Este año concluye con una nueva vuelta a la tuerca de la tiranía en México. Es casi ya imposible leer la novela “1984” de George Orwell sin encontrar alarmantes paralelos con la realidad nacional. Cuando Orwell comenzó a escribir su novela en 1946, la Segunda Guerra Mundial apenas había concluido y la memoria del fascismo estaba fresca. En la Unión Soviética el estalinismo aún tendría aliento hasta 1956, el año en el que Kruschov denunció los crímenes de la dictadura. La novela es, sin lugar a duda, una de las críticas más ácidas y lúgubres de las dictaduras y del control cognitivo que logran ejercer. El libro constituye un estudio de la forma en que se puede doblegar a una nación, no con pura violencia, sino subvirtiendo su capacidad de razonar. Se esclaviza a la sociedad, que además termina celebrándolo. Las citas incluidas abajo son de periódicos y medios nacionales.
En 1984: En el ficticio país Oceanía, donde se ubica la narración, el Hermano Mayor se dirige todos los días a la población a través de pantallas instaladas por doquier. Durante los Minutos del Odio se denuncia a los traidores y saboteadores. Si algo va mal, es siempre debido a esos criminales ya que el Hermano Mayor y su gobierno nunca son responsables de ningún descalabro ni desabasto.
En México : El show diario del presidente ya rebasó las mil presentaciones. Lo mismo se denuncia a los traidores neoliberales a la patria, que se toca música, se promueve gasolineras o se inicia una nueva cruzada contra algún otro país. El número de falsedades en las mañaneras ya llegó a 94 mil. El actual gobierno lleva cuatro años en el poder, pero hasta ahora no se siente responsable de nada, todos los fracasos son culpa de los gobiernos anteriores.
En 1984 : El Ministerio del Amor cubre en Oceanía las funciones de un ministerio del interior y trabaja coordinándose con el Ministerio de la Verdad. Entre los dos se encargan de detectar a los disidentes. En Oceanía la trinidad del Poder está conformada por el Hermano Mayor, el Partido, y la Policía del Pensamiento. Esos agentes tienen acceso a los datos de todas las personas, lo que escriben, lo que tienen y lo que no tienen.
En México : la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República investigan de inmediato a los opositores al régimen. A través de la prisión preventiva basta una acusación de la FGR para mandar a disidentes a la cárcel: “Organizaciones defensoras de derechos humanos y víctimas presentaron hoy una nueva denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) para que esclarezca el espionaje ilegal perpetrado contra periodistas y defensores de derechos humanos durante el sexenio de AMLO”.
En 1984 : El Ministerio de la Verdad se encarga de la propaganda diaria y de falsear la información para que promesas del Hermano Mayor sean borradas de los archivos, una vez que no fueron cumplidas.
En México : La televisión estatal y los medios quasi-estatales (como aquellos diarios que reciben la mayor parte de los recursos del Estado para publicidad) se encargan todos los días de transmitir la mañanera en vivo, en vez de noticieros, y de “reinterpretar” los fracasos diarios del régimen como propaganda antigubernamental de los neoliberales. Un ejercito de bots pagados por el Estado se encarga de inundar las redes sociales de propaganda progubernamental: “Una recopilación de datos del laboratorio de investigación SignaLab, parte del ITESO, sustenta la existencia de redes automatizadas o bots, en Twitter, que operan con la misión de posicionar #hashtags en dicha red social que eleven la imagen del presidente”
En 1984: Hay un Ministerio de la Abundancia encargado de simular que la economía progresa todos los días y la población está mejor surtida que antes.
En México : La Secretaría del Bienestar se encarga de simular eso, el bienestar, a través de dádivas monetarias destinadas a comprar votos. Los recursos se obtienen del desmantelamiento de todos los programas sociales introducidos antes de que llegara al poder el Gran Hermano: “Economía: es la peor en seis sexenios”.
En 1984 : A los pobres hay que tenerlos distraídos y entretenidos con todo tipo de trucos, por ejemplo, la lotería, celebrada cada semana. La lotería es organizada por el Ministerio de la Abundancia, pero “los premios son imaginarios. Solo se reparten pequeñas sumas y los ganadores del premio mayor son personas inexistentes”.
En México: Se rifan aviones imaginarios y los empresarios consentidos del Gran Hermano se prestan para adquirir los boletos que no se venden: “Varado, sin uso y sin oferta el avión presidencial”.
En 1984: La Lotería es solamente una materialización más del tercer slogan del Partido: “La Ignorancia es la Fuerza”. Obviamente que la ciencia y la tecnología ya no juegan ningún papel en Oceanía, ya que dependen “del hábito del pensamiento”, mismo que ha sido aniquilado. Es más, en la Neolengua hablada en Oceanía ya no existe una palabra para decir “ciencia”.
En México: Se desmantela el sistema de ciencia y tecnología, se liquidan los fideicomisos destinados a la ciencia, se colonizan los centros de investigación con plagiarios sumisos al régimen y la FGR trata de mandar 31 científicos a una cárcel de alta seguridad con acusaciones ficticias. “Comisión Interamericana de Derechos Humanos pide analizar posible dolo en acusación de la Fiscalía y el Conacyt contra 31 científicos”.
En 1984: El slogan preferido del Ministerio de la Abundancia es “nuestra nueva vida feliz”.
En México: el Gran Hermano declara que en 2023 el sistema de salud en México será incluso mejor que el de Dinamarca. Se le olvida que ya en 2022 se debía haber alcanzado esa meta: “En 2023 habrá un sistema de salud como Dinamarca y puede ser que mejor”.
En 1984: el Ministerio de la Paz está encargado de la guerra perpetua.
En México: el ejecutivo está encargado de la guerra mediática contra España, contra Perú, contra el presidente Biden (mientras que se sometía a Trump) y en general contra cualquier enemigo real o imaginario, como los periodistas o novelistas: “Trump es buena persona y lo respeto”.
En 1984: El poder se concentra en un líder infalible, omnipresente diariamente en los medios. La propaganda machaca y ablanda el cerebro de la población, día con día, hasta que lo negro es blanco, y lo blanco es negro. La población acaba por “entender y aceptar,” ganando la batalla contra sí misma, y termina amando al gran y popular líder.
En México: el presidente se autocalifica de ser “el segundo mejor presidente del mundo”. En tanto, la revista Index on Censorhip lo incluye en la votación para elegir al “tirano del año” de 2022, en competencia directa contra Putin, Lukasehnko y Kim Jong-Un, entre otros finos mandatarios.
En 1984: Con la Neolengua, que sustituye al inglés, ya no se pueden expresar pensamientos disidentes. Toda inconformidad es un “crimen del pensamiento”. La expresión “libertad intelectual”, por ejemplo, no se podría formular en Neolengua. En el “Cuarto 101” se tortura a los disidentes hasta que asumen sus crímenes y comienzan a “hablar como patos” (duckspeak en Neolengua), apoyando automáticamente lo que el régimen propone.
En México: toda la población está inmersa en el Cuarto 101, la caja de resonancia de la mañanera diaria, la cámara de tortura nacional de un narcisista obsesionado en destruir los avances democráticos de los últimos 40 años. Con ayuda de la UIF, la FGR, la SEDENA la población se “vence a sí misma” y termina adoptando el goose-speak (idioma del ganso en la Neolengua mexicana).
Como se puede ver, el arte siempre anticipa a la realidad.
RR
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