Retomo ideas centrales del explosivo discurso que le revelé aquí en la entrega pasada, pronunciado ante más de 500 generales, incluidos los del alto mando del Ejército, por el exsubsecretario de la Defensa, Carlos Demetrio Gaytán Ochoa: 1. La sociedad está políticamente polarizada por una ideología resentida, pretendidamente de izquierda; 2. Los frágiles contrapesos políticos han fortalecido a un Presidente que toma decisiones estratégicas que no convencen a todos; y 3. El alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar al país al caos (https://bit.ly/2N3JA9H).
AMLO, el aludido, contestó ayer en su mañanera: “Es natural que no coincida con la nueva estrategia contra la violencia, fue subsecretario con Felipe Calderón”. Y en efecto lo fue de 2010 a 2012. Antes, al inicio del gobierno que le declaró la guerra al narcotráfico, fue Jefe del Estado Mayor de la Defensa y, más atrás, durante el gobierno de Vicente Fox, subjefe Operativo del mismo, a cargo, entre otros temas, de las operaciones contra el narcotráfico.
De la ayudantía y la secretaría particular del general Marcelino García Barragán, quien fuera secretario de la Defensa de Gustavo Díaz Ordaz entre 1964 y 1970, se conformó un grupo o camarilla, cercana al poder político, que controlaría a la Sedena en los siguientes años. De ahí surgieron el general Félix Galván (secretario con López Portillo) y los generales Francisco Quirós Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro y Enrique Cervantes Aguirre, quienes participaron en la llamada “guerra sucia” de los años 70. Los dos primeros fueron militarmente procesados por presuntos vínculos con el narcotráfico y el tercero llegó a ser secretario de la Defensa con Ernesto Zedillo (1994-2000).
El grupo de Cervantes Aguirre siguió en la cima con Gerardo Clemente Vega García, durante el gobierno de Fox y con Guillermo Galván durante el de Felipe Calderón. La sucesión de Galván se crispó con la “mano negra” del poderoso secretario de Seguridad Pública del calderonismo, Genaro García Luna. Las aspiraciones del entonces subsecretario Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, chocaron con las de dos cercanos a Cervantes Aguirre: los generales Moisés García Ochoa y Tomás Ángeles Dahuahare. Este último, en medio de esa pugna sucesoria, fue acusado, junto con otros militares de alto rango como los generales Ricardo Escorcia y Roberto Dawe, y el mayor Iván Reyna, de presuntos vínculos con el cártel de los Beltrán Leyva.
El general Gaytán, quien había mantenido un expediente sin mancha, resultó salpicado. Se acusó al procesado mayor Reyna, quien había crecido bajo su sombra, de ser el eje de la repartición de sobornos pagados a militares por los Beltrán Leyva. Esa pugna acabó por favorecer al entonces oficial mayor Salvador Cienfuegos (también del grupo de Cervantes Aguirre), como secretario de la Defensa de Peña Nieto.
El actual general secretario, Cresencio Sandoval llegó a esa posición, entre otros méritos, por no formar parte de esas camarillas militares, información que AMLO debió haber tomado de su amigo y asesor, actualmente director de la Agencia de Seguridad Nacional, Audomaro Martínez Zapata.
Nunca, hasta donde se tiene registro, un general de alto rango, aun en condición de retiro, había hecho un discurso tan políticamente crítico como el que pronunció Gaytán Ochoa en el desayuno del pasado 22 de octubre en medio de la crisis desatada por los hechos de Culiacán.
Por la trayectoria del militar y por el contenido de su discurso, pareciera que se lo escribieron Felipe Calderón y/o Vicente Fox, acaso para enfrentar a la “pretendida izquierda” con la real derecha.
El gobierno de AMLO reitera constantemente la necesidad de mantener un estatus de “neutralidad política” en el combate a la inseguridad, pero los hechos demuestran que eso no ha sido posible. Están enfrentadas dos estrategias, dos ideas de México. Las dos polarizan.
Instantánea:
¿TRANSPARENCIA O SECRECÍA? ¿Qué debe pesar más en la toma de decisiones que involucran temas de seguridad nacional? AMLO ordenó ayer que se revelara el nombre del comandante de la fallida operación de Culiacán. Se trata del coronel Juan José Verde Montes, director del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico (GAIN). Al darlo a conocer, AMLO podría haber puesto en riesgo la vida del militar, pero optó por la transparencia. Este grupo de élite, conformado por 190 elementos de inteligencia y 360 de intervención planeó el operativo Culiacán como muchos otros que han permitido la captura de 663 delincuentes (18 de ellos relevantes) desde que fue creado en 1995 como Centro de Inteligencia Antinarcóticos (CIA) del Estado Mayor de la Defensa. Entre 2000 y 2006, cuando fue dirigido por el hoy general en retiro Roberto Aguilera Olivera, dependía directamente del general secretario. Uno de sus subjefes fue el general Luis Rodríguez Bucio quien después lo encabezó ya transformado en GAIN. Con el hoy comandante de la Guardia Nacional trabajó ahí el coronel Verde. El GAIN depende ahora del subjefe de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa, cuya identidad mantendremos en reserva para no poner en riesgo su integridad.
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