En México desde hace algunos años se ha comenzado a hablar de la educación dual, que significa en esencia que la educación es doble, ocurre tanto en las aulas como en las empresas. Un estudiante divide su tiempo por igual asistiendo durante la semana a la escuela de oficios y también a la compañía que lo tiene contratado. El modelo de educación dual fue desarrollado en Europa, especialmente en Alemania, y es la evolución moderna de la relación entre maestros y aprendices que se desarrolló desde la Edad Media.

Muchos estudiantes no desean o no requieren cursar una carrera universitaria. Aprender un oficio es una opción válida de acuerdo al plan de vida o necesidades económicas de cada uno. Esto generalmente implica una inserción temprana en el mercado laboral.

En Alemania una persona que quiere convertirse en "aprendiz", bajo el sistema de educación dual, solicita empleo en alguna de las empresas que ofrecen tales puestos. Cada empresa define el área (plomería, electricidad, informática, etc.) y sube las ofertas de trabajo a servidores regionales donde los interesados pueden consultar cada año las plazas que se han abierto. En un año típico las empresas publicitan un poco más de medio millón de ofertas de trabajo, que se pueden cubrir al 90%. En 2022 había 1.26 millones de aprendices de oficios en Alemania, mientras que el número de estudiantes universitarios era de 2.9 millones.

La ventaja de la educación dual es estar alojada en la praxis. Los aprendices se ven confrontados de inmediato con problemas de verdad y tienen que participar en su solución. Si pasan tres días a la semana en la empresa, tienen que acudir los otros dos días a las aulas. Un electricista, por ejemplo, es integrado en una brigada que va de casa en casa. Durante los días con clases aprende la teoría necesaria para poder convertirse en un buen trabajador. No es raro, por ejemplo, que cuando alguien pide una reparación complicada aparezcan tres electricistas, dos ya "graduados" y un tercero que es el aprendiz y que participa bajo la supervisión de los más veteranos. Aquellas empresas que ofrecen puestos de aprendiz deben pasar una inspección y deben tener a una persona que ha sido certificada para ofrecer la capacitación deseada. Algunos de los oficios más demandados son: oficinistas de administración, mecánicos de vehículos, asistentes en consultorios médicos, informáticos, electricistas, etc. Es también posible asistir a la escuela de oficios sin estar empleado en una empresa, pero la parte práctica se debe cubrir en algún momento, para poder ser un "maestro" en su rama.

La educación dual resuelve varios problemas sociales a la vez:

1. Provee a los jóvenes con un empleo que les proporciona una remuneración modesta, pero que les permite independizarse.

2. Evita que muchos de ellos, que no tienen interés en una educación universitaria, pierdan dos o tres años en la universidad, sin poder graduarse al final de cuentas.

3. Hace que los jóvenes ingresen al sistema de seguridad social con apenas 17 o 18 años de edad. Eso por un lado les garantiza la atención

médica, que es cubierta por un seguro, pero además les permite acumular antigüedad para su posterior retiro, a los 65 o 67 años de edad.

4. El costo de la parte práctica y la manutención es asumido por las empresas.

Una cuestión muy importante es que aprender un oficio en Europa no significa acabar estigmatizado ("ese no fue a la universidad"), ya que los aprendices graduados pueden continuar adquiriendo experiencia en una compañía, para después independizarse. Los mejores aspiran a fundar su propia empresa, con unos cuantos empleados y un cierto número de aprendices, regenerando así la economía nacional. Muchas veces esos plomeros o electricistas ganan más que un trabajador con estudios universitarios.

En México ha habido algunos proyectos piloto que tienden hacia la educación dual. Ese fue el caso en 2013 cuando se formuló el Modelo Mexicano de Formación Dual, con asesoría de la Cámara México-Alemana de Comercio e Industria (CAMEXA). Según la información disponible, hasta enero de 2015 participaban mil 158 estudiantes y 76 planteles de CONALEP y CECYT en el programa. Éste sigue vigente, como colaboración entre la SEP y la Agencia Alemana para la Cooperación. En la Encuesta 2021-2022 sobre el sistema dual en México participaron 2 mil 695 estudiantes y mil 374 egresados.

