Nada ni nadie es infalible, desde luego, pero cuesta trabajo creer, por los años de experiencia y los resultados obtenidos en operativos similares, que el caos y la violencia que se desataron el jueves pasado en Culiacán con la fallida captura de un hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán , haya sido consecuencia de una torpe planeación del Ejército .
Tanto o más complicados que la abortada detención del muy menor Ovidio Guzmán López —arropado, eso sí, por el capo histórico Ismael “El Mayo” Zambada — han sido otros operativos planeados para aprehender a delincuentes mucho más poderosos , en especial el que fuera jefe del cártel de Golfo, Osiel Cárdenas Guillén en Matamoros, entonces resguardado por el poderoso y bien pertrechado grupo de “Los Zetas” en una ciudad tan penetrada por el narcotráfico entonces y ahora, como ha sido y es Culiacán .
Fueron meses de planeación de la recién creada Oficina de Inteligencia Antinarcóticos (OIA) del Estado Mayor de la Defensa Nacional . Corría el mes de marzo de 2003. Personal infiltrado ya recogía información en campo e intervenía las comunicaciones telefónicas y radiales del capo . Los militares sabían que Cárdenas Guillén no estaba en Matamoros , pero que las querencias familiares podrían llevarlo a la ciudad fronteriza para celebrar los 18 años de su hija Celia Marlene el 14 de marzo.
Dos semanas antes del día de cumpleaños, la OIA había enviado a Matamoros dos grupos de fuerzas especiales (Gafes) de 20 integrantes cada uno. Llegaron uno por uno, o si acaso en parejas, vestidos de paisano para no llamar la atención. Se encerraron catorce días en dos viviendas rentadas, en espera del llamado a la acción.
La OIA , con su propia inteligencia —ya que la Sedena rompió todo intercambio con la agencia antinarcóticos estadounidense DEA desde que su información la enfrentó con policías federales en Tlalixcoyan, Veracruz el 7 de noviembre de 1991— supo que Osiel llegó a Matamoros dos días antes de la fiesta. Los equipos militares de intercepción de señales detectaron que la del teléfono del narco se registraba ya en la ciudad fronteriza. Al día siguiente escucharon su voz y la instrucción de trasladarlo, con su familia, al lugar de la celebración. Pero no pudieron saber dónde. Incluso lo ignoraban el 14 de marzo, día del cumpleaños.
Al anochecer, las frecuencias intervenidas por el Ejército permitieron escuchar “Las Mañanitas”. En ese momento establecieron las coordenadas de ubicación. Tres grupos de mujeres soldado, vestidas de civil, se acercaron para hacer in situ acopio de información del terreno y capacidad de fuego. Solo pasaron el tercero de los tres círculos de seguridad que normalmente establecen los narcotraficantes para proteger a su jefe.
Roble, nombre en clave del comandante del operativo, resistía la presión constante del alto mando, pero decidió no activarlo esa noche y aguardar hasta la madrugada del día siguiente tras los estragos de la fiesta. De ahí el nombre de la operación: “Caballo de Troya”.
En horas de la madrugada pidió que cuando iniciara el operativo le enviaran desde Monterrey un avión del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Alto Mando.
Muy temprano, ya el 15 de marzo, los tres grupos de mujeres soldado se trasladaron al condominio residencial Satélite. Algunas de ellas lograron traspasar en taxi los tres círculos de seguridad y confirmaron que en el lugar estaba estacionado el vehículo del capo. A las ocho de la mañana Roble puso en marcha el operativo. Salieron de su refugio domiciliario los 40 Gafes. Fuego de “Los Zetas” los recibió en la residencia. Tres militares resultaron heridos, pero en su avance dejaron varios sicarios muertos. Entraron. Osiel, armado, saltó la barda del patio trasero para escapar. Pero estaba rodeado de Gafes. Uno le ordenó soltar el arma. Se negó. Una pequeña ráfaga lo hizo ceder. Lo subieron de inmediato a un vehículo blindado que empezó a ser perseguido por refuerzos del Golfo que salían de todas partes. Llegó al aeropuerto donde ya estaba el avión militar procedente de Monterrey. El Ejército había montado ahí una posición defensiva. Roble subió con Osiel a la aeronave y lo trasladó a la ciudad de México.
No hay, como se aprecia, mala planeación en los operativos del Ejército, tampoco en la naciente Guardia Nacional que hasta ahora es lo mismo. Cuesta creer que el de Culiacán haya sido un error militar. Más bien fue político. Alfonso Durazo quiso colgarse solo la medallita, y le causó un enorme daño al Ejército y, más aún, al presidente López Obrador. Abortar la detención de Ovidio fue de alto costo, pero la menos sanguinaria. Ahorita estaríamos lamentando decenas de muertes de inocentes y AMLO resignándose a aceptar el apelativo de “el carnicero de Culiacán”.
Instantáneas:
1. ¿RELEVO? El buen resultado del operativo contra el narcomenudeo emprendido la madrugada de ayer en Tepito, puso en el candelero al recién estrenado secretario de Seguridad Ciudadana de la capital del país, Omar García Harfuch. Contrasta con el imparable declive que sufre estos días el secretario federal del ramo, Alfonso Durazo, tras el desastroso operativo de Culiacán. Quienes empezaron a especular ayer que García Harfuch será en breve el relevo de Durazo podrían no estar equivocados.
2. COLUDIDOS. Aunque el capo de la Unión Tepito apodado “El Lunares” logró burlar a través de un túnel el operativo policiaco realizado en cuatro vecindades de Peralvillo, 31 de sus compinches fueron capturados y asegurados un millón y medio de pesos, dos y media toneladas de mariguana, 20 kilos de cocaína, cuatro de metanfetaminas y 50 de precursores químicos. La secretaría de Seguridad Ciudadana investiga la colusión con ese cártel de agentes de la dependencia, de la Policía de Investigación de la PGJDF y de la Policía Federal.
3. REVISIÓN. Para los morenos, en el Senado, AMLO actuó en Culiacán con “humanismo y congruencia, pero los panistas, duros y exigentes, pidieron se reconozca que no hay estrategia a nivel nacional, para el combate al crimen organizado”. En lo que sí coinciden, junto con las otras fuerzas políticas ahí representadas, en que Alfonso Durazo comparezca a la brevedad (todo indica que será el lunes o el martes próximos) para que explique qué fue lo que falló en Culiacán y quiénes son los responsables. En ese contexto, el líder de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal aseguró que el Senado revisará las estrategias que el gobierno federal ha seguido en seguridad.
@RaulRodriguezC
raulrodriguezcortes.com.mx