Raudel Ávila

Defensa del INE

Lo invito a revisar su bolsillo, seguramente ahí está su credencial para votar. ¿Alguna vez le han negado su reposición cuando la perdió? ¿Le han pedido dinero para tramitarla? El contraste con el resto de los servicios públicos es ostensible

29/01/2020 |02:31
Redacción El Universal
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Los mexicanos tenemos garantizado por la Constitución, desde hace más de un siglo, el derecho a la educación, a la salud y a un entorno de seguridad pública. A pesar de los esfuerzos heroicos de numerosas generaciones de servidores públicos, nuestro país no ha logrado consolidar el goce universal y plenamente satisfactorio de esos derechos para los habitantes de todo el territorio nacional. Gobiernos van y vienen, pero desde hace muchos años, a los hospitales públicos les faltan medicamentos, la infraestructura de nuestros planteles educativos es insuficiente, y por lo menos desde 2006, la violencia y la inseguridad pública son los distintivos de nuestro siglo XXI.

En cambio, mediante el Instituto Nacional Electoral , un organismo autónomo, el Estado mexicano ha conseguido garantizar a plenitud el derecho constitucional a votar y ser votado. Gracias a la lucha de incontables mexicanas y mexicanos durante varias décadas, hoy existe una infraestructura institucional asombrosamente eficaz para lograr que en el pueblo más apartado de la sierra logren instalarse puntualmente casillas de votación. En el mismo pueblo donde no hay una clínica de salud pública o la escuela no tiene electricidad ni agua potable, usted puede estar seguro que habrá casillas de votación instaladas por el INE. Donde otras burocracias se quedan cortas, la del INE cumple cabalmente su cometido. Lo invito a revisar su bolsillo, seguramente ahí está su credencial para votar con fotografía. ¿Alguna vez le han negado su reposición cuando la perdió? ¿Le han pedido dinero para tramitarla? El contraste con el resto de nuestros servicios públicos es ostensible.

Adicionalmente, el conteo de los votos corre por cuenta de los mismos ciudadanos habitantes del distrito correspondiente, quienes voluntariamente prestan su servicio a la comunidad el día de la elección. En ningún otro servicio público participan exitosamente tantos y tan activos ciudadanos ajenos a los partidos políticos como en las jornadas electorales. No obstante, todas las fuerzas políticas tienen su espacio de representación en cada casilla con el fin de certificar la confiabilidad del proceso de conteo. Valoremos el portento cívico que todo lo anterior ilustra. El INE cumplirá este año tres décadas de existencia. Antes de eso, el derecho universal a votar y ser votado era otra promesa incumplida.

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El INE constituye, sin exagerar, uno de los más grandes triunfos del Estado mexicano. La historia de los pueblos hispanoamericanos (España incluida) hasta muy recientemente era la de una vida política caracterizada por la oscilación entre dictaduras militares y cacicazgos populistas destructivos de sus economías. Una suma de fracasos institucionales donde la democracia electoral fue una excepción antes que la regla. México construyó el sistema electoral más avanzado y confiable de la región. En su más reciente visita a México, Steven Levitsky, experto internacional en democracia y autoritarismo, manifestaba en una entrevista con asombro que el sistema electoral mexicano era muy superior al estadounidense . Este sistema electoral no lo tuvo ni Obama.

Sería una deshonestidad intelectual no decir que yo trabajo en el INE. De igual manera, es imprescindible decir que nadie me pidió que escribiera este artículo. “El INE es una burocracia alemana”, decía el profesor Fernando Escalante en la presentación de un libro el año pasado. La descripción es impecable. Alemana por su eficiencia, eficacia, formación, capacidad y por la personalidad aburrida y cuadrada de sus integrantes. Mexicana por la calidez y compromiso apasionado con la República de sus funcionarios. Como mexicano, siéntase orgulloso de esta institución. Es suya y representa un gran patrimonio público para sus hijos. Lo invito a defenderla.