Es muy loable que estos experimentos de educación dual se hayan estado realizando desde 2013, pero el alcance es aún muy limitado y ya sería el momento de extender la experiencia. En la mayor parte de los estados del país el número de estudiantes en el programa es de unas cuantas docenas, con la excepción del Estado de México, que concentra casi la mitad de todos los estudiantes a nivel nacional (quizás porque Edomex tiene un programa de becas para la educación dual).

El vehículo idóneo para extender la educación dual por todo el país son las escuelas técnicas y de oficios, así como los planteles agrupados en el Tecnológico Nacional de México. El CONALEP (Colegio Nacional de Educación Técnica Profesional) podría también participar, aunque quizás sólo con los estudiantes en su último año, ya que ingresan a sus planteles después de la secundaria y necesitan una edad mínima para poder ser aprendices. En los proyectos hasta ahora realizados en México han participado sobre todo planteles del CONALEP y estudiantes de los Centros de Estudios Científicos y Tecnológicos del IPN. Habría que decir que en México no existen el tipo de planteles para educación dual, con una población flotante de estudiantes que se mueven entre la empresa y la escuela, como es lo típico del sistema. Es algo que habría que desarrollar a largo plazo.

Para comenzar, lo que se necesita en México es entender y aplicar creativamente el modelo de educación dual. Las becas "Jóvenes construyendo el futuro", instauradas por el actual gobierno, no son la solución, ni al problema del desempleo, ni de la capacitación. Los recursos vienen del Estado y se convierten así en un subsidio directo a las empresas que participan, las que no son inspeccionadas de antemano. De hecho, el 16% de los becarios ya tiene un título universitario y su objetivo inmediato no es la capacitación laboral sino paliar el desempleo. A los becarios no se les evalúa, ni al principio ni al final, ni se les brinda capacitación teórica adicional, como es el propósito de la educación dual. Terminan su año de futuroconstructores sin ningún documento oficial que acredite su capacitación.

Hay otras experiencias: los estudiantes del Tecnológico Nacional de México tienen que trabajar un semestre en alguna empresa, antes de poder graduarse. Esa es una buena idea, si los estudiantes le pueden sacar el mayor provecho a esa estancia práctica, pero después tienen que elaborar una tesis, lo que es contraproducente, ya que retrasa o incluso impide su graduación. Si ese semestre práctico concluyera con un reporte de lo aprendido se podrían graduar más rápido (como quiso implementar el anterior director del TecNM, el Dr. Fernández Fassnacht). Además, habría que vigilar que todos los estudiantes-trabajadores sean inscritos en el régimen de seguridad social y que reciban un salario acorde al trabajo que realizan.

Como se ve, aún hay mucho camino por recorrer para poder llegar a un sistema de educación dual como el que existe en varios países europeos, pero lograrlo sería factible. La educación dual es un sistema de colaboración público-privado que crea sinergia entre la inversión privada (los salarios que se pagan) y la inversión pública (el costo de los planteles). El resultado es la creación de recursos humanos potenciados por la teoría y la práctica, y, de pasada, el fomento de un contexto donde no se tolera la informalidad laboral ya que a los estudiantes-trabajadores se les inscribe desde muy temprano en el sistema de seguridad social. Se crea consciencia de que deben vigilar seguir insertos en el sistema y no aceptar la práctica corriente en México de emplear trabajadores sin ningún tipo de seguridad.

Todo esto es algo complicado de lograr en las condiciones actuales del país, pero si se tiene clara la meta, se puede avanzar hacia allá. Si la dirección en la que hay que caminar es clara, no podemos extraviarnos, aunque avancemos despacio. La educación siempre es transformadora.

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