Raúl Rodríguez Cortés

¿De veras está en riesgo el INE?

27/11/2019 |04:29
Redacción El Universal
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Presidente López Obrador: ¿Va a aniquilar al INE o a socavar su autonomía para someterlo? ¿Es esa la razón del severo recorte presupuestal que se le aplicará nuevamente en 2020? ¿Pretende así asfixiarlo para que no pueda garantizar elecciones libres, limpias y equitativas? ¿Subordinarlo para que avale la eternización en el poder de su persona y/o proyecto político?

Al plantearle estas preguntas —que ameritan, por interés nacional, respuestas claras y precisas, ajenas a toda índole de verborrea o demagogia—, recurro a palabras e ideas repetidamente utilizadas por sus adversarios políticos como expresión de sus más horribles pesadillas.

Aunque la historia prueba que “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente” —aforismo del politólogo inglés John Emerich Acton (1834-1902)—, se antoja excesivo suponer que AMLO —por su historia y trayectoria— se atreviera a traicionar libertad y limpieza electorales, a cuya ausencia atribuyó fraudes contra su candidatura presidencial (2006 y 2012), y cuya exigencia, finalmente, pavimentó su camino hacia la presidencia (2018).

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Este parecer, por supuesto, no exonera a AMLO en automático. Muchos, a lo largo de la historia, han sucumbido a la seducción corruptora del poder (entre los más recientes Evo Morales, de Bolivia ). Resistirla ha sido virtud de muy pocos hombres, casi todos míticos (Ulises y el canto de las sirenas).

Por otra parte, el tsunami electoral que llevó al poder a AMLO lo dotó, en las cámaras legislativas, de una mayoría que ha facilitado los cambios que promueve, pero que ha dejado ver subordinación y ausencia de contrapesos propios de un sistema democrático , sobre todo los mandatados en los casos donde deben construirse, con la oposición, mayorías calificadas, como no ocurrió con la reciente elección en el Senado de la presidenta de la CNDH o podría no ocurrir en la designación de una nueva ministra de la Corte.

Pero si AMLO pretende abjurar, como lo advierten sus adversarios, de un árbitro electoral imparcial, estaría cometiendo suicidio político. Él y su proyecto de nación se irían al basurero. Por eso las razones de ese recorte presupuestal al INE deben estar en otro ámbito, el de la austeridad. No, por cierto, en la inútil y mal entendida, de cuyas perniciosas consecuencias, como las del gasto en salud, ya hemos visto algunos ejemplos.

El oneroso costo de nuestra organización electoral es directamente proporcional a la secular desconfianza que, no sin razón, hemos tenido respecto a las elecciones. En 2000, y nos regocijamos, se garantizó la primera alternancia sin sobresaltos con un IFE autónomo y ciudadanizado, pero en 2006 y 2012 la duda sobre los resultados volvió a ensombrecernos. En 2018, tras la transformación del IFE en INE , con más tareas y, por lo tanto, mayores costos, la votación fue tan contundente que no dejó espacio a la más mínima duda.

Con un gobierno que se asume democrático, respetuoso del voto ciudadano y diferente de aquellos que lo defraudaron, ¿habremos llegado al punto de reducir ya los altísimos costos de nuestra organización electoral sin afectarla o poner en riesgo los comicios?

De acuerdo con un documento interno, al INE le recortaron este año 950 millones de pesos para quedarse con un presupuesto que superó un poco más de 12 mil 500 millones de pesos. De lo recortado, el Instituto absorbió mediante ahorros propios 330.80 millones de pesos, lo que no deja de llamar la atención. Los restantes 619.20 millones de pesos se han cubierto así: 237.56 millones por suspensión temporal de contrataciones, 133 millones por ahorros en la licitación de arrendamiento de vehículos y 125.88 millones por ingresos excedentes. Por lo tanto, al 31 de octubre pasado había un déficit de 122.76 millones, de los que 103.57 millones fueron cubiertos ya mediante otros ahorros, lo que deja un saldo, hasta ahora, de 19.19 millones de pesos.

¿También habrá tela de donde cortar ahora que al INE se le recortan mil 71 millones de pesos para dejarle en el Presupuesto 2020 un total de 16 mil millones 660 mil 795 pesos? Es probable que sí, si se repara en dos rubros: el de los sueldos de los once consejeros electorales (460 mil pesos al mes aprobados para 2020); y la eventual reducción a la mitad de los cinco mil 239 millones de pesos del financiamiento público a los partidos políticos en 2020, cuyo dictamen será discutido la semana entrante por la Cámara de Diputados.

Como bien puede observarse, la narrativa reciente sobre el INE tiene también otros resortes.

Instantáneas:

1. REFORMA. Entre las iniciativas de reforma al INE propuestas en la Cámara de Diputados, hay una presentada el 6 de noviembre pasado por el legislador de Morena, Sergio Gutiérrez, y a la que la oposición ha considerado como parte de la estrategia para tomar control del instituto electoral. Propone que la presidencia del instituto sea por tres años y no como ahora por nueve, lo que se ha interpretado como la intención de que el actual consejero presidente Lorenzo Córdova deje el encargo el año entrante y se designe uno avalado por el grupo político que tenga el control de la Cámara de Diputados. ¿Qué no ha sido así desde la creación del instituto electoral? Y tras la pregunta una precisión: la iniciativa es de un diputado no de Morena como grupo parlamentario.

2. VÍNCULOS. Un atento lector me hace saber que la subsecretaria de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos, Diana Álvarez Maury, una de las integrantes de la terna presentada por AMLO para ministra de la Corte, tiene vínculos más que políticos con el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero. De ser verdad el aserto, influirá en la decisión que se tome al respecto. El asunto amerita aclaración.

3. PATERNIDAD. Una prestigiada farmacéutica francesa con presencia en el país desde hace varios años, se ha convertido en la primera en México que aprueba para sus empleados licencia de paternidad por seis meses con goce de sueldo, lapso igual al que otorga por maternidad. La Ley Federal del Trabajo concede a las madres 84 días naturales (poco más de dos meses y medio) y a los padres cinco días naturales. ¡Enhorabuena!

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