En esta nota quiero contarles sobre mi feliz camino por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Realicé mis estudios de licenciatura en la Universidad Central de Venezuela y, posteriormente, de maestría y doctorado en la Purdue University, Indiana, Estados Unidos, donde conocí al que ha sido mi esposo por más de cuarenta y siete años; un físico mexicano egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, quien, en ese entonces, también realizaba sus estudios de doctorado.

Mi primer vínculo académico con la Universidad Nacional fue en 1982, cuando ingresé a trabajar en el grupo de investigación del doctor Alfonso Romo de Vivar, en el Instituto de Química de esta Universidad. Al cabo de mi estancia posdoctoral, me integré a la Facultad de Química como profesora de carrera titular A. De eso hace ya treinta y siete años. Hoy día soy profesora emérita de dicha Facultad. En todos estos años mi tarea fundamental ha sido enseñar e investigar sobre organismos selectos de la biodiversidad de México, en el marco de la bioprospección. Estas actividades han sido indisociables.

Mi vocación por realizar docencia e investigación la traigo de cuna, ya que crecí en un ambiente de científicos; la ciencia fue parte fundamental de mi educación y de mi familia. Sin embargo, la consolidación de mi trabajo académico sucedió en el entorno intelectual de la UNAM. Por ello estoy muy agradecida con esta institución y, claro está, con la Facultad de Química. En la UNAM encontré mi espacio ideal para desarrollar con libertad, creatividad y pasión los quehaceres universitarios. Mis pares a nivel nacional e internacional así lo han reconocido. Mi dedicación y trabajo constantes han quedado plasmados en la impartición de cursos, tesis dirigidas (más de una centena a nivel de posgrado) y en numerosas publicaciones, cuyos colaboradores han sido mis apreciados estudiantes y colegas. Asimismo, son diversos los reconocimientos que avalan mi recorrido por la UNAM, entre los que destacan: la designación como alumna distinguida de la Purdue University (1998); el Premio Universidad Nacional, docencia en ciencias naturales (UNAM, 2000); el Premio Martín de la Cruz (Secretaría de Salud, México, 2002); el Premio Nacional de Química Andrés Manuel del Río (Sociedad Química de México, 2013); Norman R. Farnsworth Research Achievement Award (American Society of Pharmacognosy, ASP, 2014); ABC Norman R. Farnsworth Excellence in Botanical Research Award (The American Botanical Council, 2019); Heroe of the Journal of Natural Products (American Chemical Society y ASP, 2019); y el Premio para Mujeres en la Ciencia (L’Oreal-UNESCO-AMC-CONALMEX, 2022).

A lo largo de los años, mi rol como universitaria me ha llevado a realizar labores académicas y administrativas. Por otro lado, he tenido el honor de representar a la UNAM ante varias instituciones gubernamentales y he formado parte de diversas comisiones nacionales e internacionales.

La Fundación UNAM ha fomentado la educación, la ciencia y la difusión de la cultura. Ha favorecido, además, la calidad de vida y bienestar de miles de jóvenes que desean superarse y que serán los futuros profesionistas de México. Ellos se encaminarán hacia distintos sectores de la vida nacional y de ellos dependerá el progreso de nuestro país en los campos de la tecnología, la investigación y la cultura. FUNAM ha iluminado el sendero académico de miles de jóvenes y el de mi propia persona.

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