En su más reciente libro libro The Age of AI And Our Human Future (La edad de la inteligencia artificial y nuestro futuro humano), Henry Kissinger y sus coautores presentan estadísticas impresionantes. En 2020, las nuevas empresas estadounidenses dedicadas a inteligencia artificial recaudaron 38 mil millones de dólares para financiar su inauguración. Sus competidoras asiáticas recolectaron 25 mil millones de dólares y, en un remotísimo tercer lugar, las europeas consiguieron 8 mil millones de dólares. La inversión que cada país destine a la formación educativa no solamente de expertos en esa disciplina, sino de ciudadanos capaces de utilizar las herramientas tecnológicas correspondientes, resultará decisiva para su inserción en el siglo XXI.

Las izquierdas de los países avanzados tienen conciencia de la necesidad de una educación acorde con el siglo XXI. El canciller Olaf Scholz , gobernante del país más próspero de la Unión Europea, así como dirigente del partido de izquierda más antiguo del mundo (el socialdemócrata alemán), presentó su programa educativo. La coalición de partidos que lo acompañan se comprometió a “proporcionar a todos las oportunidades educativas de calidad y excelencia sin importar su origen, facilitar y asegurar la participación y movilidad social mediante una educación incluyente.” En concreto, aumentar los recursos para las escuelas de zonas desfavorecidas y modernizar la infraestructura escolar por medio de tecnología digital. Principalmente, crear “ambientes de aprendizaje oportunos en el mundo contemporáneo y laboratorios de ciencia creativa.” En Francia, la candidata presidencial del partido socialista, Anne Hidalgo, ofreció una política educativa de duplicación del salario de los profesores, compromisos de reducción del acoso sexual en las escuelas públicas y soluciones personalizadas para evitar la deserción escolar. El candidato de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon , ofreció garantizar la gratuidad de todos los comedores escolares, reducir el número de alumnos por aula a 19 individuos, construir 15 mil alojamientos para estudiantes universitarios de bajos recursos, incrementar sustancialmente el presupuesto de investigación tecnológica y crear un servicio profesional de carrera para las guarderías. Tanto Hidalgo como Mélenchon aceptaron continuar la política de escuelas de tiempo completo del presidente Macron. A lo mejor Alemania y Francia son neoliberales. Revisemos las naciones escandinavas. Sanna Marin es la primera ministra más joven del mundo, procedente del partido socialdemócrata de Finlandia. Su política educativa consiste en capacitación plena de todo el personal docente en programación y tecnología digital para garantizar una comunicación permanente entre profesores y alumnos. El objetivo es que los maestros ayuden a los niños con sus tareas fuera del aula. Cito a la primera ministra, su reforma responde “a la creciente necesidad de mano de obra altamente calificada que permita mejorar las oportunidades laborales de nuestros jóvenes.”

¿Y México? Nuestra izquierda designó a una secretaria de educación pública a quien el Tribunal Electoral le comprobó delitos electorales y se cancelaron becas para estudiar posgrados en el extranjero. La fiscalía presentó una acusación penal contra científicos e investigadores mexicanos del más alto nivel, se clausuraron las escuelas de tiempo completo y el Conacyt golpeó presupuestalmente al CIDE , además de imponerle ilegalmente un director. La más reciente ocurrencia, para no decir disparate, del gobierno mexicano es cambiar los grados escolares por algo llamado “fases”. Quieren eliminar los exámenes de diagnóstico internacional como la prueba PISA de la OCDE y sustituirlos por “un modelo decolonial, libertario.” Las autoridades educativas mexicanas ignoran que la palabra “decolonial” no figura en el diccionario de la Real Academia Española . El vocablo correcto es descolonizador. “El marxismo es el opio de los intelectuales”, decía el gran filósofo francés Raymond Aron. En este caso, marxismo de Arriaga. Están preparando muy bien a nuestros niños para la edad de la inteligencia artificial.

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