Por: Emilio Pradilla Cobos / POR MÉXICO HOY
Desde el inicio del proceso de metropolización de la capital del país a mediados del siglo XX, la ciudad real ha sido la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Los municipios conurbados en la ZMVM son cada vez más grandes en población y superficie, hasta llegar hoy a ser mayoritarios en estos rublos, aunque económica y políticamente sigan siendo menos importantes que la Ciudad de México. La administración y gestión política de la ciudad real se encuentra así fragmentada entre tres entidades federativas (Ciudad de México, Estados de México e Hidalgo), y 16 alcaldías de la CDMX, 59 municipios mexiquenses y uno hidalguense (76 en total), con atribuciones territoriales y político-administrativas similares. Y los organismos federales siguen aumentando el número de metrópolis y añadiendo entidades municipales a las zonas metropolitanas, incluyendo a la ZMVM que a nuestro juicio no forman parte, realmente, de ellas, basándose en definiciones muy discutibles.
La fragmentación en la gestión de la ciudad real ha traído consigo múltiples problemas de diferencias ideológicas entre los elegidos, duplicación de las iniciativas políticas, falta de unidad en sus características y en la inversión aplicada, rupturas de las rutas de transporte con costo y tiempo adicional y molestias serias para los usuarios populares, duplicidad de la gestión del agua potable, la vialidad, los sistemas de transporte y otros muchos servicios públicos de diferentes escalas. Mucha población vive en los municipios conurbados y trabaja en la Ciudad de México con problemas en su lugar de tributación. La inundación periódica con aguas negras en Chalco, no resuelta por nadie, es un ejemplo, entre muchos, de estas ineficiencias. Este conflicto se repite en otras metrópolis del país.
Desde inicios de los años 90 del siglo pasado, en plena reivindicación de la reforma política para la ciudad capital, se ha planteado la necesidad de resolver esta contradicción del sistema político mexicano sin que las esferas políticas dominantes en cada momento, incluyendo a la hoy hegemónica Morena, se hayan preocupado por resolverla. Se han propuesto hasta reformas constitucionales completas en las cámaras legislativas para resolverla sin que se haya avanzado en su solución real. Cuando el Partido de la Revolución Democrática era de izquierda, y su dirigencia una expresión de la lucha democrática -antes de ser destruido por Andrés Manuel López Obrador– la enmienda constitucional estuvo presente en los programas electorales de su candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Estas propuestas han sido recogidas por diferentes documentos públicos de Un México para Todos; en su texto más reciente se plantea en la siguiente forma:
- “Formar una Asociación Regional de Desarrollo de la Ciudad-Región del Centro de México, para la atención integral y concertada de los problemas comunes y creación constitucional y operativa de un Consejo Metropolitano conformado por las autoridades electas, para la administración de la Zona Metropolitana.”
- “Crear el órgano autónomo especializado para la planeación integral del desarrollo económico-social, urbano-ambiental y de ordenamiento territorial, responsable del proceso de planeación correspondiente a las distintas escalas territoriales, con participación ciudadana en su integración, funcionamiento y control”.
En otros documentos, retomando las reivindicaciones históricas, se planteaba que este Consejo debía formar parte de un gobierno metropolitano que incluyera un Parlamento de la ZMVM, organismos integrados de servicios públicos comunes que eliminen la fragmentación actual en su prestación y resuelvan la enorme desigualdad existente en su prestación cuantitativa y, sobre todo, cualitativa, que es parte sustantiva de la constitución de la gran masa de pobres y pobres extremos que hoy se territorializan en la metrópoli. También se propone que este gobierno metropolitano cuente con instancias de verdadera participación comunitaria representativa, elegida por las bases, para que la democracia sea real. Ahora que Morena es hegemónica en la política nacional y metropolitana, y puede cambiar la Constitución, debería discutir estas propuestas democráticamente y, sobre todo, llegar a soluciones en el tema.
Miembro de Un México para Todos