A principios de 2024 el Financial Times convocó a una serie de autoras a contribuir con un texto para un libro notable Eleven Writers and Leaders On Democray: What It Is and Why It Matters. El ensayo más exitoso fue el de Margaret Atwood, la escritora que saltó a la fama mundial por su novela The Handmaid´s Tale. Su texto llamó tanto la atención que el Financial Times lo sintetizó en un pequeño video para consultarse aquí: https://www.youtube.com/watch?v=pFkxJSCzjcw&list=TLGGTcFpFwa3yGkyNzA4MjAyNA&t=10s
Transcribo algunos fragmentos del texto en la traducción libre de un servidor. “¿La democracia es frágil y fácil de destruir o flexible y resistente? Quizá estamos a punto de averiguarlo. El planeta se calienta, el reloj avanza, y con cada incremento en la temperatura, las cosechas del mundo disminuyen, el hambre se extiende y los incendios e inundaciones impactan a millones. Cuando los gobiernos fracasan en la cobertura de necesidades básicas, el resultado es el derrocamiento del poder o una ruptura brutal. Eso dice la Historia… imagine usted un círculo. En la cúspide está el totalitarismo y en lo más bajo está el caos. Los dictadores gobiernan en el totalitarismo, mientras que las pandillas, mafias y la guerra de todos contra todos florece en el caos. Justo en medio del círculo está lo que podríamos llamar la ‘zona templada’. Esta zona se apega al concepto de que los gobernados deben tener algo qué decir sobre quienes gobiernan, o “nada de tributación (fiscal) sin representación”. En la zona templada, los gobernantes deben responder al estado de derecho, y es preciso que el poder judicial, es decir aquellos interpretando e implementando las leyes, no estén controlados por el gobernante. En esta zona se considera que la libertad religiosa, la libertad de debate, y la libertad de organizar manifestaciones o concentraciones pacíficas son sacrosantas. Desde la zona templada hay una flecha que va hacia arriba, al totalitarismo, viene desde la izquierda, así como otra desde la derecha. Se puede llegar ahí, al totalitarismo, desde cualquier camino. En un inicio, Hitler fue electo, pero la URSS empezó con el comunismo y desembocó en las dictaduras de Stalin y sus sucesores. Hay también dos flechas en dirección hacia el caos, desde la izquierda y la derecha. Si desequilibras los balances en la zona templada, te encontrarás en una guerra civil. También serás testigo del colapso de las instituciones que mantienen las cosas en marcha -las cadenas de suministro, el departamento de impuestos, la salud pública, el sistema escolar- y el resultado será el caos. Desde el caos hay otras dos flechas que cruzan todo el camino hasta arriba del círculo, hacia la dictadura. De nuevo, una a la izquierda y otra a la derecha. Y es que, cuando las circunstancias se vuelven caóticas y ya ninguna institución democrática funciona, los pueblos aceptarán la abolición de sus antiguos derechos con tal de vivir y comer. Las condiciones que condujeron a la designación de Julio César como dictador son aleccionadoras: demasiada guerra civil seguida de aún más guerra civil una vez que él fue asesinado. Por eso es que tanto la extrema izquierda como la extrema derecha tratan de crear tanto caos como sea posible. Les ofrece una mejor oportunidad de instalar una dictadura afín a su ideología. Dicen cosas como “quémenlo todo” y “solo yo puedo arreglarlo.” Cada una de éstas (la izquierda y la derecha) tienen arraigado el desprecio por la gente común. Les llaman “tontos útiles”, “ignorantes”, “borregos”, “parásitos” y otros adjetivos similares. Comparten también una firme convicción en su propio derecho a gobernar pues solo ellos son puros, justos y buenos. Ambas (izquierdas y derechas) proceden a purgar a sus enemigos de la antípoda ideológica, así como a sus rivales potenciales en sus propias filas. ¿Qué tan cerca estamos de las grandes flechas? Depende dónde viva usted. Si está en Canadá, no se ve muy cerca. La aspiración dictatorial no luce muy fuerte por ahora. En Estados Unidos, un poco más cerca. La extrema derecha ya tiene un plan para hacer de Donald Trump un dictador. Plan que incluye amplísimas purgas de servidores públicos y el sometimiento de los tres poderes, así como todas las ramas del gobierno bajo el control directo de la presidencia. Esto debe hacerse en nombre de valores supuestamente cristianos o de apoyo a los pobres… todos aquellos trabajando en favor de este plan procurarán debilitar o abolir tantas instituciones democráticas como sea posible para poder afirmar “¿Ya ven? La democracia que les prometió el liberalismo no funciona. Está rota y descompuesta.” ¿Cuál es el antídoto? Educar a la población sobre los peligros, fortalecer las instituciones democráticas esenciales, disminuir la posibilidad de caos combatiendo los efectos del cambio climático y facilitando una prosperidad material que se extienda a más gente…”. Hasta aquí las palabras de Margaret Atwood. ¿Qué diría si leyera noticias de México?