Por: Carlos Lavore
El proyecto de Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec contempla ferrocarril de carga y pasajeros, carreteras, gasoducto, alta tensión, ampliación de los puertos de Salina Cruz, Coatzacoalcos y Puerto Chiapas, vinculación con el Tren Maya y la refinería y puerto de Dos Bocas. Es la conexión del Pacífico con el Golfo de México y la costa de Estados Unidos (Mobile, en Alabama).
Diez parques industriales a concesionar, de 300 hectáreas cada uno, provistos de agua y energía y destinados a electrónica, semiconductores, automotrices, autopartes, dispositivos médicos, equipos de transporte, metales, petroquímica, agroindustrias. Una Zona Libre de 20 km a cada lado de las vías férreas. El megaproyecto está a cargo de la Armada de México.
Otorga prioridad a los flujos y movimientos de bienes, personas, servicios y capital, los fundamentos del modelo neoliberal. Como el Tren Maya, no parte de las necesidades nacionales, las condiciones regionales de producción y las relaciones socioculturales de los habitantes.
Decisión cupular que ofrece todas las ventajas a la inversión extranjera, al capital financiero, a la explotación de recursos naturales y a la relocalización de empresas. Refuerza el modelo de extractivismo, maquila y explotación de mano de obra; abona a las necesidades estratégicas de EU, fractura al territorio nacional e incrementa la dependencia y subordinación del país. Explícitamente se propone como barrera a los flujos migratorios hacia el norte.
Su ejecución va acompañada de agresiones, despojos y engaños, con desplazamiento de población, alteración de modos de vida, de sistemas productivos comunitarios y fuertes impactos en los ecosistemas de la región (en particular Los Chimalapas), ya afectados con la profusión de parques eólicos instalados sin adecuada planeación y regulación.
La región, muy rica en biodiversidad y bienes naturales, tiene un 35% de población indígena, fuerte organización comunitaria y actividades productivas respetuosas del entorno. Sobre ella hay en curso una colonización territorial militarizada y una crisis socioambiental de larga duración, denunciados sistemáticamente por quienes resisten la imposición y reclaman otro enfoque del proyecto. Por ejemplo:
Integrar un organismo interdisciplinario de evaluación y operación, con gobierno, comunidades, organizaciones y universidades para definir estrategias de remediación, corrección y adecuación del Corredor, a cargo de las autoridades civiles.
Planificar integralmente el desarrollo y el ordenamiento territorial, con participación ciudadana, desde una perspectiva de soberanía nacional, inclusión social y respeto ambiental. La concepción de los proyectos debe partir de las regiones con su población, las necesidades del país y, al final, las relaciones globales.
Limitar la Zona Libre a los puertos y superar la maquila como política industrial, apuntando a la integración de cadenas de valor completas, la transferencia de tecnología y el desarrollo de marcas nacionales. Los parques industriales, en armonía con las potencialidades regionales y el parecer de las comunidades.
Atender las demandas de los pueblos indígenas, garantizando acceso a la justicia, reparación de daños y compromiso de no repetición. Respetar la propiedad social de la tierra. Respetar la vida. Respetar al país.