A dos años del comienzo del actual gobierno federal el balance de resultados en materia económica, educativa, salud, seguridad, empleo y situación social, es negativo con base en datos objetivos. El manejo unipersonal del gobierno, dejando de lado en andamiaje institucional que permite a todo gobierno un ejercicio de la administración pública con base en el ejercicio de atribuciones y competencias, centraliza las decisiones en un solo hombre que ha demostrado no ser infalible.
México, a dos años del actual gobierno, se encuentra hundido en una profunda triple crisis: una crisis económica, iniciada antes de la pandemia y agravada con ella, con millones de desempleados, incremento de la pobreza y profunda recesión; una crisis de seguridad, con altos niveles delictivos pese a su militarización y una crisis sanitaria que parece no tener fin, con ya cerca de 80 mil muertes, por el manejo irresponsable de la pandemia por parte del gobierno.
Recordemos que antes del inicio de la pandemia, México ya se encontraba con cero crecimiento e inmerso en la ruta de la recesión económica. La determinación del presidente de cancelar el Aeropuerto Internacional en Texcoco fue un mensaje ominoso que mermó la confianza y generó incertidumbre que se vio reflejada en la caída de la inversión, el deterioro de sectores como el de la construcción y freno en el consumo interno.
En materia de seguridad, a pesar de las altas expectativas del gobierno por la creación de la Guardia Nacional, la estrategia de seguridad ha demostrado ser ineficaz, como lo demuestra el hecho de que su primer año de gobierno ha sido el más violento en la historia del país, ya que tan solo en 2019 se registraron 35,635 homicidios dolosos y en los primeros 20 meses del actual gobierno se han registrado casi 60 mil homicidios, 97 cada día en promedio, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Un delito que no disminuye, pese a la afirmación en contrario del presidente, es el relativo a los feminicidios, es decir la muerte violenta de mujeres por razones de género. Tan solo de enero a junio de 2020, se registraron 489 feminicidios en el país, lo que representa un incremento del 9.2 por ciento de los registrados en 2019. Entre marzo y junio se incrementó de 295 a 309 asesinatos de mujeres, al igual que las llamadas telefónicas de emergencia que pasaron de 63 mil a 90 mil.
Es preocupante el nivel de impunidad que prevalece en el país. El saldo negativo de la estrategia de militarización con el despliegue de Fuerzas Armadas en el combate a la inseguridad pública demuestra la ausencia de una estrategia integral de seguridad pública.
En materia de salud, las deficiencias del sector más las erráticas decisiones han colocado al país como uno de los de más alta letalidad por COVID-19. Lo cierto es que en el fondo de esta situación se encuentra el nivel de atención que se le ha dado a la pandemia.
El aislamiento o confinamiento fue una de las primeras acciones asumidas por algunos de los gobiernos y la instrumentación de mecanismos de vigilancia para evitar los contagios, ha acompañado al confinamiento, como el cierre de fronteras y aeropuertos, la práctica de pruebas para detectar contagios, el uso de cubrebocas y apoyo a la población para evitar el incremento de contagios, han sigo algunas de las acciones.
En este contexto, contrasta la situación en México, donde el gobierno ha actuado con exceso de confianza y la adopción de medidas coyunturales que no previenen en nada la propagación del virus, situación que parece no tener fin ahora que se ha autorizado el regreso a las actividades productivas, sin haber aplanado nunca la curva de contagios y sin escuchar las voces que piden un cambio en la estrategia de combate a virus. En estos días llegaremos a las 80 mil muertes ¿Cuántas muertes hacen falta para corregir la estrategia?
Esta triple crisis económica, se seguridad y sanitaria, exigen del gobierno acciones para reactivar la economía, la aprobación de un ingreso vital para las personas que se han quedado sin empleo y una visión humanitaria en su estrategia de seguridad pública y en la estrategia de atención a los contagios por coronavirus para evitar más muertes.
Resulta preocupante que en el centro de las decisiones del gobierno, plasmadas en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021, se encuentre la materialización de proyectos como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto de Santa Lucía y no, como debería ser, acciones determinantes para disminuir los homicidios dolosos y las muertes por la pandemia.
En este saldo negativo, el gobierno propone reducciones a áreas estratégicas en estos tiempos de crisis, como la desaparición de fideicomisos cuya ausencia afectará la salud, cultura, deporte, investigación, periodismo, educación, seguridad y otros rubros, de la población. Entre ellos, propone desaparecer el Fondo Metropolitano, instrumento con el que se realizan obras de impacto en las zonas metropolitanas del país y que debería mantenerse como mecanismo de reactivación económica regional en Estados y Municipios del país.
En un gobierno que asume decisiones del pasado para enfrentar los problemas actuales ¿Hasta cuándo prevalecerá la voluntad de un solo hombre en perjuicio de millones de mexicanos?