El líder nacional del partido naranja, Dante Delgado, presumió durante meses una estrategia distinta a la del resto de los partidos, más inteligente, con una lectura profunda del panorama político rumbo al 2024.
¿En qué consistía? En esperar.
Esperar los tiempos y acomodos para decidir si Movimiento Ciudadano postularía a un candidato presidencial.
Pero en buena medida era esperar otras dos cosas: que se fracturara Morena, presumiblemente con la ruptura de Marcelo Ebrard, y que se rompiera la alianza PAN-PRI-PRD, por la falta de una candidatura fuerte y la desconfianza que generaba el control de Alejandro Moreno en el PRI.
Mientras esperaba esos dos sucesos, Dante Delgado mantenía su postura, sin abrir una discusión en órganos de su partido.
Tanto esperar y esperar, sin abrir la deliberación interna, le produjo un estallido que su estrategia inteligente y profunda -como la describían los suyos- no previó: el único que se partió en dos fue Movimiento Ciudadano.
Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco y líder dominante en la estructura emecista en su estado, que incluye alcaldes, legisladores locales, diputados federales y senadores de la República, pidió en distintas ocasiones evaluar la posibilidad de que el partido fuese en alianza con otras fuerzas opositoras a la elección presidencial. Anunció que él no buscaría postularse a la presidencia e insistió en discutir la estrategia hasta entonces sostenida por Delgado de que MC fuera solo al 2024.
Dante Delgado echó mano del otro gobernador del partido, Samuel García, de Nuevo Léon, y de un cuadro joven e inexperto pero con un nombre que le da presencia nacional, el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, para descartar públicamente la idea de aliarse con el frente opositor. Pero no dio paso a una discusión en órganos oficiales del partido. Él tomaba las decisiones.
Para ese momento, Xóchitl Gálvez había irrumpido en la escena política y se había afianzado como la más probable candidata del Frente Amplio por México, y en Morena Marcelo Ebrard competía con todo por la candidatura presidencial pero aseguraba una y otra vez que no iba a romper si perdía la encuesta interna frente a Claudia Sheinbaum.
Finalmente, a ruptura se concretó en un desplegado del emecismo de Jalisco, la principal fuerza interna.
De tanto esperar las rupturas en otros lados, Movimiento Ciudadano se rompió.
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