Gerardo Fernández Noroña

es un político inteligente y audaz, pero su historial político está marcado por la estridencia. Orador y activista incendiario, no tuvo empacho en recurrir el lunes pasado a su distintiva violencia en la acción y la expresión.

Y así, al argumentar desde la tribuna de la Cámara de Diputados que él debía ser con el PT —y no otro(a) con el PRI — quien presida la mesa directiva de San Lázaro durante el último año de la actual Legislatura, aseguró que el tricolor quiere esa posición porque así asumiría la Presidencia de la República si a AMLO llegara a pasarle algo como a Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, asesinados —dijo— por su propio partido, a cuyos integrantes llamó “pandilla de asesinos”.

Tan solo invocar un escenario así, o dicho de modo más coloquial, asustar con el petate del muerto, es tan dañino para un país políticamente dividido y confrontado, como pernicioso es que elabore escenarios a partir de interpretaciones equivocadas de la Constitución.

El único supuesto en el que un presidente o presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados sustituye temporalmente al jefe del Ejecutivo Federal se configura cuando a éste le es revocado el mandato. De ser el caso lo haría por un máximo de treinta días, plazo en el que el Congreso debe nombrar a quien concluya el período constitucional, de acuerdo con el párrafo séptimo del artículo 84 constitucional.

En los otros dos escenarios posibles de falta absoluta del Presidente, el cargo lo ocuparía por no más de diez días el secretario de Gobernación en turno, mientras el Congreso convoca a la elección ciudadana de un Presidente interino o designa a un Presidente sustituto. Interino, si esa falta absoluta del jefe del Ejecutivo ocurriese durante los dos primeros años del periodo constitucional y sustituto, si ocurriese durante los últimos cuatro.

“Chapulinazo” es en el argot legislativo, la práctica —no ilegal, sí amoral— de que diputados o senadores electos por los colores de una determinada fuerza política, brinquen, como chapulines, a las fracciones parlamentarias de otros partidos.

Morena y el PT, en la actual Legislatura, “chapulinearon” de origen: El segundo transfirió al primero 60 diputados electos bajo sus siglas, para que el partido de AMLO completara la mayoría absoluta (251 asientos) y amarrara el control de la Jucopo . Pero al hacerlo, el PT cedió al PRI la categoría de tercera fuerza política por el número de curules.

Un acuerdo inicial de la Jucopo, al que la oposición llama fundacional, determinó que Morena, primera fuerza política, ocupara la presidencia de la mesa directiva durante el primer año de la Legislatura; que el PAN, segunda fuerza política, lo hiciera durante el segundo año; y que el PRI, la tercera, presidiera el último.

Fernández Noroña y el PT desconocieron ese acuerdo fundacional, asumiendo que la presidencia de la mesa directiva en el tercer año correspondía a la tercera fuerza política y, mediante el “chapulinazo”, se convirtieron en ella incorporando a su fracción a dos legisladores independientes, desechos del PRD (Héctor Serrano y Mauricio Toledo) y a dos de Morena. Con eso superaron al PRI por un asiento, pero Morena perdió la mayoría absoluta al quedarse con 250 curules. Entonces uno de los chapulines de Morena regresó a su fracción para conservar la mayoría absoluta, pero dejó al PT y al PRI empatados con el mismo número de asientos como tercera fuerza.

El tricolor reaccionó y rompió el empate al negociar con el PRD (¿preludio de una futura alianza electoral?), que cuatro de sus diputados brincaran a la fracción tricolor y consolidaran con 50 curules, su calidad de tercera fuerza.

Fue así que el PRI propuso a la exgobernadora de Yucatán Dulce María Sauri, como candidata a presidir la mesa directiva. La mayoría de Morena, por su parte, ya había acordado acatar la recomendación de AMLO de respetar el acuerdo fundacional de la Jucopo. Pero cuando la propuesta se votó en el pleno, el líder de la fracción morenista, Mario Delgado, optó por la abstención, lo que mandó señales encontradas a ese grupo parlamentario que con más abstenciones y otros votos en contra, impidió que se lograran las dos terceras partes de los votos requeridos para elegir a la priista.

La Cámara de Diputados llegó así, sin mesa directiva renovada, a la instalación ayer del tercer año de la Legislatura. Se tiene el plazo legal hasta el sábado próximo para elegirla. Pero es muy probable que el asunto se desatore hoy mismo. Subirá otra vez al pleno la propuesta de Sauri. Falta ver si Delgado ahora sí honra su palabra y qué tan caro vende su amor el estridente Fernández Noroña.

Instantáneas:

1. ARROGANTES. Se entiende que el presidente López Obrador quiera mandar señales de optimismo ante la doble crisis (sanitaria y económica) que nos ha golpeado con severidad. Pero la frontera entre el optimismo y el triunfalismo es muy delgada. Su mensaje ayer con motivo del Segundo Informe de Gobierno la cruzó. Una primera lectura del evento acusa autocomplacencia y una total falta de autocrítica. Combate a la corrupción y programas sociales son claros avances, pero el triunfalismo sobre la pandemia, la economía y la inseguridad contrastan con lo que se percibe en la realidad. Acaso lo novedoso del mensaje fue el comentario que hizo sobre la ausencia en el evento del presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, y el fiscal general Alejandro Gertz. Dijo que, no obstante que fueron invitados, no asistieron, lo que en otros tiempos no pasaba. “Ellos tienen la arrogancia de sentirse libres (y) ese es el cambio, la transformación”. Si la intención del Presidente era ejemplificar esos nuevos tiempos, quizás no debió utilizar la palabra arrogancia, sinónimo de soberbia, que se interpretó como reclamo. Mejor hubiera sido hablar de independencia o autonomía.

2. RECORTES. Desde ayer dejaron de existir diez subsecretarías del gobierno federal, en acatamiento al decreto de austeridad dado a conocer por AMLO hace 130 días. Entre ellas destaca la de Gobernación de la Segob, que deja fuera a Ricardo Peralta, un funcionario que se vio envuelto en escándalos y en regaños presidenciales a su paso por Aduanas, por sus reuniones con grupos de autodefensas y por su apoyo a la llamada Ley Bonilla en Baja California, y cuyas funciones muy probablemente pasarán directamente a la secretaria Sánchez Cordero o al subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas.

3. OTRAS subsecretarias que desaparecen son: la de Planeación, Prevención, Protección Civil y Construcción de la Paz de la SSPC que estaba a cargo de Alejandro Robledo Carretero; la de Ingresos, de la SHCP, que hasta ahora permanecía con un encargado de despacho y cuyas funciones han sido paulatinamente absorbidas con el fortalecimiento del SAT; la de América del Norte de la SRE, que estaba a cargo del negociador del T-MEC, Jesús Seade, propuesto como candidato a presidir la Organización Mundial de Comercio; y la de Minería de la SE, que estaba a cargo de Francisco Quiroga Fernández.

rrodriguezangular@hotmail.com

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