Todos los hombres del rey es una novela del laureado poeta Robert Penn Warren publicada en 1946 y vagamente inspirada en la vida de Huey Long, gobernador y senador por Luisiana. El narrador del libro, Jack Burden es un periodista bastante menor, indiferente a la moral, que pone su pluma y talento para extorsionar e intimidar al servicio del político Willie Stark. A lo largo de la novela, Burden describe el ascenso y caída de Stark quien se gana las masas de su estado natal mediante discursos fulminantes, llenos de cólera e indignación contra la elite política y económica. Stark les promete a los desposeídos un tren que conectará las zonas más apartadas del estado con los centros de desarrollo, escuelas y hospitales gratis, universidad de primer nivel para los más pobres. Al inicio del libro, Stark es un líder social genuinamente indignado por la pobreza y la desigualdad social en su estado, pero conforme avanza la novela, se corrompe y corrompe a todos a su alrededor con el fin de obtener y consolidar su poder. El dinero en efectivo circula profusamente de unas manos a otras. Una vez en la gubernatura, Stark destruye la estructura institucional de la democracia en su estado natal a partir de la anulación del principio de separación de poderes. Primero soborna y somete a los integrantes del poder legislativo a quienes desprecia e insulta continuamente sin que éstos muestren el más mínimo asomo de dignidad, aprobando sin modificaciones todas sus iniciativas legales. Después extorsiona y amenaza al poder judicial para que todos los jueces se pongan a sus pies y lo adulen en la forma más rastrera y repugnante concebible en aras de continuar sus carreras y seguir enriqueciéndose. Finalmente, compra e impone línea a los medios de comunicación locales, a la vez que se asocia por la fuerza con los grandes capitalistas del estado para enriquecerse él y su familia. Simultáneamente a la construcción de su cacicazgo, Stark se entretiene acumulando amantes entre las prostitutas, secretarias, bailarinas, patinadoras y aldeanitas que va conociendo en sus recorridos por el estado.
Solo hay un juez, anciano y venerable, respetado por toda su comunidad debido a su integridad que se niega a servir a Stark. Es entonces que Stark le exige a Burden, el narrador del libro y su brazo derecho, que hurgue en el pasado del juez Irwin para exponerlo a la vergüenza pública con algún escándalo de tiempos remotos. Ahí se teje una trama policíaca de misterios, asesinatos y romances en una atmósfera de solitarias y frías carreteras, vías férreas y villas desoladas que reconstruye la historia de los empobrecidos pobladores del sur de Estados Unidos. Progresivamente, la acumulación masiva de poder de Stark y su feroz maltrato a todos sus colaboradores empieza a gestar un ambiente de traición en su círculo más íntimo. Todos los hombres del rey es considerada por la crítica especializada como la obra maestra entre las novelas políticas que se han escrito en Estados Unidos. Si usted puede leer la traducción al español que hizo Editorial Anagrama, desaprovéchela. Haga el esfuerzo por leer el libro original en inglés para valorar la belleza lírica de la escritura de Robert Penn Warren, tres veces ganador del Premio Pulitzer (dos por obra poética y uno por novela) y galardonado con la Medalla Nacional de las Artes en Estados Unidos. La traducción española en Anagramés está plagada de lamentables madrileñismos como “joder, coñazo, maja, tío” y otras repelentes expresiones de intelectualillo español acomplejado. Sería conveniente que en el marco del 200 aniversario de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos, alguna editorial mexicana se dignara publicar una nueva traducción de esta monumental novela, quizá con apoyo cultural y económico de la embajada norteamericana. Llevo cuatro años leyendo todos los libros que he encontrado sobre el fenómeno del populismo sean de politólogos, historiadores, filósofos o novelistas. Con toda confianza puedo asegurarle que esta novela es el mejor de todos.