Las elecciones al Congreso de la Unión, tal y como se realizan en México, me parece que violan la letra y el espíritu de la Constitución. Hay que explicarlo despacio utilizando el ejemplo de las diputaciones. Para las senadurías la situación es similar.

En México tenemos 500 representantes en la Cámara de Diputados. Trescientos de ellos se eligen en trescientos distritos electorales, uno por distrito. Los 200 restantes se distribuyen de acuerdo con el principio de representación proporcional (por ejemplo, a un partido que recibe el 25% de los votos se le asignan 50 de esos 200 diputados plurinominales).

Para los 300 diputados que se eligen por distrito basta la mayoría relativa, es decir, si hay seis partidos que toman parte en las elecciones, puede ganar aquel partido que tiene más votos que los otros seis. Así se puede ganar una diputación con solo 30% o 40% de los votos, si el resto de los votos se fragmenta entre muchos partidos.

Por eso en México en las elecciones por distrito un partido puede acumular una proporción de diputados muy por encima de su proporción de votos. Un partido que con 40% de los votos gana 200 de 300 distritos, tiene una proporción de esos 300 diputados igual a 66%, es decir 26% por arriba del porcentaje de votos que recibió.

Para paliar ese problema se distribuyen 200 diputados llamados plurinominales, de acuerdo con el porcentaje de votos que alcanzaron los partidos en los distritos. Pero un partido al final de cuentas no debe tener más de 8% de sobrerrepresentación, ni debe tener más que 300 diputados en total.

Es decir, a un partido como Morena no le conviene ganar muchos distritos electorales, porque no entra al reparto de diputaciones plurinominales, dado el límite del 8%. Por ejemplo, si con 40% de los votos ganara 240 distritos, lo cual sería posible, tendría ya 48% de los 500 diputados en la Cámara y no puede recibir diputados plurinominales adicionales.

¿Qué hacer para evadir esa ley? Pues se puede formar una coalición con el PT y el PVEM y entonces los distritos ganados se reparten de acuerdo con un “convenio de coalición”. En 2018, por ejemplo, el convenio de coalición le asignó 142 de los 300 distritos electorales a Morena (Morena fue sola en 8 distritos), 75 al PT y 75 al desaparecido PES (Encuentro Social). Al final de cuentas, después de las elecciones, el PT y el PES no ganaron ni un solo distrito con sus siglas. Pero Morena ganó 218 por su parte y de esos, 210 contaban para la coalición. Por eso 210 diputados se repartieron de acuerdo con el convenio de coalición y a Morena le tocaron 97, al PT 57 y al PES 56 diputados. El PES tuvo tan pocos votos que perdió el registro, pero ganó 56 diputados. ¿Cómo puede ser eso?

Increíblemente, México es el único país del mundo en donde un partido puede recibir cero votos y ganar muchos diputados. Lo que sucede es que dada la coalición Morena-PT-PES de 2018, votar por el logo de Morena quiere decir votar por la coalición. Los distritos se reparten de acuerdo con el convenio de coalición y un votante en Ensenada, por ejemplo, no sabe que al votar por el logo de Morena está votando porque ese diputado se le asigne a otro partido. En la mitad del país los votantes que escogieron el logo de Morena estaban votando por el PT o por el PES. Por eso, al final de cuentas, el PT recibió los diputados para esos 57 distritos y el PES 56, sin haber ganado con su propio logo en ningún distrito del país.

Para votar por una coalición de tres partidos los votantes pueden votar por uno solo de los partidos, por dos de tres o por los tres. El nombre del candidato es el mismo junto al logo de cada uno de los tres partidos. Los votos dobles se asignan por mitades a cada partido, y los triples por tercios. Eso lo hace la computadora del INE. Pero la mayor parte de los votantes solo vota por un partido y por eso el voto, solo por el logo de Morena, explica casi todos los 218 distritos ganados por los tres partidos en 2018.

