De acuerdo al portal de datos mantenido por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) y el Registro Nacional de Población (RENAPO), el exceso de mortalidad en México, hasta la semana 35 de 2021, había sido de 557,820 personas. Ese número se obtiene comparando lo que hubieran sido los fallecimientos esperados en México, sin la epidemia del Covid, y los que realmente se registraron a partir de la semana 15 (principios de abril) de 2020. Como la única diferencia entre 2020 y 2021, comparando con 2019, ha sido la epidemia, es claro que todos esos muertos en exceso van a cuenta del Covid y sus daños colaterales.

Sin embargo, los datos del INEGI y RENAPO no están completos. Hay varios estados como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala y Puebla que se atrasan meses en la entrega de datos y por eso el exceso de fallecimientos es seguramente mayor a 557,820. Pero ese número maquillado basta para mostrar que la gestión de la crisis del Covid en México ha sido un desastre. Pocos países en el mundo alcanzan las cifras de mortalidad que tiene México, en proporción a su población. Solo Brasil y Perú tienen peores resultados, para países con gran población.

Pero todo parece indicar que las autoridades en México ya están pensando en darle la vuelta a la página. Como siempre, se va a declarar victoria. Los fallecidos pasarán, más bien ya pasaron, a segundo plano y, aunque la mayoría de la población aún no está vacunada, ya se planea para un México post-Covid en donde supuestamente todo volverá a ser como antes.

Desgraciadamente, el México post-Covid va a ser gravemente afectado por las secuelas de largo plazo de la epidemia. De los estudios de anticuerpos que se han hecho en México, en el marco de encuestas de salud, se desprende que hasta marzo de 2021 ya el 50% de los mexicanos habían tenido contacto con el virus. Hasta septiembre de 2021 es posible que unos 70 millones de personas se hayan infectado, aunque la gran mayoría ni se percató. Según los datos de la Secretaría de Salud, se ha hospitalizado a cerca de 580 mil pacientes por el virus. Hay que recordar, sin embargo, que muchas otras personas murieron en sus casas y que muchos casos graves no fueron aceptados en los hospitales. Así que esos dos números, 70 millones de contagiados y más de 580 mil personas con un cuadro clínico que ameritó la hospitalización, son lo mínimo que hay que considerar para valorar lo que sigue.

El Covid de largo plazo

Lo que preocupa a los responsables de los sistemas de salud en otros países, son las secuelas que deja la enfermedad, lo que se ha llamado el “Covid de largo plazo”. Muchas personas que fueron hospitalizadas han tardado meses en recuperarse completamente y algunas todavía están tratando de lograrlo. La respetada revista Nature publicó un estudio que lista hasta 55 efectos de largo plazo del Covid, sobre los pulmones, el cerebro y lo riñones, acompañados de fatiga y dolores de cabeza crónicos [1].

Especialmente en el caso de los pulmones se sabe ahora que el Covid daña a los alveolos, que se inflaman y llenan de líquido y detritus celulares. El daño no es reversible en pocas semanas: imágenes de rayos X de los pulmones de sobrevivientes del Covid asemejan a las imágenes obtenidas de adictos fumadores. Los alveolos cicatrizan después de la infección y producen un cuadro clínico llamado de “fibrosis pulmonar”, lo que provoca la falta de aire y el sofocamiento de las personas en rehabilitación. Investigadores rusos han estimado que un año después de haber experimentado Covid, con síntomas, un tercio de los pacientes aún muestra los efectos de fibrosis pulmonar. A largo plazo, los investigadores calculan que después del Covid, con síntomas ligeros o agudos, del 2% al 6% de los afectados seguirán sufriendo la fibrosis pulmonar, y eso por años [2]. Suponiendo que solo la tercera parte de los mexicanos infectados por Covid tuvo síntomas ligeros o agudos, y tomando el 2% de esas personas, podríamos calcular que unos 480 mil compatriotas requerirán de atención médica por ese problema en el futuro, durante años. Pero ya sabemos que la gran mayoría no la recibirá. Esas personas tienen ya, desde hoy, una esperanza de vida drásticamente recortada.

No es el único problema asociado al “Covid largo”. La Clínica Mayo [3] y el Centro de Control de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos mencionan los efectos principales de este nuevo síndrome: a) fatiga crónica, b) falta de oxígenación, c) dolor de articulaciones, d) dolor de cabeza, e) taquicardia, f) depresión y ansiedad, g) mareos. Los problemas cognitivos, es decir, problemas de memoria y concentración, son especialmente preocupantes [4].

Es sabido que personas con un cuadro agudo de Covid pueden desarrollar lo que se llama “niebla cerebral”, es decir, problemas neuronales que tienen que ver con una oxigenación inadecuada del cerebro. Uno de los efectos perversos del virus es facilitar la formación de coágulos que, en casos extremos, pueden provocar embolias. En un hospital de Chicago se detectó que hasta el 30% de los pacientes de Covid presentaban problemas cognitivos. Eso podría se provocado por inflamación cerebral y por bloqueos de las arterias. Se calcula, para Estados Unidos, que siete millones de personas podrían sufrir efectos neurológicos de largo plazo [5].

