Padres de niños con cáncer volvieron a bloquear el aeropuerto de la Ciudad de México y se enfrentaron a policías cuando intentaban entrar a zona de pistas. Otra vez su protesta, desde esa gran caja de resonancia internacional, porque sus hijos llevan días sin recibir tratamiento por falta de medicinas en el hospital público que los atiende, el infantil “Federico Gómez”.

Del hecho se hizo, una vez más, la inferencia de que el país enfrenta un grave problema de desabasto de medicinas atribuible a malas decisiones de la 4T. A AMLO le caló, sabe que le afecta políticamente y salió de inmediato a echar culpas. Por ahí se diluye la búsqueda de la respuesta que importa: ¿hay tal desabasto de medicamentos?

El gobierno lo niega y, sorprendentemente, con él coinciden la Asociación Mexicana de la Industria Farmacéutica y la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica. ¿Qué pasó entonces en el hospital “Federico Gómez”? Para la industria un “desabasto in situ”, un problema interno porque, probablemente, no se hicieron los pedidos a tiempo. Para el gobierno, un probable boicot, con la colusión de una industria que ve afectados sus intereses con el cambio de las reglas del juego. Desde las dos ópticas, la responsabilidad recae en las autoridades del hospital que, se anuncia, ya son investigadas por la Función Pública.

¿Podría haber desabasto en todo el sistema de salud pública? Sí, y muy grave. Presumiblemente a partir de marzo. ¿Por qué? A finales de 2018, ya con el nuevo gobierno, y con nuevas reglas que han resultado tortuosas, se licitaron las compras consolidadas que cubrieron 2019 y que pueden extenderse hasta en 20% para el año siguiente. Con eso se estarían cubriendo los primeros meses de 2020, año para el que la licitación de compras debió haberse hecho en septiembre pasado, pero que se hizo hasta diciembre. La pregunta es si dará tiempo para que, pasado el primer trimestre de este año, se garantice el abasto conforme a los nuevos mecanismos. De ahí que el miércoles pasado, la nueva oficial mayor de Hacienda, Thalía Concepción Lagunas, autorizara a las instituciones del sector salud a hacer compras extraordinarias y extender los contratos de 2019, y evitar así que haya desabasto en los hospitales.

Pero el problema de fondo sigue atorado. Los nuevos mecanismos licitan la compra directa a los laboratorios que se obligan a entregarlos al IMSS, al ISSSTE, al Insabi y a la Sedena, que a su vez se obligan a resolver la compleja distribución. Esa tarea logística venía incluida en el anterior mecanismo licitatorio a través de empresas distribuidoras que la 4T ha considerado monopólicas y corruptas, autoras, a sus ojos, del boicot que investiga.

Monopólico sería que una sola concentrara todo, pero son cinco las que cubren 80% del mercado. De ellas tres: Fármacos Especializados, Distribuidora Internacional de Medicamentos y Equipo Médico de Grupo PiSA y Maypo, vendieron en 2018 el 62.4% de las compras realizadas por el IMSS y el ISSSTE por un monto de 34 mil 280 millones de pesos. La intención gubernamental de abrir esa concentración es buena, pero el mercado de la distribución de los medicamentos, aquí y en el mundo, funciona así. En Estados Unidos, cuatro empresas controlan 90% del mercado.

En medio de todo esto, otro factor que no debe soslayarse es la pugna que corroe a la Secretaría de Salud (https://bit.ly/2RotFox). Es secreto a voces que un grupo político busca tomar control de la dependencia y desplazar a su actual titular Jorge Alcocer. En él figura de manera central el subsecretario Hugo López-Gatell, quien en la búsqueda de esa posición endulza los oídos a AMLO al decirle que todo el problema de la distribución de medicamentos es la corrupción. Todo lo ve en blanco y negro.

Instantánea

TRICOLORES A PALACIO. El gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, está convocando a sus pares, los otros once gobernadores del PRI, a una reunión con AMLO el próximo lunes. Entre algunos de ellos el emplazamiento ha causado resquemor, pues el mexiquense no ha sido designado por ellos como su coordinador o vocero. López Obrador y su equipo muestran falta de tacto. Los doce gobernadores priistas son pares. Debieron haberse hecho doce llamadas para convocarlos. Ya veremos si llegan todos.

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