad de hacer una transición en las mejores condiciones posibles.
4. Tener un proyecto familiar y empresarial. Por desgracia, a veces se está tan concentrado en resolver el día a día, o los problemas pasados siguen generando dificultades, que se olvida la importancia de lograr un proyecto empresarial común. Un futuro que incluya, convoque e ilusione a todos en la familia.
En los cuatro ámbitos vemos distintos grados de avance, pero donde hay la mayor oportunidad, es en el tema de sucesión. Existe un muy bajo nivel de institucionalización, proceso clave para lograr una adecuada transición generacional, 66% de las familias empresarias reportan muy poco o nulo desarrollo, 29% tiene distintos grados de avance, aunque insuficientes y, otra vez, son un 5% podemos decir que ha logrado ser institucional.
Sin duda, son muchos los temas que deben ser abordados y por tiempos largos de trabajo paciente. Hacerlo en familia es necesario para aumentar las posibilidades de tener un mejor futuro. No hacerlo, pone en serio riesgo la viabilidad del proyecto empresarial en la siguiente generación.
Todas las transiciones generacionales se darán de forma irremediable. Si usted es miembro de una familia empresaria o de una empresa familiar, tenga por seguro que también le ocurrirá a la empresa donde hoy está. ¿Están preparando adecuadamente ese momento?
Director del Centro de Investigación para Familias de Empresarios | BBVA del IPADE Business School