Barack Obama en el año 2000 siendo Senador estatal (no federal) por el Estado de Illinois, compitió por un escaño en la Cámara de Representantes, pero su contrincante le ganó por un amplio margen la contienda. La campaña lo había dejado en bancarrota y desmoralizado, por lo que había contemplado retirarse de la política y dedicarse a la academia.

En ese año George W. Bush era el candidato Republicano y Al Gore era precandidato demócrata, Obama lastimado por su derrota quiso asistir a la Convención Demócrata en Los Ángeles donde proclamarían a Al Gore como candidato oficial a la presidencia de EU, no quería perderse el evento político más importante de su partido, donde estaría rodeado por la clase política más poderosa del país, por lo que tomó un avión y al llegar al aeropuerto quiso rentar un auto para llegar al evento, pero su tarjeta de crédito no pasó por falta de fondos, entonces tomó un taxi y llegó al Staples Center donde se celebraba la convención, un amigo le consiguió un pase para entrar, al llegar a la mesa de registro resguardada por el secret service, le dijeron que su nombre no aparecía en las listas de invitados y que no podía pasar, les insistió en que le permitieran entrar ya que era Senador estatal, pero no se lo permitieron, el único lugar donde podía estar era en los pasillos del auditorio viendo los televisores que transmitían el evento en vivo. Decepcionado Obama se salió de la convención antes de que Bill Clinton pronunciara su discurso, y regresó sin esperanzas a su casa.

Ocho años después, la misma Convención Demócrata que le había negado el acceso, lo proclamaba oficialmente candidato a la Presidencia de Estados Unidos, ganando la elección presidencial por un amplio margen, convirtiéndose en uno de los presidentes más destacados de la historia.

Hoy la vida es diferente, Estados Unidos está pasando por una de sus peores crisis de salud en toda su historia, con 230 mil muertos y más de 9 millones de contagios, es un país colapsado, rebasado por la pandemia y sumido en una crisis económica que amenaza con consecuencias catastróficas que se encaminan a repetir la gran depresión de 1929.

Bajo esta realidad es muy probable que el Presidente Donald Trump pierda la reelección, sumado que han sido muchos sus exabruptos como sus expresiones de odio y racismo, sus evasiones fiscales, sus promesas incumplidas de “Make America Great” y su irresponsabilidad en la pandemia, hoy el electorado es muy diferente al de hace cuatro años, ya nadie le cree que México va a pagar el muro, tampoco confían en su “habilidad empresarial” para crecer la economía.

Trump no cumplió nada de lo que prometió, hoy dirige un país peor del que tomó; con más crisis, con más conflictos en el mundo y con menos socios comerciales, es difícil pensar que la gente volverá a votar por él.

Ante estas circunstancias Joe Biden el candidato demócrata encabeza las preferencias electorales, algunas encuestas le dan el 10% de ventaja, otras el 5%, pero la realidad es que Biden ofrece otra alternativa de gobierno, o cuando menos las mismas políticas que funcionaron con Obama cuando fue su vicepresidente, probablemente no fueron las mejores, pero cuando menos estuvieron mejor que las de hoy. El pueblo quiere seguridad y prosperidad, si el gobierno no se las provee entonces votarán por quien sí se las cumplió.

Incluso el establishment no está muy contento con Trump, hoy no vemos a facebook apoyar a Trump como lo hizo con Obama, Bill Gates canceló grandes inversiones en China por la guerra comercial que inició Trump, tampoco el hombre más rico del mundo Jeff Bezos apoya a Trump, ambos tienen una confrontación abierta desde hace tiempo por el proyecto JEDI que no favoreció a Amazon, tampoco está claro si Warren Buffett apoya a Trump, lo mismo Elon Musk dueño de Tesla, aunque fue asesor de Trump en temas ambientales, renunció porque EU se salió del Acuerdo de París. Muchos millonarios no están contentos con Trump, lo que es una señal muy clara que no será fácil su reelección.

Muchos señalan que las encuestas se equivocan, como en la pasada elección de Hillary Clinton quien llevaba la delantera y perdió, muchos piensan que pasará lo mismo.

Aunque Biden lleva 10% de ventaja, todos sabemos que los votos electorales son los que cuentan, no los populares, no obstante las encuestas que miden los votos electorales también le dan la ventaja: los Estados “clave” que definen la elección son: Florida, Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Ohio, Iowa, Carolina del Norte y Arizona, las encuestas le dan el triunfo por 8 puntos en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, respecto Iowa y Carolina del Norte le dan 4 puntos, y un empate técnico en Florida y Arizona por lo que existe una clara ventaja.

Esperemos que este martes el poderoso voto latino le dé una lección al único presidente que nos llamó “delincuentes y asesinos”, y entienda que el valor de gobernar, no es atacando y ofendiendo, es sirviendo con honor y grandeza a la humanidad.

Analista Internacional

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