El pasado 8 de julio el Presidente López Obrador realizó su primer encuentro diplomático en lo que lleva de mandato, se reunió con Donald Trump para mostrar su apoyo y su agradecimiento por la relación de ambos países.
Desde que López Obrador ganó la elección presidencial, ha mantenido con Donald Trump una relación cercana, no se puede negar que Trump ha disminuido sus ataques y ofensas contra México considerablemente.
En el encuentro de la Casa Blanca, López Obrador le dio su bendición a Donald Trump, limpió su imagen y le agradeció con estas palabras: “quise estar aquí para agradecerle, por ser cada vez más respetuoso con nuestros paisanos mexicanos”, cuando en realidad ha encarcelado y deportado a miles de migrantes mexicanos.
Después del indignante encuentro de Peña Nieto y Donald Trump en Los Pinos, López Obrador escribió un cuadernillo donde acusaba a Trump de “nazi” y “enemigo de México”, lo acusaba de construir el nuevo “muro de Berlín” y condenaba a Peña Nieto por “congraciarse” con él, ganándose el “desprecio nacional”.
Hoy López Obrador apoya a Donald Trump para su reelección presidencial, por eso le aplaude y lo enaltece para demostrarle a los 30 millones de votantes mexicanos que Trump es su amigo, que merece su voto y su respeto, y que es digno de permanecer por 4 años más en la Presidencia, por el apoyo que le dio a México con el nuevo tratado, por la venta de 600 ventiladores, y por la ayuda en disminuir la producción petrolera.
Con este mensaje López Obrador, pretende borrar las agresiones a los mexicanos, tapar la construcción del muro, minimizar el antiguo TLC, exaltar el leonino T-Mec, e ignorar las deportaciones de los migrantes mexicanos.
Pero López Obrador olvida algo muy importante, hoy quien lleva la delantera por 10 puntos en la carrera presidencial, es el Candidato del Partido Demócrata Joe Biden, esto se debe al mal desempeño que ha tenido Trump como Presidente, sus hechos lo demuestran, basta ver su pésimo despeño frente a la pandemia, donde su país ocupa el primer lugar en contagios y decesos, las protestas masivas por la muerte de George Floyd, la estrepitosa caída de la economía que no mejora, y su fallido muro que México no pagó.
Pero no es tiempo de cantar victoria.
La razón de fondo para entender esta sólida alianza, es que López Obrador sabe que con Trump de su lado, mantiene su impunidad durante el resto de su sexenio, si su relación no fuera tan sumisa ante Trump y por algún motivo lo hiciera enojar, Estados Unidos ya estaría pidiendo cuentas por la liberación de Ovidio y la reunión con la señora Loera, ya estuviera pidiendo cuentas por la estrategia fallida de abrazos y no balazos, y estuviera pidiendo cuentas por la cancelación de inversiones extranjeras, y sus erróneas políticas de corte socialista como el apoyo a Venezuela.
Si gana Trump, pierde México; se concretará la construcción del muro, continuará la persecución y deportación de los migrantes mexicanos, se cancelará el DACA y seguirá la fallida política de seguridad pública.
Si gana Biden, le irá mejor a México porque se reconfigurará la relación entre ambas naciones; se pondrá en duda la construcción del muro, continuará el DACA, se le pedirán cuentas al gobierno por la desastrosa política de seguridad pública, y no permitirán que México se convierta en un país socialista.
El broche de oro que salvó a López Obrador del escarnio público, fue prohibir las preguntas de la prensa después de los mensajes presidenciales.