Ya está circulando en librerías mexicanas Un mensaje desde Ucrania, una obra que recopila los discursos del presidente Volodímir Zelenski a partir del estallido de la invasión rusa a Ucrania el 24 de febrero de 2022. Las ganancias obtenidas por la venta del libro serán entregadas como donativos a las víctimas de la guerra. Más allá de la retórica y los mensajes políticos contenidos en el libro de Zelenski, es necesario reflexionar sobre los pronósticos errados que se hicieron en torno a esta guerra y sus implicaciones para México. Dado el encubierto pero intenso proceso de competencias internas por la candidatura presidencial de ambos bloques políticos, es extraño que nadie le haya preguntado a los aspirantes presidenciales su posición frente a la guerra de Ucrania. No es imposible que a cualquiera de ellos, en caso de ganar la presidencia, les toque vivir un escalamiento de la guerra hasta un conflicto internacional de mayores proporciones.
El presidente Putin lanzó una invasión ilegal y genocida contra otro país suponiendo que ganaría rápidamente y que Occidente no reaccionaría a su agresión. Es evidente que se equivocó y la guerra demostró las inmensas limitaciones no solo de los sistemas de inteligencia rusos y su ejército, sino de las cualidades de liderazgo del propio Putin. Ahora bien, del lado occidental también dominaron las previsiones excesivamente optimistas. Es verdad que Occidente, encabezado como siempre por Estados Unidos, logró contener e incluso obligar a retroceder al autócrata ruso. Llevados por el entusiasmo ante la renovada solidez de la alianza atlántica, varios analistas supusieron que la guerra terminaría pronto. No previeron la postura ambigua de China, que se rehúsa a condenar explícitamente la agresión y abandonar a su nuevo estado vasallo: Rusia. El respaldo chino ha resultado esencial para impedir el colapso total de la dictadura putinista, lo mismo en el frente financiero que en el de los organismos internacionales y foros multilaterales. Como han apuntado múltiples observadores, el resultado de la invasión a Ucrania afectará los cálculos chinos sobre sus aspiraciones para una eventual invasión y reintegración de Taiwán a China.
¿Qué haría México si la guerra se prolonga o peor aún si ésta escalara? El presidente López Obrador, fiel a la infame tradición de la izquierda mexicana, ha puesto de manifiesto una y otra vez su predilección y alineación con los dictadores populistas del mundo. Tal ha sido su afán de distanciarse de Estados Unidos y las democracias de Europa Occidental, que ya estamos presenciando iniciativas mayores como la propuesta de reasignación (y degradación) militar de México del Comando Norte al Comando Sur, puntualmente analizada por Arturo Sarukhán en estas mismas páginas. Sabemos muy bien lo que López Obrador piensa sobre este conflicto y cómo posicionó indignamente a México frente al mismo. No es el caso con Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Xóchitl Gálvez o cualquier otro de los precandidatos. Bien es verdad que los temas internacionales no son prioritarios para el elector promedio. Menos aún la guerra en Ucrania. No obstante, todos los análisis coinciden en que la guerra continuará en el mediano plazo y no es descartable su ampliación o escalamiento. Será un tema de seguridad nacional impostergable para la próxima administración, sin importar quién la encabece. Todos están hablando del nearshoring y la urgencia de la alineación comercial mexicana con Estados Unidos para explotar las oportunidades económicas derivadas de ella. Igual de importante resultará la alineación militar y diplomática frente a la redefinición del orden internacional que presenciaremos en los próximos años. ¿De qué lado nos colocará el próximo presidente (a) de México? ¿Del derecho internacional y las democracias libres del planeta o junto a las dictaduras más impresentables? Piénselo antes de decidir su voto en 2024. No diga después, como muchos de nuestros intelectuales, que no podía saberse.