La economía global está en plena transformación, con el Sur Global como uno de sus principales motores. Entre 2007 y 2023, el comercio entre países del Sur más que se duplicó, de 2,3 billones a 5,6 billones de dólares. En los próximos cinco años será responsable de casi el 70% del crecimiento económico mundial. En este contexto, América Latina tiene la oportunidad de liderar la reforma del sistema económico internacional hacia una economía más justa e inclusiva.
Mi primera visita oficial del año me lleva a México, liderado por su primera presidenta, Claudia Sheinbaum, un símbolo del avance hacia la igualdad de género. Como expresó con fuerza en su discurso de toma de posesión: “No llego sola, llegamos todas.” México encarna las oportunidades y desafíos de América Latina, desde su papel en el comercio global hasta su enorme potencial en la transición energética.
Un marco comercial para el desarrollo
La economía global enfrenta un crecimiento lento, una deuda elevada, una inversión débil y un comercio cada vez más marcado por la geoeconomía y el proteccionismo, que amenazan con fragmentar aún más el sistema global.
Para prosperar, las economías emergentes y en desarrollo necesitan comercio internacional y flujos de inversión estables. Por ello, defender el multilateralismo y un comercio basado en reglas acordadas es esencial para atraer inversión garantizar estabilidad.
El "regionalismo abierto", definido por CEPAL, responde a estos retos mediante acuerdos regionales que diversifican la producción, impulsan un crecimiento inclusivo y fortalecen la integración al comercio global con mayor valor agregado.
Ejemplo de ello es el reciente pacto entre la Unión Europea y Mercosur, que confirma el comercio como motor del desarrollo sostenible en un mundo multipolar.
Con un 5% a 6% del comercio global, América Latina puede fortalecer su posición en las cadenas globales mediante políticas comerciales inclusivas. En un Sur Global, que ya representa el 40% del comercio de bienes y el 30% de servicios, la región debe liderar para reducir desigualdades y maximizar su potencial.
Minerales para la transición energética
América Latina concentra entre el 50% y 60% de las reservas mundiales de litio, además de recursos esenciales como cobre y níquel, claves para las tecnologías limpias y la revolución digital. Aprovechar estos minerales debe traducirse en beneficios locales: empleo, cadenas de valor justas y protección ambiental.
La cumbre climática COP30 en Brasil será clave para impulsar una transición energética equitativa que reduzca desigualdades y amplíe oportunidades. Más allá de lo tecnológico, el reto es social: asegurar que esta transición cierre brechas y beneficie a toda la región.
Transformaciones globales: claves para América Latina
La economía global vive una paradoja: crecimiento lento, pero transformaciones rápidas. Este desequilibrio genera tensiones y nuevas asimetrías, pero también grandes oportunidades para América Latina.
- Un mundo multipolar: Más del 70% del crecimiento económico en los próximos cinco años provendrá del Sur Global, con el comercio Sur-Sur representando casi la mitad del comercio mundial. América Latina tiene una oportunidad de diversificar y fortalecer su participación global.
- Digitalización del comercio: Las exportaciones de servicios crecen tres veces más rápido que las de mercancías. La región puede liderar en plataformas digitales y conectividad, si invierte masivamente en tecnología, infraestructura y capacitación de la fuerza laboral.
- Revolución energética: El mercado de tecnologías limpias igualará al del petróleo en la próxima década. América Latina ya lidera: cerca del 30% de su energía proviene de fuentes renovables, superando el promedio mundial. La hidroeléctrica domina, generando más del 50% de la electricidad en Brasil, Colombia y Paraguay. Países como Brasil, Chile, México y Uruguay destacan en energía eólica y solar, mientras la geotermia crece en naciones volcánicas como Costa Rica, El Salvador y México.
Unidos frente a desafíos globales
El mundo no puede permitirse divisiones frente a desafíos como el cambio climático, la deuda y la desigualdad. América Latina ha demostrado su liderazgo, con la participación de México y Brasil en el G20 y su apoyo para reformar la arquitectura financiera internacional.
En julio, La conferencia de Financiamiento para el Desarrollo en Sevilla será clave para que los países en desarrollo superen la trampa de la deuda y financien los ODS y un crecimiento sostenible. América Latina debe ser una voz firme en estas discusiones.
Reformar la gobernanza global
En su 80 aniversario, las Naciones Unidas tienen la oportunidad de adaptarse a un mundo multipolar. Como hemos dicho muchas veces, una gobernanza mundial más inclusiva no implica sustituir el centro, sino ampliarlo.
América Latina, con su activa participación en los foros de Naciones Unidas y el G20, sigue ocupando posiciones clave en la ONU y puede actuar como puente entre poderes tradicionales y emergentes.
Reformar la gobernanza global no es solo una cuestión de justicia, sino una necesidad para garantizar estabilidad y sostenibilidad futuras.
Hacia un nuevo desarrollo
Los cambios que se están generando en el mundo exigen repensar el desarrollo. Diversificar economías y equilibrar las necesidades inmediatas con metas a largo plazo es fundamental.
Políticas proactivas de diversificación productiva, junto con la inversión en capital humano e infraestructura son esenciales para un desarrollo sostenible.
Pero el sistema internacional debe también reformarse para ser un motor del desarrollo sostenible. En UNCTAD trabajamos para promover que los beneficios del comercio, la inversión, la tecnología y el financiamiento se conviertan en cimientos del desarrollo inclusivo y de un mundo mas justo.
Hacia un futuro de liderazgo
América Latina está en una encrucijada histórica. Frente a desafíos globales, tiene la oportunidad de liderar el cambio global hacia una economía más justa e inclusiva.
Defender un comercio basado en reglas, gestionar responsablemente sus recursos y fomentar la cooperación multilateral son pasos esenciales.
El 2025 presenta retos y oportunidades únicas. Es el momento para que América Latina demuestre que el Sur Global no solo es parte del cambio: es su motor.
Secretaria General, ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD)