Cuando hablamos de bitcoin, pareciera nos adentramos a un mundo virtual que, por no ser tangible, nos complica su comprensión en los intercambios mercantiles cotidianos. No obstante, es una realidad que poco a poco se van estableciendo, las criptomonedas, como mecanismo de pago y la realización de transacciones como resultado de un fenómeno social y los avances tecnológicos.
A pesar de que se trata de instrumentos de pago aún ajenos a las regulaciones financieras específicas, poco a poco las leyes nacionales se han visto en la necesidad de regularlas.
En México, a partir de 2014, el Banco de México advertía que las criptomonedas no se tomaban en cuenta como divisa de uso legal, señalando que Banxico no las regulaba ni supervisaba. Es más, señalaba que “su función como medio de pago no está garantizada toda vez que los comercios y demás personas no están obligadas a aceptarlas”.
No obstante, con el paso del tiempo, por los avances tecnológicos y, sobre todo, por la fuerza que han adquirido, el gobierno de nuestro país se ha visto obligado a emitir regulaciones respecto a las criptomonedas y criptodivisas.
En 2018 se publicó la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (Ley Fintech), con la que se crea un comité interinstitucional encargado de atender los asuntos, asumir decisiones y autorizar en los temas relacionados con la tecnología financiera y las instituciones de tecnología financiera, integrado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el Bando de México (Banxico) y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Cuando la ley habla de instituciones de tecnología financiera (ITF), hace referencia a aquellas plataformas cuyo propósito es ofrecer servicios financieros. Entre esas instituciones se encuentran las de fondo de pago electrónico, de financiamiento colectivo y las que operan con activos virtuales.
La Ley Fintech reconoce el uso de activos virtuales, entendiéndose por estos, “la representación de valor registrada electrónicamente y utilizada entre el público como medio de pago para todo tipo de actos jurídicos y cuya transferencia únicamente puede llevarse a cabo a través de medios electrónicos (artículo 30).
En consecuencia, la realidad virtual nos alcanzó y la ley ya reconoce la existencia y uso de las denominadas criptomonedas, como medio de cambio a un valor establecido por el público. El posible riesgo, es que no son emitidas ni están respaldadas por ningún banco central o entidad financiera.
La realidad es que las criptomonedas, como el Bitcoin, por ser precisamente activos virtuales, presentan cierta complejidad para la regulación por parte de los Estados. La ventaja que representan de mover cantidades de dinero fuera de las restricciones gubernamentales, las vuelven no solo atractivas sino hasta cierto punto necesarias, frente a las altas comisiones que se cobran en el envío de recursos.
En 2018 la SHCP publicó las regulaciones que establecen los requisitos para que las instituciones de tecnología financiera operen en el país, que establece entre otras cosas, la implementación de medidas para evitar riesgos, la identificación clara del cliente, la información deberá estar disponible para consulta de la CNBV, el monitoreo de las transacciones de los clientes, clasificar los niveles de riesgo, reportar operaciones inusuales a Hacienda, reportar transferencias internacionales, entre otras.
Las criptomonedas y los movimientos a través de activos virtuales, abren un abanico de oportunidades que puede resultar positivo, con la debida supervisión de las autoridades. Este es el caso del envío de remesas que es un atractivo para las instituciones de tecnología financiera y para los propios migrantes, pues el volumen de negocios de las remesas que envían los migrantes mexicanos, principalmente desde Estados Unidos, alcanzó en 2020, los 39,500 millones de dólares.
Se estima que el envío de remesas por este tipo de movimientos sería una opción viable, eficiente y menos onerosa para los migrantes que los mecanismos actuales para realizar envíos.
Por ejemplo, las remesas enviadas a través de la criptomoneda XRP representan beneficios beneficios como que el envío se realiza en segundos y el costo se reduce en hasta un 50 por ciento. El crecimiento del envío de remesas mediante estos activos virtuales continúa: en noviembre de 2019, se movilizaron 10 millones de dólares de remesas por semana desde Estados Unidos y para abril ya fueron 42 millones de dólares por semana, lo representó un crecimiento del 320 por ciento y el 6 por ciento de todas las remesas que los connacionales enviaron por la plataforma Bitso. El promedio semanal de envío de remesas fue de 715 millones de dólares.
La realidad virtual, junto con los denominados activos virtuales, son una realidad que amerita la permanente vigilancia de las autoridades hacendarias para evitar cualquier tipo de daño a los migrantes que ya utilizan estos mecanismos para enviar dinero a sus familias.