La epidemia en México ha sido más aguda y con más muertos por millón de habitantes que en Estados Unidos. Como la población de Estados Unidos es 2.6 veces mayor que la de México, si allá calculan que 7 millones de personas serán afectadas, en México podríamos esperar que por lo menos 2.7 millones de personas desarrollen problemas neurológicos de largo plazo. El efecto es mayor para los sobrevivientes de las hospitalizaciones, que sufren daños similares a los provocados por una conmoción cerebral. No se sabe aún bien de donde provienen todos estos síntomas, pero podrían ser debidos a micro-embolias sufridas por los pacientes durante la enfermedad. Se piensa que los sobrevivientes del Covid agudo tienen una mayor probabilidad de sufrir la enfermedad de Alzheimer en el futuro [6].

Los especialistas suizos consideran todo esto un problema de gran magnitud que amerita ya planear hacia el futuro. Para todos los pacientes hospitalizados por Covid recomiendan hacer un chequeo con rayos X tres meses después del alta y, después, según se requiera. Los pacientes que desarrollen síndrome de Covid de largo plazo deberán tener acceso a clínicas especializadas. A los pacientes que tengan problemas respiratorios se les ofrecerán programas de rehabilitación [7].

Postcovid y la inmunidad de rebaño

El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos lo ha dicho con toda claridad: “La mejor manera de prevenir el síndrome post-Covid es prevenir contraer la enfermedad Covid” [2]. Con la información que ahora tenemos podemos ver lo insensatas que fueron muchas aseveraciones de los encargados de la gestión de la epidemia en México, especialmente del subsecretario de salud, el Dr. López Gatell, quien en mayo de 2020 estaba pontificando sobre la inmunidad de rebaño, cuando era claro que la única salida posible era el desarrollo acelerado de las vacunas. El supuesto implícito era que cada persona que se recuperara del Covid podía mantenerse trabajando y formaba además una “muralla” para evitar nuevas infecciones. En los hechos se estaba apostando por mantener a la economía trabajando, confiando en que el número de muertos sería reducido y que los recuperados de la infección construirían la “muralla” de la que hablaba López Gatell. Hoy vemos que apostarle a eso y pensar que el gran número de contagiados en México es cosa del pasado, es un gran error. Aunque el virus desapareciera hoy, el Covid estará presente en las vidas de millones de mexicanos en los próximos 10 a 20 años, y eso, si su esperanza de vida se los permite.

Como es tradicional en México, los responsables de este monumental fracaso nunca serán llamados a responsabilizarse. Ya ni se habla de los fallecidos en el México post-Covid y se hacen cuentas alegres, pensando que ya se superó completamente a la epidemia. Como es claro de los estudios arriba mencionados, el México post-Covid no será como el México de 2019. Habrá que dedicar cuantiosos recursos al tratamiento de los problemas crónicos, neurológicos y pulmonares, asociados a la enfermedad. Habrá que pensar en campañas de salud y en formas de monitorear la evolución de los enfermos.

Nada más para dar una idea del esfuerzo requerido podemos mencionar un estudio ya iniciado en Gran Bretaña, que seguirá a 10,000 personas que se recuperaron del Covid por 25 años [8]. A la epidemia del Covid agudo sigue ahora la epidemia del Covid crónico. En México, hay que recordarlo, el número absoluto de personas que tuvieron contacto con el virus es mayor ¡que toda la población de Gran Bretaña junta! Sin embargo, no se sabe de ningún plan del gobierno mexicano para abordar este problema que se nos viene. ¿Quizás porque el sistema de salud en México ya es como el de Dinamarca desde diciembre de 2020?

[1] Lopez-Leon, S., Wegman-Ostrosky, T., Perelman, C. et al., “More than 50 long-term effects of COVID: a systematic review and meta-analysis”, Sci Rep 11, 16144 (2021).
[2] Bazdyrev E, Rusina P, Panova M, Novikov F, Grishagin I, Nebolsin V., “Lung Fibrosis after COVID: Treatment Prospects”, Pharmaceuticals (Basel). 2021 Aug 17;14(8):807.
[3] Mayo Clinic, “Covid (coronavirus): Long-term effects”, Octubre 2, 2021.
[4] CDC, “Postcovid conditions”, Sep. 16, 2021.
[5] A. Budson, “The hidden long-term cognitive effects of COVID”, Harvard Health Blog, Marzo 4, 2021.
[6] Heneka, M.T., Golenbock, D., Latz, E. et al., “Immediate and long-term consequences of COVID infections for the development of neurological disease”, Alz. Res. Therapy 12, 69 (2020).
[7] M. Funke Chambour et al, “Swiss Recommendations for the Follow-Up and Treatment of Pulmonary Long COVID”, Respiration, 100:826-841, Junio 2021.
[8] J. Couzin-Frankel, “The Long Haul”, Science, Julio 31, 2021.

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