Lo que sucede entonces es que, si la coalición está presente en 292 distritos, como sucedió en 2018, Morena postula a 142 de sus militantes en 142 distritos y el PT y el PES los otros 150. Así Morena evita ganar muchos distritos bajo su propio nombre, aunque en realidad la mitad de los candidatos del PT o del PES sean militantes de Morena, disfrazados con otras siglas. De esa manera los tres partidos participan en el reparto de diputados plurinominales y maximizan la sobrerrepresentación de la coalición en su conjunto. En 2018 Morena, PT y PES obtuvieron juntos el 45% de los votos juntos, pero el 61.2% de los diputados. Es decir, perdieron en las urnas, contando los votos, pero ganaron en la Cámara, así como se asignan diputaciones. Se trata de una sobrerrepresentación total de 16.2%, más del doble de lo que la Constitución le permite a un partido. Pero con su coalición, esos tres partidos salvan el escollo, ya que ninguno de los tres se pasa del 8% de sobrerrepresentación. Compraron después diputados de otros partidos y así pertrechados tuvieron la mayoría de dos tercios necesaria para modificar la Constitución, desde 2018 hasta 2021.

El artículo 87 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales prohíbe expresamente la transferencia de votos entre los partidos. Pero no prohíbe la transferencia de diputados en una coalición, pactados en un convenio. Cuando en 2008 los partidos pequeños pretendían que además de diputados se pudieran transferir porcentajes de votos, la Suprema Corte declaró esa propuesta anticonstitucional. Por ejemplo, en 2018 Morena le hubiera podido transferir 1% de sus votos al PES para mantenerlo a flote. Es lo que se llama la “cláusula de la vida eterna” para que los partidos que obtienen menos de 2.5% de los votos puedan salvar el escollo y no pierdan su registro. En 2022 el PT y el PVEM trataron de introducir de nuevo la clausula de la vida eterna en el proyecto de reforma electoral destinado a torpedear al INE (el famoso plan A). Al final de cuentas el Plan A fue rechazado.

Sin embargo, la transferencia de diputados en coaliciones es también una transferencia de votos y es tan inconstitucional como la transferencia de porcentajes. ¿Cómo puede ser posible que un partido con cero votos pudiera obtener diputados de distrito? Para 2024 ya se firmaron los convenios de coalición. Morena, PT y PVEM van en coalición en 255 de los 300 distritos electorales, en 45 Morena va sola. De los 255 distritos por coalición 51 ya se le asignaron al PT y 74 al PVEM, o sea casi la mitad de los 255. Quien en Ensenada vote en junio por Morena, estará votando para que el diputado se le asigné al PT. Quien vote en el distrito 8 de Tijuana por Morena, estará votando porque el diputado se le asigne al PVEM.

Si esto no es una burla electoral y violación del principio de no transferencia de votos entre partidos, no se de que otra cosa se le pueda calificar. Es obviamente anticonstitucional y subsiste solo porque en México ya nos acostumbramos a eso, que fue producto de las negociaciones de décadas que llevaron a la ley electoral, parchada mil veces, que ahora tenemos. El partido mayoritario (el PRI antes) siempre quiere aprovechar las posibilidades de sobrerrepresentación que la ley electoral permite. Apenas llega otro partido mayoritario al poder (Morena hoy) pierde todo interés en arreglar esto. Quieren seguir usufructuando las prebendas de la sobrerrepresentación.

¿Cómo reparar la ley electoral? Muy sencillo: las coaliciones se pueden dar para hacer propaganda y llamar a votar por un candidato común, pero ya en la boleta solo se puede votar por un solo partido (aunque la coalición tenga tres partidos) y no se admite la transferencia de votos de un partido al otro. Si en un distrito el partido A tiene mayoría de votos, el diputado no se le puede asignar al partido B. Claro y transparente.

En otra colaboración he explicado además cómo se puede mejorar el sistema de representación proporcional, tomando como base para el cálculo los 500 diputados en la Cámara y no los 200 plurinominales ().

Ahora que comienza la cuenta regresiva para un nuevo sexenio es pertinente retomar el tema de la representación proporcional, desvinculándolo de cualquier conexión con el INE o el control de las elecciones mismas. Se trata de determinar cuál sería la forma más democrática de asignar representantes en la Cámara de Diputados.

En México podríamos tener un sistema electoral más democrático y moderno si se elimina la transferencia de diputaciones de un partido al otro, como se hace actualmente, que para mí es ilegal, y si se modifica el número que se toma como base para la representación proporcional, considerando el total de 500 diputados y no solo los 200 plurinominales.

Absolutamente simple, pero muy difícil de lograr si no existe la voluntad de los partidos por hacerlo y la conciencia cívica de la población para exigirlo.

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