Por Félix Hernández Gamundi y Abel Clemente
Según datos de Conagua, en México hoy opera el 67% de las 2,786 plantas municipales de tratamiento de agua residual (PTAR), pero se estima que su eficiencia es menor al 40%, debido a la falta de colectores, de mantenimiento y de presupuesto para pagar la energía eléctrica que demandan. En el ámbito municipal sólo se trata el 52% del agua captada y en la industria el 32% de sus descargas.
Las PTARs generan lodos activados que son materia orgánica susceptible de generar emisiones de GEI. Esos lodos no se aprovechan e implican altos costos para su disposición final. Cada m3 de esos lodos, produce en promedio 106 m3 de biogás, de los cuales el 65% es gas metano y el 35% es CO2 . Este metano es gas natural aprovechable como fuente primaria de energía que de acuerdo con la COP16, se cataloga como energía limpia y el CO2 es aprovechable en la industria. Por ello es inaceptable, que siendo la factura de la energía el componente mas elevado (83% aproximadamente) del costo de operación, muchos municipios “apagan” sus PTARs, por falta de presupuesto.
De no modificarse este escenario, significa para México la contaminación de todos sus ríos, lagos, litorales, aguas subterráneas, etc., situación que seguirá cancelando oportunidades y generando un gran obstáculo para el desarrollo sostenible.
Enfoquemos las políticas para el manejo y aprovechamiento del agua residual con una visión efectiva.
Desde los 80 se habla de una “Nueva Cultura del Agua” que induzca a la población hacia el uso responsable de este recurso a través del pago del consumo. Y aunque NO negamos que pagar es importante, NO BASTA. Tendremos que considerar los factores detonantes y tomar acciones correctivas y de mitigación, sin más retraso. Estamos ante una EMERGENCIA NACIONAL.
-Partamos de reconocer que hemos generando una crisis hídrica causada por el cambio climático, el desperdicio y la contaminación del agua, entre otros factores; y que esta crisis se acrecienta por la falta de políticas públicas, recursos, manejo e infraestructura, para el sector agua.
-Los lodos generados en las PTARs pueden ser aprovechados energéticamente, reduciendo las emisiones de GEI y sus costos de operación.
-Es urgente rescatar a las instituciones dedicadas al desarrollo y transferencia de tecnología para el agua y la energía. Y en paralelo, fortalecer los centros de investigación del sector agroalimentario, forestal y de gestión integral de residuos, para realizar con bases científicas sólidas, tanto la remediación como la prevención del daño ambiental.
-Es urgente realizar una gran campaña de concientización para alcanzar una nueva cultura que redimensione nuestra relación con el agua y la energía, a nivel individual, de las empresas, de los municipios y de la sociedad en su conjunto.
-PRIMERO LOS POBRES: el tratamiento del agua residual debe rebasar a las metrópolis y también dedicarse a los municipios con menor densidad poblacional, pues la mayoría de ellos se encuentran en situación vulnerable por pobreza energética e hídrica. Esto redundará en reducciones de morbilidad y mortalidad asociadas a contaminación y en beneficio de la salud humana y de los ecosistemas.
Todo lo anterior solo será posible si somos capaces de desarrollar un nuevo modelo institucional y jurídico para la administración y gestión del agua y la energía, basado en la planeación democrática de estos recursos estratégicos para la NACIÓN.
Integrantes de @Pormxhoy