En el último lustro, México ha emergido como un jugador  en la cadena  global de componentes críticos, un cambio significativo impulsado por el colapso de las cadenas logísticas en la pandemia,  su proximidad geográfica a Estados Unidos, las inversiones en plantas con capacidad tecnológica y sus relaciones comerciales con China y el resto de Asia.

Dichos COMPONENTES CRÍTICOS incluyen semiconductores, tierras raras, materiales avanzados y componentes electrónicos esenciales. Estos elementos son fundamentales para una amplia gama de productos, desde dispositivos electrónicos y automóviles hasta equipos de telecomunicaciones y sistemas de energía, incluso drones, armas y satélites.

Este encadenamiento industrial mundial, es la más clara expresión de la interdependencia global, pues las interrupciones en cualquier parte de esta cadena pueden paralizar la economía del mundo. Éste es  además y sin duda, un tema de seguridad nacional para todos los países y de alta prioridad para los países centrales.

Estados Unidos: ha buscado diversificar y asegurar su proveduría de semiconductores  y se ha asociado con Japón, Corea del Sur y Europa para consolidar su liderazgo en la impresión y procesos clave de producción y calibración, sin los cuáles está trunca la producción de chips.  También ha creado  La Ley de Chips y Ciencia (CHIPS and Science Act) que, aprobada en 2022, fomenta la investigación y el desarrollo, proporciona financiamiento para la construcción de fábricas y apoya la investigación en áreas relacionadas. Es una medida estratégica para fortalecer la capacidad de Estados Unidos en  estas tecnologías moderna y además pretende dejar a China sin acceso a estas tecnologías.

Por su parte China  hoy concentra el 86% del comercio mundial de las tierras raras, pues cuenta con la capacidad y la tecnología para su refinación, y en sus minas produce el 60% de ellas o más. Al mismo tiempo produce del orden de 20% de la oferta mundial de chips y compra el 60% de la oferta mundial de toda clase de semiconductores para la fabricación de aparatos electrónicos.

México está atrayendo inversiones para la construcción de fábricas de semiconductores. Por ejemplo, en 2023, Intel anunció una inversión de $20 mil millones para establecer una planta con tecnología de punta, proyectada para iniciar operaciones en 2025.

En 2023 México produjo aproximadamente el 4% de los semiconductores globales, con una producción valorada en $8 mil millones, que significa un aumento del 15% respecto al año anterior y aunque no es un productor de tierras raras, ha comenzado a desarrollar capacidades de refinamiento y procesamiento.

Las inversiones tanto en capital fijo como en la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías de producción, refinación, calibración, impresión de componentes electrónicos, sin duda deberán ofrecer a México la oportunidad de convertirse en un líder en la manufactura de componentes críticos y en la innovación tecnológica. Enfoquemos los esfuerzos de promoción y atracción hacia estas ramas.

México está emergiendo como un jugador mundial estratégico, por ello es vital que continúe desarrollando su capacidad  a través de investigación y desarrollo y la creación de talento nacional que se coloque con éxito en estas industrias. Aunque enfrenta desafíos relacionados con la competencia con Taiwán, Japón, Corea del Sur e India, también puede considerar la cooperación  y la colaboración internacional como una vía para aumentar su competitividad y sin duda, utilizar la Alianza Estratégica Integral con China, como una vía esencial de desarrollo.

México está posicionado para ser un nodo central en el mercado de componentes críticos, y con ello contribuir al equilibrio  de la cadena de suministros del mundo. Avancemos con pasos firmes.

Integrante de @pormxhoy

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